Secundaria de clones (Clone High) (Serie de TV)

Los directores de Lluvia de albóndigas se estrenaron a lo grande con esta genial serie animada de televisión dirigida al público adulto que es , sin exagerar, una de las más divertidas de la historia dentro de este campo. Hay millones de gags por segundo, incluso en los créditos. Algunos episodios tienen incluso gags "subliminales" que obligan a parar la imagen para verlos.

La premisa es brillante: agentes secretos del gobierno clonan a personajes famosos de la historia y los hacen convivir en el mismo instituto. Los protagonistas principales son Abe (Lincoln), Joan (Juana de Arco), Cleopatra, Gandhi y JFK, pero hay muchos más que dan pie a gags sobre sus referentes históricos.

Esta premisa, por sí sola, ya daría para un montón de gags, pero además la serie es una parodia del típico culebrón de instituto...iba a decir el típico culebrón americano, pero en España también hemos tenido nuestros "Física o Química" y similares. Aunque obviamente al tratarse de una serie estadounidense los referentes son yankis. Ahí tenemos al padre adoptivo de Joan, una descacharrante parodia del típico negro "impedido" pero "sabio", que comienza todas sus frases diciendo "Tal vez sea ciego pero..." para soltar despuésuna supuesta conclusión esperanzadora que por supuesto nunca arregla nada.

Curiosamente, además de hacer reír, la serie engancha más que las series que parodia, ya que aunque toma sus arquetipos y los ridiculiza, sabe perfectamente cómo crear la intriga imitando a la perfección todos los trucos de esas series llevándolos al extremo (todos los capítulos se presentan como "un episodio especial de Clone High")...y a veces consiguiendo incluso que nos den lástima los personajes, sobre todo el de Joan, una adolescente gótica (algo le debió quedar de que su antecesora fuera quemada en la hoguera), enamorada a su pesar de Abe Lincoln, un zoquete de cuidado que pierde los papeles por la golfa de Cleopatra, que también vuelve loco al ligón redicho de JFK. Para mayor delirio se añade un juerguista Gandhi que se mete en toda clase de aventuras surrealistas. Fue el retrato de este último personaje el que provocó protestas en la India, que en última instancia contribuyeron a la cancelación de la serie. Una pena porque queda incabada, aunque el último episodio termina en un punto álgido. Los hindúes deberían haber comprendido que aquí no queda títere con cabeza: se ríen de los americanos, de personajes históricos, de los ciegos y de lo que haga falta.

Pero todos, incluso el villano representado en el chiflado director del instituto (al que acompaña un mayordomo robot mucho más sensato), son tan torpes o desdichados como carismáticos y entrañables.

Por si todo lo dicho os parece poco la dirección artística, animación y diseño de personajes están muy por encima de la media de la mayoría de series animadas para adultos, recordando mucho al estilo de Genndy Tartakovsky en El laboratorio de Dexter.