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Robar a Rodin

6,8
41
Documental Una mañana de junio de 2005, los guardias del Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, notaron que una millonaria escultura de Auguste Rodin, había sido robada. 24 horas después del suceso un tímido estudiante de arte regresa la pieza argumentando que la había robado como parte de un proyecto artístico. Un documental sobre los dilemas del arte que entrelaza la figura de uno de los más famosos artistas modernos europeos con uno de los ... [+]
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
10 de noviembre de 2017
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“Robar a Rodín” es un documental que puede generar diversas reacciones desde la vergüenza porque se robaron en Chile una pieza de August Rodín, risa o simplemente asombro por tan original forma de expresar arte sustrayendo una pieza exclusiva de museo.
Corría la mañana en el año 2005 en el Museo de Bellas Artes de la capital, donde se exhibían esculturas de reconocido artista francés August Rodan, algo que parecía rutunario se convierte en el asombro del país pues una de las piezas denominada “El Torzo de Adele”, de 20 kilos de peso ha desaparecido; las cámaras, los sensores de peso y los guardias no se dieron cuenta de la sustracción. Desde ese momento se encarga a un fiscal especial comenzar la investigación, la vergüenza nacional se apodera de todos como alguien a vista y paciencia de todo el mundo roba una pieza de un artista de renombre mundial que seguro iba a ser vista solo por los santiaguinos y el resto escasamente iba tener idea de aquella exposición.
Lo más asombroso es que posteriormente la obra aparece en una comisaria entregada por un joven que dice que se la encontró pero realmente al correr los minutos dice que es el autor de lo que denomina una intervención artística su robo, algo así como un trabajo de investigación que aduce cierta etapas como que en la ausencia echas de menos algo, analizar la mediatización de ese acto y la vuelta a la normalidad que son etapas que forma parte de lo planificado.
El documental de Cristóbal Valenzuela y María Paz González tiene muchas tomas aéreas sobre Santiago, logrando una perspectiva de las muchas historias que se pueden ocurrir en esa gran urbe y hace un zoom a esta historia en particular que nos lleva a personajes tales como los guardias, curadores de arte, ministros, encargados de cultura, público en general y jóvenes artistas que forman parte del espectro de su particular mirada y forma de ver y sentir el arte.
“Robar a Rodan” te causa sensaciones encontradas y es casi imposible no hacer paralelismos con un hecho ocurrido en 1911 y que el film lo menciona cuando se robaron la Mona Lisa, que desapareció por más de dos años y fue recuperada cuando Peruggia fue atrapado luego de que le entregara la pintura a Alfredo Geri, un anticuario de Florencia. Ese hecho obviamente acrecentó el enigma de dicha obra al igual que puede ser con la de Rodin que ahora carga con una nueva historia que debe ser contada por todo el mundo y “made in Chile”


“La perdida trae de vuelta a la memoria lo que no está”, es la frase por donde gira el documental y desarrolla su trabajo argumental en torno a ella. Los personajes son sometidos a esta interrogante y llegan a la conclusión que sin este robo y la ausencia posterior hizo que la gente acudiera en masa a esta muestra que tuvo más de 300 mil visitas. Queda la duda si realmente fue una defensa inteligente para evadir la justicia o realmente existió aquel trabajo artístico.
“Robar a Rodin” es sin duda un documental lleno de interrogantes no resueltas pero sin duda el proceso interesante por lo heterogéneo de los personajes entrevistados lo hace un trabajo interesante que vale la pena ver.
David Lizana Barros
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27 de noviembre de 2017
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Con momentos propios de la cadencia de un documental pero con otros cargados de una extraña comicidad que nos exhibe aspectos poco analizados en la idiosincrasia chilena, "Robar a Rodin" (2017) es una recomendación más que interesante por una serie de factores.

El solo hecho que la historia del robo de una pieza de Rodin en Chile en 2005 siga en la memoria de toda una generación es un hito a destacar y más aún si detrás hay una atractiva radiografía social hábilmente explotada por Cristóbal Valenzuela, con una pizca precisa de ironía, sarcasmo pero todo dando pie a la verdadera reflexión: El particular perpetrador ¿tenía razón en su cuestionamiento social?

Los testimonios, el Chile de esa entonces (en realidad no muy distinto al de 12 años después) y la perplejidad de un sistema golpeado por sorpresa en su precariedad, no solo estructural sino mentalmente, son parte de una secuencia rica en cotidianidad y con una mezcla atípica de comedia de equivocaciones y profunda reflexión artística - filosófica.

Por cierto que el manejo visual tan bien logrado en cuanto al aire que se le da a testimonios y situaciones, muy de reportaje a ratos, en otras se pierde, en especial a la hora de los planes aéreos o cuando el relato cae en un espiral donde no estamos seguros cuán útil es finalmente.

Recomendación:
Buena. Tiene mucho de Chile en su ADN, en su manera de resolver el caos, de generarlo y además entrega una más que interesante reflexión.

=Cité de Buyinski= www.buyinski.wordpress.com
buyinski
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