Quiet City

Hace unos meses, tras el visionado de "Bestias del sur salvaje" me cabreé muchísimo y comencé una cruzada personal en busca de obras que encajasen en mi idea de lo que el cine independiente debería darme. Quizás sin ese cabreo, nunca hubiera visto la obra que nos ocupa: Quiet City de Aaron Katz. En su momento, cuando me adentré en la obra de Katz, me llamo la atención que se comparará a esta película con Antes del amanecer (No son las únicas, otras como Buscando un beso a medianoche o Luke & Brie are on a First Date también podrían dar pie a la comparación) pero tras su visionado, lo único que tienen en común es un punto de partida similar en el fondo, pero es en la forma, donde ambas obras se distancian.

Jamie va a Nueva York a pasar unos días de vacaciones con su amiga Samantha. En el metro buscando la dirección exacta del café donde ha quedado con ella, Jamie le pide ayuda a Charlie, un desconocido con el que se cruza en la desierta estación. A pesar de que Charlie intenta explicar cómo llegar al restaurante, decide acompañarle ya que no tiene nada que hacer.

Y esta es el fondo que se repite en ambas películas: Dos extraños se conocen; se atraen y pasan tiempo juntos como si el mundo se detuviese en ese mismo encuentro, sin importar a donde iban o que tienen que hacer. En cambio el fondo ya difiere de "Antes del amanecer" en esta película la relación es realista, creíble y mucho más cercana a cualquiera de nosotros. Cuando señalo esta obra como realista me refiero a algo que me chirrió en la obra de Linklater: Las charlas filosóficas y tremendamente densas sobre el origen del amor, la vida y la felicidad; seamos claros, si tú conoces a alguien y te viene con esas conversaciones sin conocerlo, huyes.

Jamie y Charlie se atraen, pero a la vez se tratan con cautela y prudencia, quizás ambos invadidos por las dudas “¿Él está siendo simplemente amable?” “¿Ella está conmigo solo porque no tiene a dónde ir?”, o tal vez, sencillamente porque ambos tienen sentimientos hacia otras personas. A pesar de esta barrera autoimpuesta que les reprime parcialmente, somos participes de su complicidad y atracción, aunque al igual que en "Lost in translation" no necesitamos que se diga algo para saber lo que está pasando entre esos dos desconocidos.

Una historia sin muchas aspiraciones, más que la de contar una historia de amor. Ya cada uno encontrará el romanticismo donde quiera, quizás al final o quizás durante toda la película, en esas conversaciones banales, personales y absurda o en esas cosas cotidianas, que son, en definitiva las que nos acaban conquistando de la otra persona.

Crítica originalmente escrita para http://www.cinemaldito.com/

“Premiado drama romántico independiente equiparado a las dos películas de Richard Linlaker "Before Sunrise" (Antes del amanecer) y "Before Sunset" (Antes del atardecer).”

A mi personalmente no se me ocurriria comparar películas de la altura y con el contenido como el que se gastan las de Linklater, con imagenes y momentos mágicos que quedan en el recuerdo con el paso del tiempo, del que se pueden sacar tantas cosas, con la cinta de Aaron Katz que aquí nos ocupa.
Película, por otra parte, agradable de ver, aunque sin demasiado ángel, y algo pretenciosa.
La acercaría al movimiento independiente de los últimos años, y mas que un drama romántico la definiría como un constante deambular sin rumbo fijo de la pareja protagonista, un encuentro entre dos personas, con un principio y un final. Claro, entiéndase un final de aquella manera.
Sentiría la necesidad de compararla con Once, pero no por nada más que por que la vi hace relativamente poco tiempo, sino fuera por el nimio detalle de que aquí el alma musical es escaso casi nulo, y las escenas rara vez trascienden de lo meramente continuista de la historia.
Podría ser parte de los bonitos comienzos de un director a tener en cuenta en el futuro, pero hasta mal me siento diciendo que lo veo todo muy verde para que me diga o transmita algo.
El futuro dirá qué será.

En esta, su segunda película, Aaron Katz nos cuenta una historia, cuanto menos agradable, donde una chica ha quedado con una amiga, pero esta no acude a la cita, y la chica se queda colgado en compañía de un hombre, que la acoje en su casa.

Bueno, el film destila cierto aire agradable, de estas situaciones donde te sientes a gusto, y que no te hubieran importado que ocurriesen de verdad en tu vida. Su protagonista, Erin Fischer, está muy bien, la historia es correcta, pero poco más, decae un tanto en su desarrollo, y al final yo diría que a pesar de su corta duración, queda un pelín larga, y no bien resuelta del todo.

No obstante se puede ver, que ya es decir más que el resto de la filmografía del amigo Katz.

Me encantan las películas de Linklater ("Before sunrise", "Before sunset"), y eso fue lo que me llevó a ver esta película, y eso mismo es lo que me lleva a enfadarme con este intento de copia sin gracia (no sé si incluso "desgraciado"), y a amar más a Linklater, porque gracias a "Quiet city" uno entiende los riesgos que tomó el original al filmar escenas y conversaciones cotidianas y pretender que de lo banal surja la chispa y la empatía del espectador.

Ni que decir tiene que no surge nada de esto en la obra de Aaron Katz, sino más bien los bostezos (como diría Carlos Boyero), el sueño y una hoguera que preparas para ver si metido en ella el protagonista masculino muestra alguna emoción. Creo que tendré pesadillas con su permanente gesto de bobalicón sin afeitar. Aún así no tengo opción: después de esta película sólo puedo cerrar los ojos (y no aceptar invitaciones de extraños, por muy perdido que esté en una ciudad).