Un beso de Navidad (TV)

Cierto es que hay muchos tipos de cines. Cierto es que hay muchos géneros de películas. Cierto es que dentro de un mismo género hay muchas películas diferentes, o ¿quizás no?, quizás cada vez menos películas diferentes. Quizás la sociedad sigue su curso y la mayoría de la industria cinematográfica el suyo. Porque se vende un producto tan artificial, tan sintético, tan idílico como irreal, tan aparente, tan fingido, tan forzado que cuesta desde el minuto uno meterse en el guión superficial, nulo, ausente.

El cine se ha convertido en una máquina de churros (nunca mejor dicho), de fabricación en cadena, como todo lo demás. Ya no se trata de hacer un buen producto, se trata de hacer muchos productos en cadena y sacar por ello un beneficio económico. En este mundo de hoy donde (como decía el bueno de José Luis Sampedro) se ha establecido una cultura que ha convertido todo en mercancía, el cine no iba a ser una excepción. Las películas ya no son un reflejo de la sociedad en la que se vive, sino que es una mercancía más, una mercancía de comprar - usar - tirar - olvidar. Solo el cine visto como negocio es un reflejo de la sociedad actual.

Los ingredientes de esta película son sencillos, cuento de hadas, donde mujer maravillosa e incomprendida en la vida se cruza con hombre maravilloso e incomprendido en la vida, siendo un cuento de hadas están predestinados a enamorarse, y punto. Teniendo el guión sólo es necesario ponerle un bonito envoltorio:

- Los dos han de ser físicamente muy atractivos (también los actores secundarios), como en la vida real.
- Los dos van vestidos a la última en tendencias de moda, como en la vida real.
- Los dos viven en lujosos apartamentos para singles, como en la vida real.
- Los dos tienen unos buenos puestos de trabajo que les permite ser financieramente independientes, el dinero nunca será un problema, como ocurre con los jóvenes de hoy día en la vida real.
- Los personajes han de ser perfectos, atentos, comprensivos, inteligentes, simpáticos, risueños. No tienen complejos, ni miedos, ni enemigos, ni poros en la piel, ni arrugas, ni caries, ni gases. La perfección no adminte fisuras. Como en la vida real.

Crear una película de este tipo es bastante sencillo, actores hermosos e historia pastelosa de fondo. Con un mundo globalizado como el de hoy poner una película de este estilo en las televisiones de medio mundo es sencillo. Con lo cual, coste de producción bajo, beneficios por el número potencial de espectadores a nivel mundial alto con respecto a los costes de producción. Pues nada, ya tenemos la mercancía lista, beneficios garantizados. Y cuantas más películas similares se saquen más mercancía para vender tendremos, más beneficios. Se puede repetir el proceso una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez... Y de este modo se componen nuestras programaciones televisivas, carteleras, mercado discográfico, etc...

En este caso la mercancía se llamaba "Un beso de Navidad", y como el resto de la mercancía seguirá su ciclo de vida: comprar - usar - tirar - olvidar.