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La calle del vicio

Drama. Romance La Viaccia es una finca que no pertenece a quienes la cultivan, sino al tío Fernando, un comerciante avaro y astuto que la recibió en herencia. El padre de Amérigo no puede recuperarla, y su hijo primogénito, poco aficionado al cultivo de la tierra, prefiere marcharse a la ciudad. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
16 de octubre de 2011
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de un joven campesino (Belmondo) que tras viajar a la ciudad perderá la familia, el empleo, la honradez, la herencia (la viaccia) y hasta la propia vida a causa de un apasionado amor no correspondido hacia una bella prostituta (Cardinale). La película es una sórdida crónica de este proceso de destrucción.
Realizada en el mismo año que "El bello Antonio", una nueva muestra del gran artesano y meticuloso cineasta que fue Bolognini, capaz de hacer dos magníficas películas en un mismo año. De mucha belleza plástica (aún acusando influencias viscontianas, es una película de sello autoral suficiente, que nunca la hacer ser una obra manierista), considerable guión y con la penetración psicológica del mejor cine de su realizador, es una muy buena película que pudo ser bastante mejor de no ser por la inoportuna y mala interpretación de un improbable Jean-Paul Belmondo. El francés no configura su personaje con la complejidad que éste requería y el desarmante talento y belleza de Claudia Cardinale lo sepultan aún más en su mediocridad. Fue la película de mayor relevancia crítica en la carrera de Bolognini (para muchos su obra maestra).
kafka
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3 de marzo de 2011
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Viaccia es una película muy característica del estilo habitual recargado y esteticista del director italiano, Mauro Bolognini, que siempre ha cuidado más la forma que el contenido de sus historias (otros ejemplos de su cine son La gran burguesía o La herencia Ferramonti, cortados por el mismo patrón).

Aquí, se nos cuenta esa esperada herencia de la familia Casamonti que va pasando de uno a otro miembro donde prevalece el ansía de poder y la rivalidad entre hermanos. El planteamiento inicial es interesante con un dilema universal como es el reparto de bienes de la finca en una humilde familia de campesinos y como el personaje interpretado por Belmondo se va introduciendo en la ciudad para subir de escala social. No obstante, los acontecimientos están narrados de una manera anodina, sin apenas profundizar en los personajes y con secuencias vacías de contenido.

Todo gira en torno a una ambientación tan estética y plástica, al estilo viscontiano, que llega a agotar por exceso (un burdel aristocrático adornado por infinidad de elementos de atrezzo como armarios, cuadros, espejos, lámparas y sofás con encajes bordados). Nada que objetar en este sentido al igual que el adecuado uso de la fotografía en esa Florencia del Siglo XIX. El problema reside en una falta de implicación emocional tan evidente que llega a contagiar al espectador.

Belmondo se encuentra incomodo en un papel desganado alejado de sus logrados trabajos en policiacos de cine francés como El confidente o El guardaespaldas, ambos de Melville. El mayor atractivo de la película reside en la sensualidad y el poderío físico de una bella Claudia Cardinale (su actuación en La chica con la maleta sigue siendo mi favorita) como prostituta desencantada en un papel que hubiera necesitado un mejor desarrollo.
Antonio
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2 de marzo de 2006
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mauro Bolognini nos introduce, con esta película, en dos ambientes muy diferentes de la Italia de finales del siglo XIX. Por una parte retrata la vida miserable de una familia de agricultores, en una aldea próxima a Florencia; y cómo se desatan las ambiciones de todos los componentes cuando se produce la muerte del patriarca. Para no dividir o malvender las tierras a heredar, quedan estas en usufructo del hijo primogénito, Ferdinando (Paul Frankeur), aunque todo el peso del rudo trabajo ha recaído en otro hermano, el padre de Amérigo (Jean-Paul Belmondo).

Amérigo se va a vivir como criado del tio Ferdinando, que regenta con su mujer una taberna de Florencia. Bolognini nos ofrece a partir de aquí el distinto ambiente de la capital, recreando con maestría la belleza monumental, el comercio bullicioso, el mundo de los burdeles para ricos. En uno de estos trabaja la hermosa Bianca (Claudia Cardinale), en cuyas redes cae el infeliz muchacho, a quien le hastía la vida dura del campo. Comienza un sórdido romance, cuyos avatares constituyen la esencia de la historia, un drama novelesco muy del estilo de aquella etapa histórica.

Sin alcanzar la plenitud de otras obras maestras del cine italiano de los sesenta, esta es al menos una película digna, que vale la pena ver.
ANTOINE
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15 de enero de 2007
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este tipo de películas parece haber sido de influencia crucial en la filmografía de Pedro Almodóvar, por razones diversas, solo que esta cinta esta cargada de una bella sobriedad y recato (narrativamente hablando), por encima de sus fastusos decorados y vestuarios, que la hace encantadora; dueña de una atmósfera agridulce, como consecuencia del tratamiento del argumento y puesta en escena, para nada pretensiosos, muy humana y sensual como la hermosa protagonista y su respectiva pareja, ambos demostrando clase, naturalidad y talento acompañados de secundarios notables. Recomendable, fácil de verla, de entenderla y sentirla.
rey
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