Últimos días de la víctima

-Argentina-

"No cabe duda de que, tras las manifestaciones de este tribunal y, en mi caso, después del arresto y del interrogatorio de hoy, se esconde una gran organización."



En 1982 (fecha de estreno de este notable film), militares argentinos desembarcaron en las Malvinas. Ese momento supuso el remate, chapucero y perentorio, de la tablita, la noche de los lápices, La Escuela Mecánica de la Armada y demás obsequios de la dictadura de los Videla, Galtieri y filántropos varios. Jóvenes sin entrenamiento militar fueron reclutados para defender el orgullo patrio en el Atlántico Sur; un objetivo que no tenía más razón de ser que estirar la agonía de una crisis política y económica que ya tenía sentenciado el régimen militar. La prensa tergiversaba, alimentaba la sensación de victoria imposible, de orgullo nacional. Habían ganado el Mundial, ahora ganarían la guerra. Nadie daba explicaciones reales. Se perpetuaba la mentira sometida a una maquinaria incomprensible de control, tortura o engaño. Algo deforme sobrevolaba el cielo de Buenos Aires, algo incomprensible formado de medias verdades y violencia.





-El sicario-

"Alguien debió de haber calumniado a Josef K., puesto que, sin haber hecho nada malo, fueron a arrestarlo una mañana."


Un asesino despierta. Empieza la incertidumbre, la paranoia; una búsqueda constante del sentido de lo que sucede entre tanta ambigüedad. Este asesino es argentino, pero también es la propia Argentina pese a su enorme coraza de kafkiano individualismo. Aristarain nos enseña el pataleo de un tipo que, cansado de no comprender, cuestiona lo que le rodea. Se hace preguntas y obliga a que nos las hagamos nosotros. Esta película es de nacionalidad argentina y del 82...

¿Vos creés que es casualidad pibe?





-Divagaciones-

"Los altos funcionarios se esconden. Sin embargo, éste está sentado en un trono. Todo es invención, -dijo Leni con la cara inclinada sobre la mano de K., -en realidad está sentado en una silla de cocina con una vieja manta de caballo cubriendo el respaldo y el asiento."

(...)

Espectacular!! Grandísima dupla Aristarain-Luppi, dicen que no hay mejor pareja en el cine argentino, ambos considerados, director y actor, como dos de los más grandes que ha dado el cine latino. Y no es un decir, pues queda rotundamente confirmado en este thriller policiaco, después del cual, Aristarain, tuvo que esperar diez años para poder estrenar una película en su país.
La película tiene una trama digna del mejor cine negro de los '40, y que bien podía haber sido obra del mejor F. Lang. Con unos diálogos sobresalientes, y con tal contundencia, sobre todo emanados de la boca de Luppi, que te obligan a arrinconarte en la silla y firmar la rendición absoluta ante él, sin que te haya apuntado aún con su revólver...; un Luppi, que da vida a Raúl Mendizábal, un asesino a sueldo, sin escrúpulos, metódico, y capaz de llevarse a cualquier dama, o eso cree él...
El film queda completado con un elenco que lo enriquece notablemente, estando a la altura todos y cada uno ellos.

Juro que no me quedaré sin ver todo lo que ha parido Aristarain, pues con este retoño me ha ganado.

Nota: 9.3

Un asesino a sueldo encarnado prodigiosamente por Federico Luppi se ve metido en una excelente intriga. Nada es lo que parece en esta impredecible trama, tan entretenida como compleja. Ofrece a un Federico Luppi sobrio, que transmite un mundo interior sórdido, no sé que tiene este actor, pero es de esos a los que adoro verlos en una pantalla, me ofrece calma. Y aquí me da doble ración, calma e inquietud.

Yo la sigo con un interés creciente, intento averiguar qué es lo que ocurre en la pantalla. Aunque los datos me parece que están dispuestos de forma farragosa, lo cual impide que me adentre por completo en la película, hay algo fascinante, atrayente en ella. Se nos proporciona un puzzle en el que yo me como el coco para montarlo pero no hay manera, las piezas son muy puñeteras y no encajan.

Aristarain que es un listo, me dice que soy un pringao y me muestra una solución tan lúcida como elocuente, fascinante por completo. Y Aristarain no me ha hecho trampas, al menos yo no las veo. El final encaja por completo y deja muy clarito el mensaje que quiere contar sobre el mundo moderno, aunque lo más seguro es que tenga lecturas múltiples.

Y yo que pensaba que ya no quedaban directores que fuesen a sorprenderme, que ya sabía quiénes eran los grandes, y sale Adolfo Aristarain, plasmador de emociones con un sentido cinematográfico al que yo me rindo y me arrodillo. Ahora soy deudor suyo por el disfrute que me regaló con la maravillosa "Un lugar en el mundo".

Una radiografía que analiza profundamente nuestro mundo, en el que ni pistolitas, ni inteligencia, ni sexo mueve a la sociedad. Sólo la mueve una taquilla en cuyo interior reposa un fajo con caras de presidentes.

"Soy un arma. El que puede la compra y la usa."

Me ha parecido una película genial por su dureza, te deja seco, y a ello contribuye ese gran final, que convierte de golpe la historia en algo diferente y más complejo, en relación a películas que de algún modo se puedan comparar. Hace poco tiempo que he entrado en el cine de Aristaráin, cuyo Martín-Hache supongo que habrá sido su película más vista, y he de reconocer que realizando un cine narrativamente más o menos "tradicional", es capaz de ofrecer mucho más que muchos directores proclives a todo tipo de experimentaciones. Y es que mostrar historias, como lo hace Aristaráin, con una sensibilidad a veces no aparente para descifrar la personalidad y los sentimientos de los personajes, está al alcance de pocos directores. Federico Luppi claro, contribuye a ello, me parece un actor extraordinario, aunque sería difícil descartar a algún actor de las tres películas que hasta ahora he podido ver de Aristaráin: Últimos días de la víctima, Un lugar en el mundo, Tiempo de revancha (ésta última, por cierto, me parece algo superior a nivel argumental, aunque en otros aspectos no pueda considerarse una película tan densa como Un lugar en el mundo). En definitiva, siempre es interesante conocer nuevos directores y su cine, Aristaráin ha sido una grata sorpresa. Si no he llegado antes a él ha sido ... porque hay demasiado por ver. Estoy intentando conseguir La parte del León, que tengo entendido también es muy original. Si alguien lee esta crítica le agradecería su opinión. Hasta otra!

Es raro encontrar una película en donde todo cierra. En esta hay intriga, buenas actuaciones (excelentes Ulises Dumont y Luppi, en ese orden), suspenso, un final con sorpresa, una trama que nos engancha y nos hace quedarnos pegados a la pantalla. Unos violines de fondo que nos recuerdan a los de Psicosis. En resúmen, un thriller pero con mayúsculas.

No he vuelto a ver algo tan bueno en el cine argentino, y muy probablemente que Nueve Reinas ó Tiempo de Valientes te lleguen a gustar mucho si esta película te ha gustado.

Yo le doy un diez, por todo lo difícil que es en este país y en este género lograr algo así, redondo, creíble y divertido.