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Big Bad Wolves

Thriller Una serie de brutales asesinatos ponen en contacto a tres hombres: el padre de la última víctima, sediento de venganza; un justiciero detective de policía que opera en los límites de la ley y el principal sospechoso de los homicidios, un profesor de religión arrestado y luego liberado debido a una negligencia policial. (FILMAFFINITY)
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Críticas 75
Críticas ordenadas por utilidad
24 de mayo de 2014
45 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sombra de Quentin Tarantino es sospechosa y alargada… pero sus frutos son a veces tan gratamente perversos como en este caso, una cruel, retorcida, violenta y muy entretenida película israelí que recoge lo mejor del maestro americano pero sin caer en la mera imitación, sino aportando una original dosis de aciertos, maldades y turbiedades que merecen atención y brillan por sí mismos. Porque más allá de unos diálogos brutales y unas imágenes desasosegantes, hay que destacar la consecución de su tóxica atmósfera de amenaza y el jocoso uso que hace de la truculencia humana en sus más aberrantes variaciones.

Cuando un país vive rodeado de brutalidad desde hace décadas, es un acierto hacer uso de ese marco insalubre y sádico para pergeñar una crónica llena de aristas, excesos y sangre que atrapa al espectador desde el inicio y nos propone un descenso a los infiernos deshumanizados y endurecidos del crimen, la pedofilia, los excesos policiales y las acechantes nuevas tecnologías que todo lo ven y todo lo propagan como la pólvora. No existe el anonimato ni hay forma de ocultarse cuando todos espían a todos, cuando el teléfono móvil nos acompaña en todo momento y somos esclavos de su abominable terquedad y prevalencia. No podemos escapar ni siquiera de la sabrosa sopa preparada por una madre preocupada o de la llamada dócil de una esposa intranquila que nos recuerda la medicación que debemos tomar…

Con elementos sencillos, sin apenas boato ni parafernalia, nos adentramos en un mundo en apariencia plácido y bucólico donde el normal funcionamiento parece abolido, no hay ley que nos proteja ni ampare y los abusos están a la orden del día... ¿En quién confiamos? ¿De qué nos fiamos? ¿Quiénes son nuestros aliados y dónde acecha agazapado el enemigo? Pero todo ello trufado de un venenoso humor – negrísimo – que alivia tanta ponzoña y tanto atropello que parece engullirnos sin remisión ni consuelo. Quizás no sea plato de gusto ni disfrute para quien no sepa o quiera saborear de esta filigrana atroz, ya que si no entramos en el juego pérfido de esas ironías monstruosas, nos enfrentamos a un catálogo de atrocidades difícil de digerir o soportar.

Por todo ello, la película puede – y debe – tener su público: está muy bien dirigida y escrita por el tándem responsable, te atrapa desde las primeras imágenes y se cierra con un plano turbador, que en su elegante falta de efectismo ilumina pavorosamente todo el relato. Pocas veces el envilecimiento se ha mostrado tan diestramente.
antonalva
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10 de septiembre de 2014
40 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
125/17(30/08/14) Interesante pero fallida cinta israelí que tiene su mayor aval en que el carismático realizador Quentin Tarantino la señalado como el mejor film de 2013. Que le enamore a Tarantino no tienen que ser sinónimo de calidad, y mucho menos de excelencia, aunque entiendo que lleva muchas señas propias del director de “Pulp Fiction”, mucha verborrea ordinaria, humor sombrío, momentos impactantes de violencia, sangre explosiva, re3cordando bastante la idea central de esta con el interrogatorio en “Reservoir Dogs” que acaba con una oreja cortada. Tambioén recuerda mucho a la reciente “Prisioneros” de Dennis Villeneuve, aunque más una versión bizarra bastardeada, lo que allí era profundidad y calado dramático reflexivo aquí es humor incómodo y hondura liviana. Esta es una obra irregular a la hora de equilibrar la mezcla de géneros entre el thriller de terror con la comedia negra, se le va los realizadores en varias ocasiones la mano, así como la construcción personajes se antoja superficial e incoherente.

Un sospechoso por pedófilo y asesino, Dror (buen Rotem Keinan), un profesor de escuela, es torturado por unos polis comandados por Micki (correcto Lior Ashkenazi) para que confiese donde esta una niña, son grabados por un chico con su teléfono y lo cuelga en youtube, ante la publicidad Micky es despedido. La chica aparece muerta y violada, pero sin la cabeza, y según la ley judía el cuerpo ha de ser enterrado completo. Micky planea volver a secuestrar a Dror para sonsacarle la verdad, al intentarlo él y Dror son raptados por el padre de la chica muerta, Gidi ( Tzahi Grad ), un exmilitar, los lleva a una casa aislada, los mete en el sótano, Gidi convence a Micki para entre los 2 torturar a Dror (está amarrado a un sillón) y sacarle la información, en medio de la vorágine aparece el padre de Gidi (Doval'e Glickman), que se une a la fiesta sangrienta.

El guión de los propios realizadores Aharon Keshales y Navot Papushado, se mueve difusamente entre el thriller, el terror, el suspense y la comedia gamberra, tocando temas como la venganza, la pedofilia, el poder de la duda, la obsesión enfermiza, la tortura, la amoralidad, el poder de las redes sociales por internet o la psicopatía, pues bien todo esto se aborda con muchos altibajos, se desarrolla a trompicones, con unos personajes mal delineados, no entiendes su comportamiento, con dosis de humor negro que te dejan inquieto. Se inicia con una gran potencia sensorial, vemos una secuencia con reminiscencias a fábula de terror, un juego de niños en slow y con música cuasi-mágica acaba con una niña desaparecida, a continuación asistimos a la tortura de un sospechoso, rápidamente nos han involucrado y enganchado, sabiendo inocularnos la duda durante todo el metraje. La cinta juega con el espectador al no mostrarle por que la policía tiene tan claro que el sospechoso es el culpable, esto por mucho que pretenda ser bueno para sembrar la duda, lo que hace es lastrar la historia, se podría haber sido ambiguo enseñando indicios, pero optan por la salida facilona, nada. Los giros del relato se antojan artificiosos, los personajes exhiben una tremenda amoralidad, sin sentimientos de culpa. El análisis de que el hombre es un lobo para el hombre resulta plúmbeo, la exploración sobre la deshumanización y salvajismo atávico en situaciones extremas de los humanos me es superficial y de poca altura al mezclarlo sin mucho sentido con toques de humor irritante. La historia lleva un buen ritmo y gana enteros en su increscendo hasta que aparece el padre vengador, entonces la historia roza el absurdo, con momentos chirriantes, lo que debía ser su punto álgido se convierte en un peso muerto, pues el humor que expone el “Padre Coraje” resulta contraproducente y anula cualquier sentimiento de hondura dramática, si en algún momento en el sótano hace aparición el calado sensible y de reflexión moral-ético queda expulsado por elementos de humor caótico, confunden el humor mordaz con salidas de pata de banco miserables, se banaliza la tortura de modo nauseabundo. El “padre Coraje” debería transmitir ira, dolor, acongojamiento, pero lo que emite es que es un psicópata (una especie de Tony Soprano) que parece importarle nada que su hija hace poco ha sido violada y decapitada, haciendo chistes casposos cada 2 por 3, un despropósito de personaje, un amoral plano, que saca uñas, martillea manos, retuerce dedos con la misma ordinariez que hace tartas, y con la aparición del “Abuelo Coraje” el absurdo se multiplica, un tipo al que han asesinado a su nieta y se comporta como un bufón carnicero. Además de estancarse la acción en el sótano, las situaciones no fluyen, se hacen reiterativas, para desembocar en un final precipitado y simplista por lo previsible.

La puesta en escena resulta muy grata con un meritorio trabajo de cámara, jugando los contraluces, las sombras, el slow para trasladarnos desasosiego y zozobra, a esto se le añade una música cuasi-etérea que acuna la cinta en un halo de cuento de hadas, con incluso un tema del maestro Ennio Morricone.

Al final nos queda un relato que entretiene sin más, su calado reflexivo es nulo por su torpeza en un humor a destiempo, pasado de rosca. Fuerza y honor!!!

P.D. Que pinta el jinete árabe en la historia?
TOM REGAN
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19 de septiembre de 2016
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Big bad wolves funciona como el mecanismo de un reloj suizo perfectamente engrasado. Todos sus elementos encajan cual perfecta partida de tetris para gozo de quien está al otro lado de la pantalla.

Cuatro son los protagonistas principales de esta historia de venganza personal en formato de “cuento infantil”. Partiendo de una salvaje violación se diluyen los buenos modos de quienes se encargan de dar caza al culpable y florecen las técnicas más mezquinas con el fin de conseguir descifrar el paradero de la joven masacrada. Sin embargo, todo se desenvuelve en una suspicaz atmósfera de comedia negra tirando en ocasiones de tópicos del género que aún así, funcionan excepcionalmente. A veces todo parece un despropósito pero la realidad es que no hay puntada sin hilo. Cada personaje que aparece deja paso a otro con pinta de mayor nobleza al menos en apariencia. Pero aquí las apariencias engañan. Lo que importa es el interior.

La película nos deja algunas situaciones y frases desternillantes como el momento tarta con Buddy Holly como hilo musical; conversaciones telefónicas con una esposa y madre al otro lado del aparato; o algo que tiene que ver con los agujeros del cuerpo del ser humano. Todo teñido de un color ácido con ciertos olores al cine de los Coen y una violencia cruda pero en su justa medida. Además, odo el reparto borda su papel haciendo especial mención a las miradas y expresiones de las caras. Lo pueden estar diciendo todo sin llegar a decir nada de ellos.

La cinta puede servir para hacer una primera y fácil incursión en el cine israelí del cual no tengo hasta el momento ni pajolera idea de por dónde se mueve.
Travis Bickle
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25 de octubre de 2013
24 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una de las mejores películas del año, con un sello muy personal, mezclando géneros como el thriller y el humor negro, que sirve como hilo conductor para mantener viva la historia, pasando por el drama y el más cruel horror que sumirá al espectador en una de las más intrigantes películas de género de los últimos tiempos.

Una serie de desapariciones de niñas de primaria, han alertado a la policía que ve como único sospechoso al pederasta de la zona. La incapacidad por parte de la policía para resolver el caso impacienta a los familiares de las víctimas...

Aharon Keshales y Navot Papuchado forman un tándem perfecto, tanto en guión como en dirección tras su opera prima Rabies, evolucionando hacia un perfeccionismo sorprendente en la segunda película que realizan, tanto técnicamente como en la elaboración del trabajado guión que da como resultado una asombrosa obra, sobresaliendo un bestial inicio que nos dejará anonadados en una atmósfera de violencia con un fin común y a la vez, un conclusivo final que no dejará indiferente a nadie.

En esta ocasión proponen un conflicto moral al espectador, que deberá debatirse entre la sed de venganza y el raciocinio, del que cada receptor tendrá una opinión personal y diferente a la del resto de la sala, generando conflictos emocionales, ante la información que vamos obteniendo poco a poco. Mantiene la duda hasta el final y siempre bajo la sombra de la presunta inocencia.

Gran parte de la grata impresión causada por el film entre los seguidores, es debido a un destacado reparto totalmente sorprendente en los papeles más variopintos donde la fidelidad al personaje se corresponde en todos los casos, encontrando desde desquiciadas victimas (Tzahi Grad y Doval’e Glickman), policías desesperados (Lior Ashkenazi) y hasta un posible pederasta (Rotem Keinan). Todo ellos, trabajos dignos de admirar. Acompañados además por una banda sonora compuesta por Haim Frank Ilfman que ameniza y acompaña las situaciones de más tensión con elegancia, agudizando cada momento clave en la historia. Imposible además no mencionar la cromática fotografía de Giora Bejach en interiores donde se desarrolla la mayor parte de la historia.

Big Bad Wolves es una película muy completa y altamente recomendable, por la exitosa comunión entre géneros, que se complementan en la historia, los magníficos personajes interpretados con los que el público empatizará y la excelente música mencionada anteriormente.

No hay muchos thrillers de semejante tensión y humor negro.

http://www.terrorweekend.com/2013/10/big-bad-wolves-review.html
TerrorWeekend
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19 de septiembre de 2016
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entiendo que le haya gustado tanto a Tarantino, tiene similitudes evidentes a muchas de sus obras, cuya calidad no siempre está por encima de la que nos ocupa.
Juega en gran medida con la angústia del espectador. Más en el sentido verbal que en la tortura en sí, ya que antes no empieza dan un buen rodeo entre diálogos y algunas situaciones atípicas, las cuales resuelven con cierta gracia.
Eso sí, es curioso que una trama tan retorcida se conforme con un final tan frío. Además, en el spoiler comentaré algún punto que tampoco me ha terminado de convencer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pardus
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