Going Down in La-La Land

Se han hecho muchas películas para dar a conocer la realidad de Hollywood cuando se está buscando la fama, la mayor parte de las veces utilizando personajes femeninos que se prostituyen y se destruyen por conseguir algún papel o puesto en la industria cinematográfica. De esto trata esta película, pero con protagonista masculino, lo que permite sacar los mismos trapos sucios pero con el mundo homosexual. Lo que pienso es que el director no aporta nada nuevo al tema, si bien es muy correcto en la realización del producto y consigue moverse entre la prostitución y el porno gay sin pasarse a la vulgaridad y dando una serie de notas eróticas que son lo mejor de la película. Aunque quizás lo mejor de la película sea Matthew Ludwinski, que si no tiene una brillante interpretación si hace creíble el personaje, al que le aporta en hermoso cuerpo y una boca que llena de sensualidad los diálogos en los que interviene. Me ha llamado la atención que la película empiece con una escena que de repente termina y deja al espectador dudando sobre su significado. Por si les pasa lo mismo, fíjense bien en la cara del coprotagonista de la escena y recuerden su nombre, John. El director nos dará una explicación más tarde.

Casper Andreas conocido por «A four letter word» o «The big gay musical» se pone tras las cámaras para dirigir «Goin down on la-la land», una película sobre un actor que llega a Los Ángeles para probar suerte en el mundo de la actuación pero que al verse desesperado decide hacer un papelito en una porno con inesperadas consecuencias. Entre los protagonistas está el propio director que interpreta a Nick.

Se trata de una dramedia con toques románticos pero no es un pastelón de estos que salen a montones sobre homosexuales en el armario y demás. Ya tiene calidad pero estoy seguro de que si esto lo cogieran para Hollywood podrían sacar mucho más jugo incluso dejando de lado la historia romántica. No se hace aburrida y como ya digo su trama original y diferente a la mayoría hacen de ella una película totalmente disfrutable y de la que se pueden sacar varias lecturas.

Su metascore es de cincuenta lo que indica críticas mixtas o promedio y una tomatá de sesenta y tres lo que indica más o menos lo mismo. Me sorprende que tenga tanta acepción entre la crítica porque no pensé que hubiese tenido tanta difusión pero la verdad es que merece totalmente la pena verla.