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Kuso

Comedia. Drama. Fantástico Los Ángeles ha vivido el peor terremoto de toda su historia. Tras el desastre, llega otro desastre, más delirante. Una red improvisada de televisiones transmite qué pasa con aquellos que han sobrevivido al terremoto... Probablemente la película más repugnante jamás rodada. Así se nos presenta "Kuso", una obra única y extrema, pensada para ser odiada, y que ha hecho rasgar las vestiduras de muchos críticos. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
2 de noviembre de 2017
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kuso es la película marciana del año. Es grosera, asquerosa, surrealista, repugnante y ofensiva, pero también inquietante, inmersiva, moderna, artística, e irónicamente después de todo esto... inclasificable. La cinta juega con lo marrano y lo desconcertante para NO contarte una historia, es una antología de diferentes historias que se van intercalando unas con otras sin cruzarse en ningún momento. Advertir a todo aquel despistado que esta cinta, muy probablemente, no sea para ti y si te atreves a verla puede ser que tengas algún problema, sobre todo si eres algo aprensivo. Sin ir más lejos, yo cometí el error de ver la película justo después de comer.

Y en este caso, y sin que sirva de precedente, no voy ni a escribir la sinopsis, porque Kuso, no tiene una línea argumental clara, se achaca a un desastre natural (un terremoto) como desencadenante de la extraña locura y mutaciones de los personajes, pero tampoco importa mucho. Simplemente son escenas estrafalarias (la cinta roza el sketch) protagonizada por sujetos raros y con momentos absolutamente indecentes, aunque esto no lo digo como algo negativo. En su hora y media de duración el despliegue de ingeniosas escenas es numeroso, pero automáticamente después nos encontramos con una réplica desconcertantemente marrana. El humor absurdo campa a sus anchas con una falta de escrúpulos mayúsculo.

Debuta en la dirección cinematográfica el músico Steven Ellison, más conocido como Flying Lotus, y con un guion firmado por David Firth, Zach Fox y él mismo. Resaltar sobre todo la buena mano que tiene con la cámara, es una película realmente con buena fotografía y, relativamente, bella. Pero probablemente no te percates de ello debido a que estarás más ocupado horrorizándote con según qué escenas. Destacar las maravillosas escenas de animación que recuerdan a los que hacía Terry Gilliam en la maravillosa Monty Python's Flyng Circus.

Evidentemente no estamos hablando de una película convencional, de hecho no la recomiendo. Pero si logras entrar en su extraño mundo descubrirás una película fascinante, casi mágica. La nota que le he puesto a Kuso no tiene ningún valor. Le puedes poner un 10 o un 0, tanto da.

http://www.terrorweekend.com/2017/11/kuso-review.html
TerrorWeekend
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21 de septiembre de 2023
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Kuso ha sido promocionada como la película más repugnante jamás rodada. Y ciertamente es repugnante, pero dejando a un lado esa repugnancia no es más que un cascarón vacío.

En primera instancia más que una película es una colección de videos sin ningún tipo de hilo argumental. Su título hace alusión a su contenido, Kuso literalmente significa mierd@ en japonés. Así que considero totalmente innecesario analizar eso, sólo piensa en lo más obsceno, transgresor, grotesco y políticamente incorrecto que se te ocurra y tendrás una noción de lo que verás.

Algunas personas y/o críticos puede que le atribuyan algún significado, pero dudo mucho que realmente lo tenga. Más bien creo que fue concebido como un producto para hacer enojar a la gente, para ser odiado o para hacerle una pésima broma a alguno de tus amigos.

Pretende ser cómica, pero no causa risa y la repugnancia de lo que hace alarde llega a ser monótona y poco imaginativa. Lo único remotamente de valor que puedes encontrar es el trabajo de edición, apartando eso no tiene nada. No hay diálogos, personajes, escenas, ni nada memorable.

Si quieres ver humor absurdo mejor ve South Park y evita ver esta porquería ya sea por curiosidad o morbo, pero si tras leer esto aún quieres verla, no digas que nadie te advirtió.
Kevin López
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28 de marzo de 2018
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: el debut del músico Steven Ellison (más conocido en el mundo de la farándula como Flying Lotus) detrás de las cámaras no podría ser más arriesgado, surrealista e inclasificable (ante la dificultad de catalogar la cinta el autor ha declarado que el género más cercano sería el de ciencia ficción), convirtiéndose en una magnífica muestra de que el cine independiente (bajo la firma de Brainfeeder films en esta ocasión) puede ofrecer contenidos (no necesarios pero al menos sí alternativos) que jamás asumirá el comercial, más centrado en recaudar dinero que en osar hallar nuevos horizontes; la animación de algunas escenas recuerda a la de Terry Gilliam en la maravillosa Monty Python’s flyng circus, un hecho tan reminiscente como plausible al denotar una gran implicación de los responsables a la hora de confeccionar el trabajo que ocupa, singular como pocos al resultar muy repugnante pero mucho más potente que la mayoría de provocaciones recientes, brindando divagaciones como “el Sol llora cuando come helado” y consejos como “no temas a las heces” mientras la futilidad prevalece en el marco de una sociedad que, ante la amenaza de un desastre natural (un terremoto de proporciones épicas) para simbolizar el fin del mundo en el que parece sumergirse diariamente por sus incívicas actividades, continúan como si nada influyera en el devenir de tan delicado fenómeno; la temática, muy experimental y más agresiva, es capaz de causar repulsión entre el público más escrupuloso y desesperación en los más pacientes a causa del sinfín de ocurrencias (sólo en los primeros treinta minutos se suceden una docena de microrelatos que comprenden desde ridículos informativos hasta inconcebibles clanes, pasando por peligrosas prácticas, estomacales leyendas, comprometidas educaciones, malsanas costumbres, fugaces danzas, pretextas abducciones, repentinos entretenimientos, claustrofóbicos sacrificios, sanadoras clínicas e hilarantes concursos, retomándose y expandiéndose todas más tarde sin llegar a resolverse ninguna a la postre) que, no obstante, sorprenderán sin remedio y por las que el visionado es aconsejable obviando su escasa racionalidad.

Lo peor: el aprovechamiento, por parte del director, de los abandonos que acompañaron a la proyección en el Festival de Sundance 2017, llegando a publicar en redes sociales que “solamente fueron unos veinte de cuatrocientos los que se marcharon, no es tan dramático como algunos quieren que parezca, os lo aviso amigos”, un argumento cuanto menos reprochable que secunda la idea de que el constante enfoque erótico y la recurrida oscuridad audiovisual obedecen exclusivamente a desquiciantes intenciones; la dudosa fascinación que despierta el extraño mundo en el que se circunscriben las historias (cabe aclarar que no existe hilo conductor alguno sino que se trata de una antología de diferentes fragmentos intercalados unos con otros sin cruzarse entre sí) hace que la propuesta se aleje por completo de cualquier convencionalismo existente pero ello implica que la nota a atribuir a la misma no tenga valor, siendo igual de válido un cero que un diez (se ha optado por una neutral por mero sentimiento personal y no por razones objetivas, despertando en un servidor sensaciones contradictorias por la mezcla de situaciones tan fantásticas como el viaje introspectivo que experimenta la sufridora madre asiática y tan bochornosas como el método al que se somete el hombre de color que teme a los pechos); la vertiente artística, indiscutiblemente sobresaliente, desmerece la monotonía con la que se desarrolla el extraño guión (que se haya confeccionado entre seis manos tampoco habrá ayudado a clarificar propósitos), al igual que sucede con la contraproducente banda sonora (más ruidosa que eficaz) y la desaprovechada imaginación que rebosa cada plano (anteponer la asquerosidad al sentido común, como se suponía, no ha fructificado).

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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