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Ilegales 82

Ilegales 82
2023 España
Documental
6,9
222
Documental Relata cómo la banda asturiana Ilegales grabó en el año 1982 un disco que les catapultaría a lo más alto del panorama musical español. Los temas incluídos en el álbum reflejaban la violencia y desencanto de aquellos turbios días.
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
9 de diciembre de 2023
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al parecer, antes de este documental, se hizo Mi vida entre las hormigas, también de Juan Moya, en donde se hace un repaso de la carrera de este grupo asturiano de los años 80. Sí, digo "de los años 80" porque, aunque siga existiendo y dando conciertos, esos conciertos obedecen a la pura nostalgia, nada más, como todos los conciertos de aquellos grupos de los 80, fueran de la Movida o no. La cinta apenas pasa de la hora, y se concentra en el primer disco de la banda, Ilegales, que salió en ese bendito año 1982. Reconozco que los escuché ya unos años después, cuando sacaron su segundo y posteriores álbumes: Agotados de esperar el fin (1984); Todos están muertos (1985); Directo (1986); Chicos pálidos para la máquina (1988). Ahí les perdí la pista, porque yo poco a apoco dejé de escuchar música pop-rock, así de sencillo. Pero claro, el álbum que los dio a conocer fue el que se "analiza" en este mini-documental, que no deja de ser un publirreportaje a mayor gloria de Jorge Martínez, líder indiscutible de la banda. Recuerdo que escuchaba el disco en una cinta de casete (nunca llegué a tener el vinilo ni el CD), y ahora me entero de que la portada era una imagen de Ouka Lele, ese hombre apuntándose con una pistola en la sien. Aquellos temas me gustaban mucho, aunque no soportaba la voz de Jorge, que ni siquiera sabía cómo se llamaba, por cierto.Eran temas con letras duras, que hablaban de puro nihilismo juvenil, de vidas al límite, de rabia, delincuencia y enfermedad. Canciones oscuras, muy oscuras: Yo soy quien espía los juegos de los niños; La casa del misterio; Caramelos podridos; Tiempos nuevos, tiempos salvajes; Delincuente habitual; Hola mamoncete... El mejor retrato de aquellos años de plomo se encuentra aquí concentrado. Desde Gijón, tres jóvenes airados pretendían comerse el mundo, al menos el adocenado ambiente hispano. Jorge a la guitarra y a la voz; David Alonso a la batería; e Íñigo Ayestarán al bajo, sólo ellos tres, conformaron uno de los mejores grupos de aquellos años, en donde la pijería y las canciones tontas eran la tónica. Recuerdo que tenía 16, 17 años, y estos grupos eran mis favoritos: Ilegales, Siniestro Total, Os Resentidos, La Polla Records... Claro, también escuchaba a los grupos mainstream de la Movida: Danza Invisible, El Último de la Fila, Mecano, Radio Futura, Gabinete Caligari, Los Secretos, Tequila, etc. Pero no me gustaban las canciones de amor, prefería las canciones de odio y rabia. Así pues, los temas de este disco eran perfectos para mí. Por fin una banda que se atrevía a caminar por el lado oscuro, por esos callejones llenos de gentuza, de drogadictos, macarras, gente peligrosa. Con razón Jorge iba por ahí con un stick de hockey...

Verlo ahora, cuarenta años después, con todo el paso del tiempo sobre su cuerpo, hablar y evocar aquellos tiempos, es impagable, y también da un poco de vergüenza ajena. Uno piensa: un niño grande, alguien que no ha crecido, que ha seguido en plan Peter Pan, toda la vida. Se ve un tío hecho y derecho, pero sigue siendo el mismo macarra de entonces, con la cerveza en la mano y esos gestos de bad boy, que en aquel tiempo debieron de impresionar a más de uno. ¡Lo que tuvo que ser Jorge, en aquellos años duros como la piedra! El documental pasa, de forma graciosa, de la imagen real a la animada, gracias a los dibujos de Javier de la Rosa y al grafismo y la animación de Javier Puerto. Como si no fuera suficiente la imagen "real", y hubiera que pasar, de repente, a ese mundo animado, infantil, del cómic, para contar una historia ya demasiado lejana. También hay imágenes de archivo, de manifestaciones que hubo en Gijón en aquellos años 80, cuando todo parecía crujir y desplomarse, cuando "vamos al lío" y "colocarse" eran los verbos de moda. Pero, como comentario y contextualización del disco, estos fragmentos del pasado son un poco pobres. Al final, parece que lo que pretendía ser una "historia universal de la podredumbre" haya sido solamente una historia local, de unos chicos malos cansados de vivir y de drogarse. Los que salen hablando, aparte el ubicuo Jorge, parecen amiguetes nada más: los de Doctor Explosion (al parecer, una banda asturiana también), los de la propia banda, los supervivientes; algún productor y demás miembros de la industria; y de los colegas músicos de entonces, solamente Loquillo, fíjate tú. Vaya manera de poner en contexto un disco capital, según nos intentan vender. Si estos son los testimonios, entonces, todo queda muy local, muy asturiano, digamos...

Al final, el tiempo pone a todo en su lugar. No eran tan buenos, aunque es verdad que sabían tocar (pocos en la época sabían tocar los instrumentos como Dios manda). La voz de Jorge estaba hecha polvo ya a los veintitantos. Aunque claro, para cantar temas como ¡Heil Hitler!, Problema sexual o No me acaricies el pelo, tampoco había que tener una voz a lo Caruso... El documental se pasa pronto, y es que es muy poca cosa. Apenas hay testimonios de conciertos, que es lo que uno espera de estos documentales. Y Jorge chupa demasiada cámara (es como en el documental de Fernando León de Aranoa, sobre Sabina, Sintiéndolo mucho). Pero es lo que han querido hacer, Juan Moya y su equipo. Un retrato amable de una época y un lugar, de todo lo que rodeó a este disco "mítico", es decir, un álbum fresco, descarado, macarra...
Lukas
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