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No me llame Ternera

No me llame Ternera
2023 España
Documental, Presentado por: Jordi Évole. Intervenciones de: Josu Urrutikoetxea
5,9
3.367
Documental Entrevista exclusiva a una de las figuras clave en la organización de ETA: Josu Urrutikoetxea, más conocido como Josu Ternera. De la mano de Jordi Évole, el documental ofrece una mirada inédita desde dentro a la banda terrorista y aborda algunos de los momentos decisivos hasta su disolución en 2018. Una tensa y exhaustiva conversación que ha permitido a una víctima del conflicto resolver incógnitas del atentado que sufrió hace casi 50 ... [+]
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
16 de diciembre de 2023
145 de 194 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé quién leerá esta crítica. Por desgracia FA desde hace unos años es un reflejo de la política nacional en cualquier tema medio sensible, así que le ahorraré tiempo. Si es usted una persona que odia a Évole, y le da igual lo que contenga esta entrevista al monstruo, creo que no importa lo que yo escriba. Póngame el negativo y no lea más.

Caso de que quiera saber sinceramente si este documental es interesante o no, yo creo que es un documental fascinante.

Hoy en día, cuando alguien considera algo "malo", procura silenciarlo con todas sus fuerzas. Esto aplica a Otegi o Ternera, pero también lo vemos en las quejas por chistes de mal gusto. En cualquier opinión del lado contrario de nuestra trinchera que chirríe. Y es un terrible error.

Imagine que alguien pudiera poner una cámara a Adolf Hitler, por poner el clásico ejemplo, y se le pudiera entrevistar. Sin tapujos, con un café delante, dejándole hablar. Que cuente por qué quería acabar con los judíos. Qué pensaba de la situación de Alemania cuando llegó al poder. Luego se le ahorca por criminal, pero yo le tendría ocho horas en una entrevista como la que hace Évole. Porque sólo así se puede intentar comprender, y lo que es más importante, educar y prevenir. Que las nuevas generaciones sepan detectar los síntomas de una sociedad enferma, que aprendan el por qué, cómo piensa el monstruo frío y cruel que se ve en la estremecedora entrevista.

Un documento único. Un tesoro para educar a las generaciones venideras, cuando se repita la Historia. Porque siempre lo hace.
Kabo
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17 de diciembre de 2023
44 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy una persona de ciencia y siempre me ha parecido importante el por qué de las cosas. Cuando me documento para una novela intento comprender a mis personajes, incluso los que están en mis antípodas ideológicas o culturales; intento entender su situación, qué les lleva a hacer lo que hacen, de dónde vienen y por qué son como son. El por qué es fundamental para mí.
'No me llame Ternera' es un documental difícil en muchos sentidos que llega en un momento delicado en el que la sociedad española no parece estar preparada para hablar de ETA. No hay más que ver las noticias para ver que hoy ETA está más presente en la política española que lo estaba cuando declaró el cese definitivo de su actividad armada, hace ya más de diez años. También deberíamos preguntarnos el por qué de eso, aunque ese no es el asunto que nos ocupa. Aquí nos toca hablar de este documental que tanto rechazo generó incluso antes de su estreno en el Festival de San Sebastián, un documental que mucha gente que no lo ha visto lo ha tachado de blanqueamiento de ETA. ¿Es eso cierto? Yo creo que no, y lo creo porque no considero que un documental que empiece con el testimonio de una víctima de ETA, de una persona que recuerda con dolor cómo fue el atentado al que sobrevivió y todo lo que tuvo que soportar después, cuando se encontró con el rechazo y el aislamiento de la sociedad vasca por ser víctima de ETA, sea blanquear a ETA. Este testimonio es principio y final de un documental que tiene como eje central la entrevista hecha a uno de los militantes más importantes y conocidos de ETA: Josu Ternera.
Con el estilo que le caracteriza, que ya vimos en su etapa en 'Salvados', en 'No me llame Ternera' Jordi Évole hace una entrevista incómoda en la que el entrevistado da su versión de los hechos, unas veces evasivo, otras directo, siempre nervioso, como si estuviera midiendo constantemente sus palabras. Es un documental con una puesta en escena sencilla (dos hombres cara a cara hablando del pasado de uno de ellos), con fragmentos de noticias que ponen en contexto de lo que hablan. En ese sentido no hay nada nuevo. Sin embargo 'No me llame Ternera' es diferente, y lo es por quién es el entrevistado, un etarra reconocido que no solo no parece arrepentirse, sino que parece resignado a lo vivido sin querer cuestionarse si lo que hizo estuvo bien o mal; un hombre que se siente demonizado y quería dar su versión de los hechos, pero que en su lugar acaba encerrándose en sí mismo porque no es capaz de aceptar las contradicciones que a veces guardan sus propias declaraciones. 'No me llame Ternera' no es un documental perfecto, pero sí es una entrevista interesante que aporta una perspectiva no menos interesante que era, y sigue siendo, necesaria para comprender el por qué de ETA, por qué surgió, por qué sus militantes empezaron a matar, por qué siguieron matando cuando llegó la democracia. Por qué, por qué y por qué; la pregunta clave para comprender cualquier realidad, más la que trata este documental.
'No me llame Ternera' no es perfecto, pero hace un ejercicio de contraposición entre una víctima y su verdugo (o uno de ellos) que es muy importante. Porque no se puede hablar de ETA sin hablar de sus víctimas; como tampoco se puede hablar de ETA sin hablar de sus militantes, de quiénes la integraron, de qué motivaciones tenían para matar o qué cosas se decían para autoconvencerse de que lo que hacían era lo correcto. Porque si dejamos al margen las politizaciones, los sesgos políticos e ideológicos, y vemos esta película como lo que es, un documental, descubriremos que, a pesar de sus imperfecciones, 'No me llame Ternera' tiene un valor histórico incalculable que con el tiempo se revalorizará. Porque no, no blanquea a ETA, simplemente decide ir por un camino distinto a todo lo que hemos visto sobre ETA hasta ahora. Y eso también hay que valorarlo.
Danihern
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16 de diciembre de 2023
84 de 157 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos llevamos las manos a la cabeza cuando Pablo Motos entrevista a Abascal, pero sin embargo tenemos que aplaudir a Évole por entrevistar a este ser. Y ojo, no estoy en contra, creo que es bueno que se le dé voz a todo el mundo. Entrevistar no es blanquear. Es periodismo. Es información.

Como era de esperar, se confirmaron mis sospechas iniciales: Urrutikoetxea no dice nada sustancial y además, nos toma por idiotas. Es un tipo sin valores (eso ya lo sabíamos) y muy poco creíble, llegando a repetir en todo el documental cosas del tipo "no sé, yo de esa operación no sé nada" o "yo no estoy en la cabeza de los que hicieron tal cosa" o "bueno, matar esta mal, qué le vamos a hacer". Llega a decir incluso que ETA en realidad nunca quiso matar, que solo quería "causar daños materiales" (díselo a las casi mil víctimas mortales y a sus familias). Es decir, el mayor dirigente de ETA resulta que no sabía nada nunca, que todo eran decisiones de otros y que tal y cual, y que él era uno que pasaba por allí. Claro, claro...

La vergüenza llega a su máximo nivel cuando Évole le pregunta por la fecha del atentado de Hipercor, y responde que no le suena esa fecha, que ni idea de lo que está hablando, que es que hombre! en 1987 pasaron muchas cosas, que no tiene memoria para todo. Pobrecico... y cuando Évole le dice lo que pasó, entonces claro, tiene que responder, porque no cuela que no recuerdes lo de Hipercor, lo siento. Es entonces cuando hace sus ejercicios cerebrales para eludir la pregunta y maquinarse sus respuestas para intentar dar a entender que él nunca estuvo de acuerdo con nada, diciendo que la culpa era de la policía porque no desalojó el establecimiento y que no pretendían que hubiera víctimas.

Le preguntan por el asesinato de Miguel Ángel Blanco y lo mismo, esquivando y dando a entender que él estaba al margen.

Utiliza sin parar ese comodín que usan los entrevistados que están incómodos y no quieren soltar prenda, el "Ya te dije antes que..." , "vamos a ver, ya te dije hace un rato que...", "eso creo que ya lo he dejado claro", "eso no tiene nada que ver con..." etc.

Lo único que hace el personaje entrevistado es esquivar, esquivar y esquivar, mintiendo sin parar y poco más que casi intentando hacerse ver como un hombre que nunca estuvo de acuerdo con los actos violentos de la banda terrorista.

He de reconocer que las preguntas de Évole son buenas, van al grano y tratan de derrumbar al entrevistado y ponerle en evidencia en todo momento, con sobriedad, sin dar puntos de vista, solo preguntando contundentemente y con profesionalidad periodística. Buen trabajo de guion y buena preparación de preguntas.

¿A nivel audiovisual? Pues simple, sin más. Un plano-contraplano pobremente iluminado. Un docu más de Évole, fin. Lo que sí produce pena, rabia y vergüenza son las imágenes reales de archivo y hemeroteca. Esos heridos saliendo de un atentado, niños heridos llorando, esa España unida pidiendo la liberación de Miguel Ángel Blanco recibiendo la noticia de su muerte.

Se me partió el corazón cuando la víctima dice que ya no puede más, que le basta con que le pidan perdón de corazón y poder vivir en paz lo que le quede de vida. Un perdón que desgraciadamente nunca va a llegar ni van a pedir, y una "mochila" que dicen arrastrar pero que en realidad no arrastran.

Al menos que sirva para que una página tan negra en la historia de España nunca se vuelva a repetir.
Aluminio92
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30 de diciembre de 2023
21 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este documental de Jordi Évole ha suscitado opiniones de toda índole, divergentes en su esencia, oscilando entre quienes lo perciben como una tentativa de redimir tanto al grupo en sí como a Josu Urrutikoetxea, y aquellos que lo consideran esencial para comprender los antecedentes históricos que condujeron a un grupo a perpetrar las acciones que llevaron a cabo.
No me cabe un atisbo de duda que Jordi se inclina por esta última, no obstante, creo ha fallado en la ejecución, ora por falta de preparación, ora por querer hacer un documental baladí y fácil de deglutir para el público generalista.
Nos encontramos con Josu Urritikoetxea, una figura significativa en la estructura de ETA, quien mostró simpatía hacia la organización desde una edad temprana y eventualmente se convirtió en diputado del partido Euskal Herritarrok y que, a la sazón de su vida, parece estar dispuesto a valorar los tiempos pasados.
En la entrevista Jordi se limita a enumerar distintos actos terroristas perpetuados por ETA y preguntar reiteradas veces sobre la moralidad de matar, intentado valorar con la hermenéutica de hoy actos pasados con una escasa y deficiente defensa de Josu.
Esperaba que juntos con circunspección ahondarían y reflexionarían sobre las razones o sofismas que ETA esgrimía para realizar los actos que cometió. Tenía la expectativa que saldría de manifiesto los Catorce Puntos de del presidente Wilson que define el fundamento jurídico para la autodeterminación de un territorio y en ese contexto discutir si el reino de Navarra fue usurpado por los Reyes Católicos.
Esperaba que se examinara el artículo 2 de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que habla sobre la resistencia hacia la opresión, así como las ideas del filósofo griego Epicuro y por ende principios utilitaristas, que evalúan la moralidad de las acciones según el bienestar general, a veces restringiendo la libertad individual en favor de la mayoría.
Desgraciadamente no ha sido así. Josu no ofreció ninguna razón intelectual, simplemente se limitaba a decir “matar está mal”. ¿Es posible dentro de la estructura de ETA nunca se haya reflexionado sobre estas cuestiones y únicamente buscaba agitación social?
zaba
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21 de diciembre de 2023
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto el documental. Soy vasco, nacido en casa en los años 60 en una zona rural donde aún hoy en día la gente habla mal el castellano. Alguien dijo que el mal es vulgar, y cuando más tremendo es el mal, más vulgar es. No es sofisticado.
Ver a este pseudo ser humano tirando balones fuera para justificar el asesinato de niños inocentes ("Estaban allí", "ETA había avisado..." etc.), con una vida perdida dedicada al crimen desde los 17 años que entró en ETA...
Un tipo vulgar, un pardillo, un pobre hombre tratando de convencerse y convencernos de que su vida dedicada al mal, a asesinar a gente inocente, tiene algún sentido... pasar así por la vida.
Tiene que haber, como dijo Kant, un infierno donde gente así se encuentre cara a cara una eternidad frente a su propia miseria, pobreza, maldad, su vacío.
Que gente así sea la que ha causado tanto daño, nos hace entender un poco la naturaleza de la maldad. Trivial, simple, demasiado común...
Merece la pena verlo para aprender algo sobre la naturaleza humana. Para nada blanquea a ETA.
joseanpv
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