Especie de telenovela coproducida entre España, México y Colombia (lugar de rodaje) donde aparecen todas sus constantes, amores prohibidos, asesinatos, intriga, pasiones ocultas...
Todo ello rodada de forma átona, con lo que se logra una película tediosa, sólo beneficiada por la belleza de sus protagonistas femeninas, una atractiva Mónica Randall, una sinuosa Lyda Zamora y una sensual y bella Sandra Mozarowsky, a quien todavía le echamos de menos los de mi generación.
Por lo demás, narrativa farragosa pese a la sencillez de la historia, presuntamente bellos paisajes de Colombia, que bien podrían ser de Alicante, por ejemplo, de lo parecidas que son sus playas (ojo, las que aparecen en pantalla) y poco más.
Lo cierto es que no interesa el argumento al no elevarse de la mediocridad más absoluta por mor de situaciones inverosímiles que invitan al cachondeo y por diálogos de andar por casa.

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El talento de Tulio Demicheli como cineasta no se cuestiona, fue un director que pudo filmar en diferentes países como: México, España, Argentina, Italia, Cuba y como el caso de esta película en Colombia. Sin embargo; en el ocaso de su carrera se dedicó a realizar una cantidad de fracasos impresionantes.

Ángel negro es una de esas cintas comerciales de la época, un drama demasiado genérico que no tiene nada nuevo que ofrecer al espectador. La trama es súper fácil y predecible; desde el momento del asesinato el público puede deducir quien es el culpable de dicho crimen.

En cuanto las actuaciones no son nada sobresalientes; la clásica historia de venganza, amor tóxico, triángulos amorosos, sensualidad, seducción y homoerotismo...típico filme de los que protagonizaba Jorge Rivero en aquellos años cuando no hacía cine de ficheras.

Pese a todos los clichés y estereotipos propios del género considerado que a grandes rasgos y hablando generalmente es una producción bastante aceptable y palomera; una cinta entretenida para pasar esos momentos de ocio y aburrimiento un domingo por la tarde.