Bala de plata

Don Mariano, un acaudalado ranchero mexicano, aguarda el licenciamiento en el Ejército de su hijo Carlos (Aldama). Como sorpresa le prepara una bala de plata para su revólver.
La sorpresa se la lleva el joven soldado cuando al llegar se encuentra al padre muerto con la bala de plata en el corazón.
El diagnóstico del médico, Dr. Francisco "Pancho" Ruiz, "Cirujano partero", es rotundo. Muerte por suicidio. Ya se sabe, un "estado de locura momentáneo".
Los amigos del finado consuelan como pueden al recién llegado en la cantina "Imperial" que ofrece a los asistentes caldo de camarón en un cartel. Pero hay algo que no encaja, no parece que la alegría por el retorno del hijo sea el momento más adecuado para pegarse un tiro. El encargado de la hacienda así se lo hace saber a Carlos.
A partir de ese instante éste decide averiguar la causa real de la muerte del padre. Para ello cuenta con Relámpago, su caballo, que se encabrita ante la presencia de alguno de sus amigotes. "Ventea" al autor del crimen.
Cinta pues vagamente policíaca que alterna peleas, tiroteos, mentiras y media docena de canciones mexicanas.
Y amoríos con la bella Teresa (Dorantes) con la que se cita Carlos en el "Dancing room".
La trama tiene un arranque prometedor que pronto se diluye en un ir y venir de escenas de escasa sustancia. Falla el argumento como falla el estudio de los personajes, todo supeditado al lucimiento de los cantantes.
El guion prácticamente no existe. El director a lo suyo, las canciones.
Cinta floja que no recomendamos salvo a los estudiosos del cine mexicano. La "Bala de plata" resulta plúmbea.