Dread

Suele pasar que como he dicho en otras ocasiones, las adaptaciones al cine de la literatura de Barker suele defraudar, tanto al aficionado del cine de terror en general , como al de los textos de Clive Barker en particular, salvo Hellraiser.

Esta ocasión no es diferente de las otras, en concreto porque a pesar de tener una premisa interesante, y de algunas secuencias grotescas e impactantes *(spoiler), y ser original,y no recurrir a los estúpidos sobresaltos de volumen, no está bien desarrollado el guión, alargando en demasía el comienzo, costándole arrancar, para luego tropezarse las escenas unas con otras al final, pareciendo dos películas: La del thriller psicológico del principio, y la del "típico" slasher del final... quedándose tanto una como otra a medio gas, quitándole aún más puntos algunos elementos inexplicables *(spolier 2).

Lo mejor:
- Las actuaciones son correctas
- A pesar de todo es entretenida y original
- se agradece que no use el aumento de volumen para "asustar", y que se centre más en lo psicológico y escabroso.

Lo peor:
- Mal desarrollo de la historia
- Incoherencias del guión
- La sensación de que se le pudo haber sacado mucho más jugo.

Es un film curioso. Empieza de una forma un poco extraña, realmente te quedas a cuadros, y no hablamos de si no has leído ninguna sinopsis un poco extendida. Hasta la mitad de la película quizás más no te enteras de lo que pasa, de lo que hace o porqué, es decir, me refiero que un film de categoría/motivación aparte de terror también filosófico-psicológico merece un poco de explicación. En realidad tuve que volver atrás un par de veces para entender algunas cosas.
En cuánto al desarrollo de la historia y tema, debo decir que me gustó el tema, le veo mucha salida y este film tiene bastantes originalidades, a pesar de la ya mencionada poca descripción al principio, como si quisieran pasar rápidamente a la acción. Esta clase de terror psicológico da un toque especial al típico film de terror de sangre y muerte (que también tiene), que hará las delicias de los más quisquillosos y que busquen algo diferente.
Sobre la interpretación, los actores me parecieron normales, en algunos casos mediocres, pero destaco la actuación de Shaun Evans en su papel de loco, ahí realmente la clava.
En los demás efectos está bien, simplemente algunos puntos de iluminación que fallan pero en general se merece un aprobado.

LO MEJOR: ese carácter psicológico que da mucho juego.
LO PEOR: algunos momentos de actuación y la poca explicación ofrecida al principio

Dread presenta una historia ciertamente original con algún que otro momento impactante, que la hace bastante entretenida. Tiene algunos defectillos como escenas que recuerdan a otras películas, por ejemplo Saw, y alguna actuación mejorable, pero aún con esas, sirve para pasar un buen o mal rato, según se mire, ya que el tema del miedo es bastante interesante y la forma de plantearlo sale bien parado.

De la fecunda y macabra imaginación del británico Clive Barker han surgido algunas de las mejores creaciones del terror de las últimas décadas, criaturas que se han paseado con desiguales resultados por el papel, la pantalla, la novela gráfica o el videojuego capitaneadas siempre por la imponente figura del Pinhead de Hellraiser. Podríamos decir que, al igual que la obra de su compatriota Neil Gaiman, el universo de Barker viene definido por una fantasía oscura subyacente en nuestra realidad cotidiana, generalmente poblada por engendros masoquistas, monstruos que reflejan a otros monstruos.

Pero nada de esto encontramos en Dread, nueva adaptación cinematográfica de uno de los relatos de sus populares Libros de sangre. Todo queda en familia, puesto que su director, Anthony DiBlasi, ya ejerció de productor en las predecesoras The Midnight Meat Train (Ryûhei Kitamura) y Book of Blood (John Harrison). Efectivamente, la historia de Dread discurre por derroteros bastante terrenales, abandonando lo sobrenatural para centrarse en tres estudiantes universitarios enfrascados en la realización de un trabajo sobre el terror, un estudio psicológico del miedo. Como suele ocurrir en estos casos, alguien llevará las cosas demasiado lejos.

Dejando a un lado el elegante trabajo de fotografía de Sam McCurdy y un montaje acertadamente sobrio, Dread relega la creación de su atmósfera a las interpretaciones de los actores, claves para la buena resolución del film. Por desgracia, las de de esta película no pasan de correctas, no bastando para trasmitir todo el terror que la historia promete. A Jackson Rathbone (otro de los sosainas de Crepúsculo, fichado ahora por M. Night Shyamalan) y Shaun Evans los roles asignados les vienen demasiado grandes, aunque el film sabe compensarlo con el buen hacer de la hermosa Laura Donnelly y su turbador personaje.

En definitiva, el trabajo de Anthony DiBlasi detrás de la cámara es notable pero el material sobre el que trabaja no da para más, por mucho que trate de estirarlo. Resulta imposible obviar que detrás del monólogo meta-terrorífico del film no hay nada nuevo y la tesis del miedo de Dread es mucho menos interesante de lo que pudiera parecer en un primer momento. De hecho, a media película uno echa en falta la aparición de un cenobita cabreado. El resultado es una película justita y un poco aburrida que solamente se deja ver. Puede que la fauna de Razas de noche y Hellraiser haya envejecido escandalosamente mal, pero sigue siendo mucho más divertida que éste descafeinado terror psicológico.
Keichi

Anthony DiBlasi tiene un potencial visual inmenso. Sabe perfectamente cómo mostrar lo que quiere mostrar, y hacerlo de una forma absolutamente distinta a lo habitual. Su cine tiene un problema, el cómo es muchísimo mejor que el qué. En este caso, una historia corta de Clive Barker sirve para elaborar un guión ya de por sí interesante, por lo que sale más que airoso. En su reciente Cassadaga, igualmente interesante desde el punto de vista visual y estético el desastre del resultado es enorme, la historia queda deslabazada y carente de interés, y es una pena, porque ya se ve parte de la temática que le obsesiona, la sordera, la muerte, la pintura como medio de expresión y comunicación, el miedo... Con Dread hizo un trabajo que por momentos roza lo brillante, perfilando unos personajes maravillosos, un bombón para cualquier actor del reparto. A ver con qué nos sorprende el año que viene. Esperemos que el resultado se acerque más a esta fabulosa Dread que a la decepcionante, muy a mi pesar, Cassadaga.
Lo mejor: El personaje de Abby, la chica dálmata, una maravilla. Las interpretaciones, fabulosas.
Lo peor: Titubea en un tramo final acelerado que daba para mucho más.
Interesantísima.