Una pérdida de tiempo. Eso fue lo segundo que pensé después de "me han robado 3,50 euros" (día del espectador). Me explico. A pesar del precio reducido de la entrada, la falta absoluta de argumento y la aparición de escenas de forma inconexa, sin sentido y sin razón consiguieron que desde entonces me piense muy bien las películas que voy a ver al cine. Una burda imitación de la primera en efectos especiales. Tortas, tortas y más tortas en la misma escena de guerra primero en tierra, luego en barcos y de nuevo en tierra. Recomiendo a todo el mundo evitar ver esta película que no se merece ni de lejos el título de su predecesora.

Sencillamente brillante. Número reducido de personajes excelentemente bien caracterizados con una línea argumental capaz de provocarte la necesidad de seguir mirando la pantalla con el fin de descubrir qué pasará al final.