Decía el desde ahora director, Raúl Arévalo, que había hecho esta película desde las tripas y aún habiendo escuchado buenas críticas desde el principio de la película e ir algo condicionado, me preguntaba qué quería decir ese "desde las tripas" o ese "película naturista" o "thriller cañí" porque me daba miedo de encontrarme ante algo pretencioso y sobrevalorado donde se tratara de demostrar constantemente que estamos ante una película de autor.
Y lo que me ocurrió es que no pude plantearme nada porque la película me atrapó desde el primer minuto. Creo que gracias al reparto y al guión, fui incapaz de pensar o sentir nada que no fuera lo que Tarde Para La Ira me quería enseñar. Pocas veces me ha pasado eso en una sala de cine y por eso, pese a sus defectos de forma y de fondo, la experiencia que tuve fue de 10.
Solo un pero: No creo que sea una película solo "orgánica y visceral". Todo el talento de los actores, del guión y de esos planos cortos y sucios, que hace que la historia sorprenda y encaje sin que siquiera lo notes, es un trabajo muy cerebral y muy pensado. Creo que no ha habido sitio para la improvisación en este gran trabajo.