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Tajikistan Tajikistan · Barcelona
Críticas de Halbarro
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
7
25 de noviembre de 2006
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los tiempos que corren hoy en día el cine de denuncia social no es reconocido como se merece. En parte puede deberse a que el espectador corriente no disfruta del todo con este tipo de obras, ya que la mayoría de gente que va al cine no quiere salir de la sala reflexionando sobre la dramática vida de otras comunidades... o también puede que el hecho de que en estas cintas no suelan participar grandes estrellas mediáticas o realizadores de renombre. En todo caso Pan y rosas es una magnifica reflexión acerca de la vida de immgrantes en los E.E.U.U. sus expectativas, sus sueños, sus esperanzas, sus problemas... la combinación de una interesante historia, triste pero esperanzadora, una buena dirección por parte de Ken Loach, un director mundialmente reconocido (Tierra y libertad, El viento que agita la cebada...) y la participación de una superestrella de Hollywood como Adrien Brody consigue llamar la atención de un amplio margen de espectadores, algo importante si una película quiere tener resultado, más aún si se trata de un drama social de denuncia.

En primer lugar hay que destacar el estilo innovador en este tipo de films que Loach logra de un modo emocionante: A pesar de hablar sobre miserias y penas, la cinta llega a tener un inteligente sentido del humor, la música de George Fenton no es la típica marcha melancólica de los dramas sociales, consigue emitir un espíritu esperanzador y de ganas de vivr.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Halbarro
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9
18 de octubre de 2006
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta extraño que en un drama jurídico de esta índole no sea la verdad lo que se persigua, que no tenga importancia la culpabilidad o la inocencia del acusado. Otto Preminger nos muestra un proceso judicial en el que los envueltos parecen mentir en todo momento. Lo que nos muestra este filme es otro aspecto de los juicios.

Es el juego del Derecho lo que se sugiere en esta historia, todo gira entorno del día del juicio (como si fuera un evento deportivo) y sobre como se enfocará la defensa ese mismo día. En varios momentos de la película podemos observar este espíritu: En un momento del juicio, el fiscal se interpone físicamente entre el abogado (James Stewart) y el acusado (a quién esta interrogando) lo que refleja la dependencia de éste respecto a su defensor. En varios momentos del mismo juicio James Stewart (un abogado novato en un caso semejante, una persona sarcástica e incluso vulgar durante el juicio) se refiere a la acusación como "Gigantes del Derecho" haciendo referencia a la gran valía de los hombres que la forman (como si fueran unos oponentes con quienes es duro batirse). Prácticamente todo el filme gira en torno a este juego de verdades y mentiras, de dudas, de tartamudeos y de miradas que reflejan lo que más se puede acercar a lo que es verdad o no. El juez toma el papel de amo de la sala y en varios momentos del juicio enuncia un: "el jurado no tendrá en cuenta lo dicho" algo a lo que la correcta fotografía de la película da cierta importancia con un juego de planos medios que acentúan lo dicho por el juez. Las continuas estrategias de la acusación y la defensa para hacerse con el jurado tienen que ser desbaratadas por el bando opuesto: James Stewart trata de ganarse la simpatía de los doce hombres que forman el jurado a lo que el fiscal responde con una serie de preguntas al acusado acerca de su pasado violento. Se podría afirmar de forma vulgar que es un "tira y afloja" entre los protagonistas del juicio.

El papel de la música es importantísimo para la trama y el desarrollo del filme. El jazz compuesto exclusivamente para la ocasión actúa en prácticamente toda la película de un modo muy presente y ambiental, lo que acentúa las secuencias ya de por sí excelentemente interpretadas por James Stewart, Ben Gazzara... Los demás factores cinematográficos no tienen un papel tan importante como el guión o la música pero la fotografía también es correcta y ayuda (sobretodo durante el juicio) a dar sentido a algunas de las excelentes citas que se hacen.

En definitiva, podemos afirmar que Anatomía de un asesinato es una de las películas jurídicas más importantes del siglo XX (fue nominda a siete oscars de la academia, de los que no se llevó ninguno, ya que ese mismo año fue el de Ben-Hur, que ganó once) y revolucionaria en algunos aspectos.
Halbarro
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9
14 de octubre de 2006
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una tarde calurosa, una pequeña habitación, un ventilador estropeado, un jurado, doce hombres, doce ideas, doce pasados y un futuro por decidir. Son los ingredientes de esta feroz crítica al sistema judicial estadounidense.
La principal idea de este film se puede resumir con la premisa "no es verdad todo lo que parece". Todas las pruebas aportadas por la acusación apuntan a la culpabilidad de un jóven de matar a su propio padre con una navaja, pero para el personaje de Henry Fonda no son lo bastante claras como para llevar al muchacho a la silla eléctrica.
Sidney Lumet logra abarcar en doce sujetos toda la sociedad norteamaricana, arquetípicamente diferenciada por los personajes interpretados por Henry Fonda y Lee J. Cobb, ambos buenos ciudadanos pero con valores y pasados enormemente diferenciados. Los demás personajes representan otras áreas de esa sociedad, dominadas por la inseguridad, el vicio, la falta de escrúpulos, la inconsciencia... aunque también confía en la buena fe de los personajes. Las explicaciones del personaje de Henry Fonda (miembro nº 8) defendiendo la inocencia del acusado pueden parecer repelentes y rebuscadas, algo magníficamente interpretado por el resto del reparto. Es interesante observar como aspectos externos a un tema pueden afectar al mismo, como a mi parecer puede ser el calor, que altera el comportamiento de los miembros del jurado: los hace mas irascibles, irritantes e incomprensibles... y teniendo en cuenta la importancia de la resolución, es injusto. Nos ético que un hombre (que puede llegar a ser tan influenciable y subjetivo) o un grupo de hombres pueda decidir sobre la vida o la muerte de otro, menos aún cuando la solidez de las pruebas es cuestionable. El genial guión por parte de Reginald Rose incluye una gran profundización en los personajes, algo que es de agradecer a la hora de observar como estos estan tremendamente influenciados por su pasado y su entorno a la hora de declarar culpable o inocente al acusado (el hombre que tiene un grave conflicto generacional con su hijo, el hombre que proviene de los suburbios, el que cree que todos los jóvenes pobres actuan igual...).
Cinematorgráficamente hablando, la aplastante sencillez del film hace que el mensaje sea mas claro y preciso (un unico espacio, doce personajes, sin cortes temporales...)
En definitiva, "Doce hombres sin piedad" es sin duda uno de los mejores dramas jurídicos de la historia y la obra cumbre del por entonces debutante Sidney Lumet y representa una oda a la justicia, a la ética del hombre, y a la humanidad, que no se ve refeljada en el sistema judicial norteamericano, aparte de ser un firme manifiesto contra la pena de muerte, que al fin y al cabo, es inadmisible para la configuración de un auténtico estado de derecho.
Halbarro
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9
19 de noviembre de 2006
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos filmes en la historia del cine han contenido una critica judicial tan dura como la tuvo esta cinta de Jim Sheridan en los noventa. La historia sobre "los cuatro de Guilford" azotó de arriba abajo el sistema judicial británico y mostró al mundo las terribles injusticias que se cometieron con un grupo de jóvenes norirlandeses en 1974. Tras un atentado del IRA en Londres cuatro jóvenes norirlandeses que se encuentran en la capital inglesa son obligados a través de duras torturas emocionales y coactivas a admitir un crimen que no han cometido.

El hilo conductor del film es la historia de Gerry Conlon que acaba por convertirse en un icono de la lucha contra el sistema. Durante su larga estancia en prisión el protagonista sufre continuados cambios de actitud, desde miedo, odio, rebeldía, impotencia que se ven enormemente acentuados debido a la presíon emocional que sufre en prisión tanto por las dificutades con los demás presos como por el conflicto generacional que tiene con su padre, también preso. La genial dirección por parte de Sheridan, la encomiable banda sonora (compuesta por algunos de los mas reconocidos músicos de la década, como Bono) la gran adaptación del guión (basado en la novela del propio Conlon) y sobretodo las majestuosas interpretaciones de Daniel Day-Lewis, Pete Postelthwaite y Emma Thompson hacen que se logre transmitir la relevancia de esta singular caso que conmocionó el el mundo entero. Sobretodo es importantísima la excelente interpretación de Day-Lewis, que logra hacer sentir impotencia y rabia a ese tipo de injusticias.

Como era desperar la cinta causó una enorme polémica en la sociedad europea (sobretodo británica) y algunos medios conservadores la quisieron tildar de anti-británica.
Lo cierto es que la narrativa de la película es de lo más objetiva que puede ser, no trata de hacer propaganda de ningún tipo de rama política o social, simplemente muestra con crudeza un gravísimo error cometido por la justicia británica.


En el nombre del padre representa un hecho real que es un claro ejemplo de algo que no debe ocurrir, que no se debe repetir nunca más en la realidad jurídica. Es una de esas películas que no se olvidan, no solo por la importancia de la historia, sino por todo lo que la envuelve (el estreno fue en 1993, muy pocos años después de que fuese liberado Gerry Conlon) y por su calidad cinematográfica en todos los sentidos: dirección, guión, actores, música... La pélicula fue nominada a siete oscars, de los que lamentablemente no se llevó ni uno, que fueron a parar a la multioscarizada cinta de Spielberg "La lista de Schlinder".
Halbarro
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6
29 de noviembre de 2006
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El primer paso social del niño es el colegio. Con esta premisa estarán de acuerdo la mayoría de pediatras o psicólogos, pues es en el colegio donde entran en contacto por primera vez con lo que no acontece en su ámbito familiar. Por primera vez tienen unos educadores que no son sus padres, por primera vez están envueltos de otros niños... y son esos primeros años educativos los que formarán un futuro ciudadano de bien para la sociedad. Una buena educación infantil se ha convertido en un imprescindible para la sociedad en que vivimos, y los derechos del menor son probablemente los más defendidos socialmente. En las últimas décadas el abuso de menores de cualquier tipo se ha convertido en uno de los delitos más aberrantes y más mal vistos por la sociedad.

La televisión nos enseña el mal estado de los niños en África o algunas regiones de Sudamérica, nos muestran sus penurias y nos instan a ayudar, a apadrinar niños y a colaborar para que tengan una oportunidad. Lejos de querer apartar la vista de estos sucesos que ocurren en otros lugares, Tavernier nos muestra algo que aún sabiéndolo no deja de sorprendernos: ¿Como puede ser que hoy en día, en Francia, uno de los países más fuertes de la U.E. la cuna de los derechos sociales ocurra algo semejante? ¿como puede ser que en el primer mundo haya niños que no pueden aspirar a una educación de calidad por el simple hecho de ser pobres? El director galo logra transmitir en esta cinta la angustia y el estrés que sufre el profesor de primaria de un barrio marginal al norte de Francia. Lo primero que se puede comentar de esta película es su título, que refleja a la perfección la trama de la historia. Cada día es nuevo, cada día presenta nuevas esperanzas y nuevas penas para el profesor, cada día es una nueva batalla con la administración, con los padres, con su propio hijo... pero aún así nunca deja de haber esperanza, aunque haya frustración. Y es que todo se pone cuesta arriba desde un principio: niños que viven en condiciones infrahumanas, que son maltratados, que tienen problemas de salud.... padres inadaptados, delincuentes, borrachos...

En definitiva, Tavernier hace una importante crítica a la administración de su país, pero también nos da a entender la importancia que tenemos todos en la educación de los niños, en su futuro, no solo profesores o padres sino toda la sociedad, ya que estan indefensos ante la realidad. Hace tiempo escuché en "Abducidos", de Steven Spielberg (que en general no tiene nada que ver con el tema a tratar...), una frase que puede representar el espíritu de esta cinta: "Mi abuelo me dijo una vez que los niños no debían preocuparse por nada más importante que el béisbol". Y eso es lo que intenta en cierto modo el profesor, librar, temporalmente almenos, a los niños de una realidad que no tienen por que sufrir.
Halbarro
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