Aún así, no me ha disgustado, pero no puedo ponerle una buena nota si he estado perdido durante prácticamente la totalidad de la serie.

La primera temporada es más normal y fácil de seguir, aunque hay demasiadas tramas, ideas y personajes hasta tal punto que pierde el sentido; la segunda, es desconcertante, inverosímil y absurda de principio a fin (he de decir que ahí reside su encanto para no haberle puesto un uno en valoración).

No voy a mentir, pensaba que iba a ver una serie detectivesca con un toque de humor y sátira, al estilo de Sherlock Holmes. Demasiados estímulos, mucho cambio de tema y personajes sin relación, llega un punto en el que he desconectado totalmente y solo veía los episodios de fondo.

Nunca he jugado ningún videojuego de Prince of Persia, supongo que esta película es una adaptación de alguno de ellos. Por tanto, no voy a valorar la película en comparación con el videojuego, sino la película en sí misma. Y la verdad, me ha parecido un film de acción como otros tantos que hay, pasable, sin nada a destacar, pero que tampoco se sale de lo habitual.

Entretenida, para echar un rato sin pedir mucho más. Veo críticas de gente que ha probado los videojuegos y son más críticos que yo, la ponen peor que yo. Cierto que ponen un pequeño contexto al principio, pero para espectadores que no tenemos ni idea del mundo Prince of Persia, podrían haber profundizado algo más, pero entiendo que va dirigido a un público que ya conoce el universo.

Menudo documental. No es perfecto porque por desgracia faltan muchas figuras icónicas por aparecer en este documental presentado por Shad; pero desde luego es lo mejor y más profundo que se ha hecho sobre el Hip-Hop, y es de agradecer.

Desde los inicios como simples DJ's e improvisadores, hasta el rap actual, Shad acompaña a los protagonistas históricos haciendo un viaje por el tiempo y sobre todo, por las distintas zonas de Estados Unidos; las diferentes formas de entender y ejercer esta cultura que está en constante renovación y reinvención de sí misma. Buenísimo, diría que obligatorio para cualquier amante del rap.

Le ocurre lo mismo que a la segunda. Mucho feminismo, poco guion y entretenimiento. Tan larga que se hace soporífera, tal vez si metieran más acción o dieran mayor relevancia a otros personajes que no sean la propia Enola, la película ganaría, al menos, en no ser aburrida. Y nos cuelan a Moriarty como una mujer negra, no sé ni que pensar, solo pedir a Netflix que pare.

Además, por si toda la parodia de la anterior película no fuese suficiente, este misterio se resuelve a mitad de película por todos excepto por la detective, que se da cuenta de las cosas bastante tarde. Por desgracia, habrá una tercera entrega, esta vez introduciendo la figura de John Watson.

Tenía ganas de ver la película, que es lo que querían conseguir dándole el apellido Holmes a esta película protagonizada por Millie Bobby Brown, que es lo mejor de la película, porque lo acapara todo, fundamentalmente. Lo primero que me sale decir es que sí, le he puesto una nota tan baja a la película porque estoy hasta las narices de que nos cuelen el feminismo y la corrección social en cualquier lugar y de manera forzada. No es necesario, y menos aprovechando del nombre de otros personajes, e intentando dejar por los suelos a personajes como Mycroft o el propio Sherlock.

Sin embargo, la nota mala no viene solo por eso: la película empieza bien, parece interesante porque es diferente y rompe la cuarta pared; nada más lejos de la realidad. Llega cierto punto que del tedio y aburrimiento, yo he tenido que pararla porque estaba completamente desconectado. ¿Dónde queda la acción, la intriga y el carisma de las películas de Guy Ritchie? Porque en Enola Holmes no hay ni rastro de ello. No aparece por ningún lado el misterio, las deducciones, los procesos del detective, etc.

En conclusión, Netflix solo ha hecho un producto para vender, ser socialmente correcto y aprovecharse de uno de los grandes nombres de la historia de la novela policíaca y de detectives. Y lo peor es que han sacado una segunda parte.