Correcto debut de este señor salido de la nada, que parece pretender llamarnos la atención permanentemente con una película particular, por dentro y por fuera de la misma.
Diferentes razones te pueden guiar a acabar viendo esta película, y en casi todas interviene el morbo. El morbo por la sangre, la defloración, los 18 años, época de mayor cambio en el cuerpo. Un reparto poco usual y polémico, cada uno de su época y a su manera, donde nos encontraremos a una actriz porno que ejerció el oficio siendo menor de edad mediante estafas y engaños, al protagonista de 'La naranja mecánica', al director de 'Pink Flamingos', o al padre de Laura Palmer.

Adentrados en la película, hay varias cosas que destacar. Una historia guiada en parte por el subconsciente, unas virtudes de fotografía decentes, un reparto adecuado y siempre llamativo, escenarios y decoración acordes.
Sin embargo, si profundizamos aún más, aparte de reducir mi crítica a mi subjetividad, sí que se puede despuntar algunas decisiones de dirección que molestan.
Cabe señalar que el hecho de hacer una película tan obsesiva sea de por sí un condicionante de guiar al personaje y su historia por la subjetividad del director. Los sueños de Pauline, las visiones, sus deseos, las consecuencias de lo que soporta... La psicología de los personajes se ve condicionada por el rumbo que toma la historia, y en especial Pauline, sin terminar de conseguir darle vida propia a la historia. Pauline, en toda su demencia y enfermedad y con sus gustos viscerales, sí, pero siempre adolescente, carga con todo el peso de la historia, teniendo al resto de los personajes controlados, cais de fondo, y siendo superior a cualquier fuerza externa, salvo a su propia mente, de la que no tardará en ser una víctima o incluso cómplice. Existe una gran fuerza visual y un carácter enfermizo que funcionaría mejor si la historia hubiese sido más pulida, si se hubiesen trabajado más los demás personajes o más matices en los conflictos de la película. De la otra manera, Excision es el resultado de una historia morbosa que funciona de forma irregular, con una dirección prematura aunque con aspiraciones, y en general un debut acertado, pero que deja algo que desear, e incluso con ganas de más.
Aunque ciertamente, envidio este arranque cinematográfico que ha dado el director. Veremos como continúa.

Buena en la construcción de personajes y el propio desarrollo que tienen, individual y grupalmente. Pero sobra metraje. Al director le encanta ralentizar y suspender el tiempo y el ritmo, sin motivo, y eso a veces juega en su contra, haciendo que la expectativa se hinche de más respecto a lo que está contando. No obstante, bien disfrutable por sus personajes, interpretación, música, y la belleza de donde está grabada.

De nuevo la masa ensalzando productos basura.

Prota guapo, cámara con parkinson, y "fuck shit fuckin fuck bullshit fuck" cada 5 segundos. Mal contada, personajes flojísimos (Richie en concreto es insoportable) y todos chillan y hacen aspavientos aunque esté fuera de contexto.

El nervio y la velocidad mal entendidos. Como lo peor de Tarantino y Guy Ritchie mezclado con Masterchef.

Temporadas cortas y capítulos cortos, y aún así se hacen bien largos y carentes de interés porque no se sabe narrar ni profundizar en nada. Al menos no duran 45-60 minutos, porque si no sí se habrían pegado buena hostia.

Muy tik tok esta serie: rápida, vacía, esquizofrénica, y la olvidas en cuanto haces slide con el dedo.

Como en la primera temporada, situaciones muy interesantes, personajes muy bien construidos, definidos e interpretados, pero ralentizada y extendida de más. El director disfruta de cámaras lentas sin motivo, de suspender el tiempo y la acción porque sí, pidiendo una paciencia injustificada al espectador para algo que acaba siendo muy predecible. El ritmo de la serie es bastante flojo y juega en contra del creador. Perfectamente podría haberse contado esto en 6 capítulos, como en la temporada anterior, y no en 7 (durando el último hora y cuarto, telita el sopor).

Especial mención al personaje de Jennifer Coolidge, que salvo un par de frases muy interesantes, empieza a ser un tremendo grano en el culo: ausente de interés, egoísta, antipático. A veces suma más como ayuda para avanzar otras tramas a su alrededor que la suya propia.

Anyway, disfrutable, con buena bso (los fans de Utopía sabemos) y unas imágenes bellísimas de Sicilia.

Bergmaniano a más no poder. A Simon Staho le resulta imposible ocultar y no revelarnos de dónde le surgió la idea de hacer esta película. Con contínuas referencias a Persona, emula en diversas ocasiones su fotografía, sus guiones, sus dramas, eso sí, elevándolos a un nivel que duele, molesta, angustia. Película lenta pero intensa, calmada y silenciosa, hasta la situación que el que un personaje eleve la voz, o la aparición de las amargas notas de la partitura de Vivaldi escogidas por el director, te supongan un susto o una alerta al cuerpo ante algo fuerte que va a suceder.
La primera media hora es absolutamente maestra, con ese comienzo de juego que nos pilla por sorpresa, y esa primera impresion de Noomi Rapace. Se hace verdaderamente magistral.
Poco a poco, al joven director le cuesta mantener el ritmo, la historia tan intensa que lleva a sus espaldas, y a veces el equilibrio. Aun así, complace bastante encontrarte una película así. Un aplauso merecido y un 8 que te llevas.