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España España · Torrejon de Ardoz
Críticas de Claudio2650
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
7
18 de abril de 2022
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Huida de Mogadiscio ha sido la película elegida por la academia de cine surcoreana para representar al país en el Óscar a mejor película internacional de 2021, además de ganar el premio a mejor película en los premios nacionales. Esto hace que la película resulte atractiva viendo el gran nivel del cine surcoreano a lo largo del siglo XXI y en particular en la última década, la cual culminó con el sonado Óscar a mejor película a Parásitos.

La trama se centra en Mogadiscio, Somalia, a finales de 1990 cuando ambas coreas se encontraban en una guerra diplomática para entrar antes en las Naciones Unidas, para lo cual establecieron embajadas a lo largo de varios países africanos con el fin de obtener un gran número de votos favorables para su anexión. En medio de este conflicto, a finales de 1990 se produce un golpe de estado en Somalia, y meses después, estalla una Guerra Civil. Como resultado, ambas embajadas coreanas pierden su protección diplomática y se encuentran asediadas por los rebeldes, siendo necesario que ambas dejen a su lado sus diferencias para juntar fuerzas e intentar escapar del caos.

A pesar de ser una película acción, algo que se nota tanto en aspectos técnicos como la fotografía o los efectos visuales y de sonidos, como en aspectos narrativos, la película es capaz de transmitir un buen mensaje al espectador, criticando tanto las relaciones diplomáticas entre ambas coreas como la hipocresía de los países occidentales hacia África y sus habitantes.

Quizás Huida de Mogadiscio se aleje bastante de las expectativas viendo el nivel del cine surcoreano reciente, sin embargo resulta una película altamente recomendable, que se puede ver en cualquier momento y con cualquier compañía, capaz de entretener al espectador durante dos horas, como gran película de acción que és, y capaz de transmitir un mensaje importante y de calado.
Claudio2650
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3
7 de abril de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puedo afirmar que el Drama Social puede ser uno de mis subgéneros favoritos, sino mi favorito. Me emociona ver a personas imperfectas luchar como buenamente pueden contra un mundo imperfecto, intentando conciliar sus necesidades y sus deseos de la mejor forma posible, haciendo sacrificios que les pueden poner en jaque tanto a ellos como a sus principios.

El cine europeo siempre ha dado las mejores películas de este género, desde los tiempos del Neorrealismo italiano, pasando por el Free Cinema inglés hasta acabar con los hermanos Dardenne y su enorme influencia sobre el cine actual que se puede observar en películas estrenadas en 2021 como la belga Un pequeño mundo, la francesa El acontecimiento o la maltesa Luzzu.

El cine americano, por el contrario, nunca ha sido prolífico en dramas sociales, los cuales siempre han carecido de la emoción y la profundida del cine europeo. Los dramas sociales norteamericanos suelen quedarse cortos en sus análisis, mostrando historias simples de buenos y malos, con personajes planos y problemas simples con soluciones obvias, que acaban aburriendo la mayoría de las veces y emocionando a un público pequeño y sensiblero, y terminan abandonando la memoria del espectador poco después verla.

Blue Bayou, como buen drama social norteamericano, no sé queda corto. Cuenta la historia de Antonio, un norteamericano que fue adoptado desde Corea del Sur hace 30 años y que, debido a un delito (que el no cometió, obviamente) se enfrenta a la deportación ya que sus papeles nunca se regularizaron debido a la legislación norteamericana. Aunque la historia es ficticia, escrita por el director y protagonista Justin Chon, bien podría ser el drama verdadero al que se enfrentan miles de ciudadanos norteamericanos que se encuentran en la misma situación que el protagonista.

Y es por eso que me duele tener que escribir esta crítica, porque es un drama real por el que mucha gente se encuentran sufriendo hoy en día, sin embargo, debido a la pobre crítica social, no logrará concienciar a los espectadores y hará que pasen de alto y no logren empatizar con el drama de estas personas.

Los personajes que conforman la película son planos y esteriotipados a más no poder, un protagonista que intenta recuperarse de una mala vida, unos padres abusivos que le llevan a donde está, su mujer que viene de buena familia y se rebela para acabar con él, un policia bueno que su objetivo es defender a los ciudadanos, un policía malo que buscar abusar de su poder y un largo etc. Además, el director le da una imagen de tío peligroso al protagonista con tatuajes y una moto con el objetivo cliché de no juzgar a alguien por su apariencia.

El argumento más de lo mismo, muestran un drama y un sufrimiento planos, que no busca ahondar más en la situación que sufre el protagonista, en buscar causas mayores y problemas más grande que puedan causar la situación a la que Antonio se enfrenta, seguramente para no perturbar demasiado al espectador poniendo delante de su cara los graves problemas a los que se enfrenta la sociedad estadounidense, la cual buscar ensalzar mediante frases y discursos facilones dando a entender que la gente daría la vida para escapar de la miseria de sus países (a menudo comunistas) para llegar a la libertad americana.

En el aspecto técnico, la dirección es floja y deja que desear, no logra que uno se enganche a la película y mucho menos que uno empatice con los personajes o se emocione con sus historias. Hay algunos planos de buena calidad, muy propios del cine independiente norteamericano, pero que se sienten fuera de lugar y de los cuales dan la sensación de estar puestos más bien para llamar la atención e impresionar en vez de aportar a la historia que está narrando.

Todo ello hace que Blue Bayou no sea una película recomendable, ya que no logra transmitir nada y es generalmente aburrida. Es una pena que, teniendo en manos un drama de tal calibre, el director lo haya desaprovechado de esta manera, dando lugar a una película simplona con poco más que ofrecer que un par de escenas y la introducción a un drama real que pueda resultar más interesante investigar por cuenta propia que dejarse llevar por lo visto en esta película.
Claudio2650
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9
9 de abril de 2022
6 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
París, distrito 13 es la nueva película del afamado director Jacques Audiard, quien además de dirigir, coautoriza el guión junto a las directoras Celine Sciamma y Lea Mysius, basándose en varios comics en blanco y negro del dibujante norteamericano Adrian Tomine. La historia se centra en las vidas y las relaciones entre ellos de tres personajes. Emilie, una chica de origen chino inmadura y egocéntrica, Camille, un profesor de literatura serio e individualista, y Nora, una agente inmobiliaria ingenua e inocente.

El genial guión nos lleva a través de sus vidas haciendo un uso brillante del recurso de las historias cruzadas, utilizando el amor como recurso para encontrarnos a nosotros mismos y como fin de nuestra búsqueda. Las historia lleva a unos personajes, que resultan bastante antipáticos al principio y con los que es difícil empatizar, por caminos diferentes los cuales les permiten evolucionar, encontrarse a ellos mismos y con ello encontrar el amor como fin máximo.

La dirección se apoya en una genial fotografía en un blanco y negro de alto contraste, siguiendo el estilo de los cómics en los que se basa, capaz de emocionar al espectador y de transferirle el humanismo necesario a la historia que se encuentra narrando. La banda sonora de Rone, de música electrónica, es otro espectaculo en el aspecto técnico de esta película, y cuyo único inconveniente es que desgraciadamente no podamos disfrutar más de ella durante la película.
Claudio2650
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9
10 de abril de 2022
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos acostumbrados a ver como el mal se muestra de forma directa, tanto en el cine como en las series o en la literatura. Personas que hacen actos malos por diferentes motivos. El mal representa movimiento, acción, activdad. Y es comprensible que se muestre de esta manera, pues es así como resulta más impactante y es capaz de llegar a un mayor público. Hay pocas películas que muestren el mal de una forma diferente, como algo pasivo, como gente que guarda silencio ante las injusticias que se enfrenta en su dia a día, y Azor es una de estas películas, dirigida por Andreas Fontana.

La historia se centra en Yvan De Wiel, un banquero suizo que viaja a Argentina a finales de los años 70, en plena dictadura de Videla, donde la represión del gobierno hacia los opositores se muestra de forma sútil en la primera escena y luego a través de la película mediante las conversaciones del protagonista con diferentes personajes con visiones dispares acerca del regimen gobernante en ese momento.

Yvan viene a sustituir a su predecesor, Keys, quien salió del país de forma repentina hace poco tiempo sin dar explicaciones y se encuentra desaparecido en Suiza. Keys, a pesar de no aparecer en la película en ningún solo momento, juega un papel fundamental en toda la película gracias a la imagen mística y fantasiosa que genera en nuestro protagonista a partir de las descripciones que sus clientes le dan, recordando a la Rebecca de Alfred Hitchcock. El protagonista se enfrenta a la difícil tarea de sustituir a Keys, quien era amado por sus clientes (y odiado por los cercanos a estos, los cuales le acusaban de ser un manipulador), y ganarse la confianza y la amistad de estos a pesar de sus diferentes ideologías y puntos de vista.

En esta labor es donde este mal silencioso se gesta, donde De Wiel calla ante las injusticias y crueldades que se producen delantes de sus narices, donde pone buena cara y empatiza con sus clientes para poder ganarse su confianza y lucrarse. Inteligentemente, el director añade un cliente secreto, el cual sirve como instrumento para mostrar las intenciones tanto del protagonista como de su predecesor.

Para contar esta historia, Andreas Fontana se apoya de forma muy eficaz de la fotografía, haciendo uso de planos estáticos o de movimientos muy lentos, dando esa sensación de inactividad e inmovilismo. Además de ello hay que añadir numerosos planos generales, donde los personajes aparecen empequeñecidos para transmitir la idea de que, a pesar del gran mal que se puede ser urdiendo, solamente son dos pequeñas personas dentro un gran mundo. Finalmente, agradecer al director por no caer en la actual tendencia de eliminar la banda sonora, lo cual podría ser interesante para transmitir la historia, sin embargo, hay un uso pequeño pero acertado de la banda sonora que permite dar ritmo a la película y evitar que el espectador se desenganche.
Claudio2650
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