Empecé esta serie tres veces y al final me enganché (los inicios se me atragantaron algo porque son algo triviales y manidos, pero pronto empieza a dar argumentos para seguirla). Hoy comienzo la 4ª temporada y esto está muy interesante. El guión es bastante inteligente y entretenido. No es que sea retorcido, pero tampoco es infantil, lo cual se agradece. Le doy esta nota porque en ciencia ficción de "batallitas" es poco habitual un nivel de producción tan elevado. Desde Galctica no veo nada comparable.

Como digo, producción y efectos visuales de muy buena calidad. Sobresale la dirección del elenco, porque aún siendo actores modestos, son creíbles y diversos. Es destacable también la mezcla de épica, humor ácido (algo negro a veces, lo cual agradezco) y poesía que se destila en varios episodios.

La trama enfrenta la manida dicotomía humana del bien y del mal, pero el pulso maniqueísta está bastante contenido (si no sería insufrible, dado el tema que trata). Todavía voy por el ecuador, pero espero seguir encontrando dudas razonables y pocas respuestas absolutas. Por ahora, muy recomendable.

Es cierto que la vida ya es lo suficientemente dura para relamer nuestras heridas con más drama, pero es que a veces el arte sirve precisamente para enfrentarnos a nuestro miedo a vivir la vida tal como es. Este filme preciso y conciso nos explica lo mucho que se puede sufrir hasta que al final debemos afrontar lo inevitable, cada uno al modo que o puede o simplemente aspira si tiene alguna oportunidad.

Me ha cautivado la poesía sencilla y transparente que se destila en cada escena. Creo que lo mejor que puedo decirte es que veas y disfrutes esta joya que he encontrado en Netflix. Esta semana ya es la segunda, tras La ley de la frontera. Ya había dado por perdida la posibilidad de ver algo realmente decente en esta productora, pero estoy gratamente sorprendido. Mi nota es un 8, pero podría haber sidoñ un 9 si no fuese tan garrepa.

Nada más difícil que mostrar las cosas de la vida tal como son sin que el espectador acabe mirando para otro lado. Te traen, gozas y sufres en cantidades variables según tus circunstancias, y al final te vas sin alegría y sin que nadie te espere. Contarlo con respeto, sin aspavientos ni dramatismos forzados, y al mismo tiempo transmitir el latido profundo y complejo de la existencia, sólo lo consiguen narradores contados. Es cierto que no es una película fácil, porque es cruda vida cotidiana de seres anónimos que conviven en familia y que se esfuerzan en compartir algo de esa luz que alivia el dolor de la soledad y distrae del miedo al vacío. Es una historia sencilla de personas sencillas que te acaba atrapando porque es una versión plausible de tu propia historia. Me ha emocionado y me ha gustado mucho. Le he puesto un 8.

Es una cinta "deliciosa" que, pese al tema durísimo que trata, se disfuta tanto por la trama, el enfoque, el ritmo, como por las interpretaciones del elenco, con Darín, claro, al frente. A veces resulata lacrimógena, pero no lo he percibido como un defecto, pues el tema que trata es realmente sobrecogedor, impactante, angustioso. Llorar escuchando ciertos testimonios, que sabes son auténticos, es algo inevitable. A la brutalidad que algunos individuos de nuestra especie son capaces de ejercer sobre sobre sus congéneres es necesario desvestirla de esta manera natural, sin aspavientos, con cordura y con mucha empatía con las víctimas de los horrores del genocidio, la tortura y el asesinato sistemático.

He visto la película sabiendo que me iba a tragar ciertos sapos que siempre son dolorosos, pero me ha quedado un regusto amargo por dos razones de plena actualidad. Una, que el presidente actual de la Argentina, es un tipo que se atreve a negar los hechos que describe la cinta y que fueron condenados por un tribunal legítimo de su propio país. Un tipo, Milei, que, si el pueblo no rectifica, puede conducir a la Argentina a sufrir episodios semejantes una vez más. Ojalá, ojalá, ojalá, el pueblo argentino sepa y pueda rectificar.

La otra razón es la escalada brutal del genocicio que sufre desde hace ya ochenta años el pueblo de Palestina (precisamente el cual dicho presidente argentino le importa menos que una m...). Se dice pronto, pero yo tengo sesenta y durante toda mi vida Palestina ha sido una fuente de dolor y frustración, un espejo en el que cualquier ser humano rehusa mirarse. Esta cinta me ha traído una vez más esa intensa angustia que siento ante la brutalidad y la infamia de la que es capaz mi propia especie.

En cualquier caso, visionar Argentina 1985 es un ejercicio adecuado y necesario para recordarnos de lo que somos capaces, tanto para construir como para demoler. Mi opinión: es una de las imprescindibles.

Un cuento sencillo de personas buenas a las que la vida no les resulta nada fácil. Clásico cine que nos cuenta historias de nosotros mismos, de ti o de mí, o de un amigo, clase obrera de pura cepa. Cuando nada tienes es cuando brillas y sólo importa lo esencial: la gente que quieres y la (deseable) belleza del camino que te lleva. Aproximación acertada a la realidad de las personas que, siendo jóvenes, se enfrentan a la madurez de vislumbrar el final de la vida y de su sentido más íntimo. Personajes poliédricos que evolucionan a lo largo de la trama y dialogan contigo sin dejarte indiferente y, al mismo tiempo, sin exigirte tomar partido. Realmente deliciosa.

Notables interpretaciones de Biel y Nacho. La producción modesta pero correcta. El guión puede resultar algo predecible, pero se disfruta como agua fresca: sabes lo que te espera, pero te quita la sed.

Recomendable y con nota. Le he puesto un 8.