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España España · Santa Cruz de Tenerife
Críticas de Gulatek
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
9
6 de julio de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a las considerables desavenencias, pareceres e hipótesis sobre el nacimiento de la metaficción cinematográfica, tanto periodistas especializados como académicos coinciden, casi unánimemente, en un referente primordial: 'Cautivos del Mal' (Vincente Minnelli, 1952); filme que abrió la veda —por así decirlo— hacia la causticidad crítica autorreferencial surgida a raíz de la llegada de la televisión y la caída de los estudios, tras las Segunda Guerra Mundial.
Tiempo después, realizadores como Peter Bogdanovich o Robert Altman (tan sólo dos gotas de agua en un océano insondable) siguieron la estela de Minelli con magistrales ejercicios de estilo como 'The last Picture Show' (Bogdanovich, 1971) o 'El juego de Hollywood' (Altman, 1991).
Sea cual fuere en su momento la intencionalidad primigenia de Minnelli, el caso es que el metacine surgió para quedarse y erigirse en subgénero por derecho propio.

Si bien podría aducirse que 'Barton Fink' (1991) fue el primer largometraje de los Coen con tintes de metaficción, sería erróneo calificarlo de metacine en estado puro. Cierto es que el filme aborda una de las fijaciones más recurrentes en este ámbito: el bloqueo creativo; angustia existencial connatural a la figura del artista que en 1962 plasmó como nadie el maestro Fellini en 'Otto e mezzo'.
Sin embargo, mientras que en la ópera magna de Fellini nos encontramos con un relato autobiográfico sobre las tribulaciones e infortunios del proceso cinematográfico, 'Barton Fink' parte de la figura de un dramaturgo convertido a guionista, para elaborar un "künstlerroman" que deviene en film noir surrealista con elementos de terror.
'Ave César' es, por consiguiente, el primer acercamiento canónico de los Coen hacia este complejo y apasionante subgénero en el que muchos se han aventurado, pero del que sólo unos pocos elegidos han salido airosos.

El metacine suele dirigirse, por regla general, en clave de dramedy, aunque admite todo tipo de tonalidades. Así pues, tanto los metagéneros mayores (tragedia y comedia) como los innumerables subgéneros derivados de éstos, pueden tener cabida en la metaficción cinematográfica.
Fieles a su constantes revisionistas, los Cohen conciben 'Ave César' como un exquisito collage genérico que parte del noir como hilo conductor del relato (esa voz en off que introduce a Eddie Mannix: fixer contrito y resignado al que da vida Josh Brolin), mientras se pasea —literalmente— por el péplum bíblico (plató en el que se cuece el inciting incident del relato), al tiempo que merodea por el musical o el western, afinando sutilmente las cuerdas del screwball y el realismo mágico cinematográfico (ese Akula 941 que surge de las profundidades abisales como una suerte de criatura marina redentora) que en su día sublimaron con 'The Hudsucker Proxy' (1994).

El secuestro de Baird Whitlock (George Clooney) da pie a una lúcida y delirante sátira del macarthismo donde las peores pesadillas conspiranoicas del senador Joseph Raymond se hacen realidad.
El sindicato de guionistas hace aquí las veces de aquelarre marxista; conciliábulo contestatario que reivindica la figura del screenwriter al tiempo que profetiza un halagüeño futuro anti-capitalista con Herbert Marcuse como detonante del cambio.

En 'Crueldad Intolerable' (2003), Tom Aldredge interpretaba uno de los personajes más enigmáticos del "coenverso": ese socio mayoritario senil, encarnación terrenal de la diosa Minerva, que en una breve pero intensa intervención transmitía su sabiduría al personaje de George Clooney.
En 'Ave César', los Coen despojan al mentor de esta aureola de divinidad para cimentar su fuerza pedagógica en la conciencia colectiva del pensador como figura histórica: un Marcuse que mide sus aforismos con la misma exactitud que su calculado y efímero "screen time".

Con un excelso elenco coral y una inmaculada puesta en escena que nos retrotrae automáticamente al crepúsculo de la edad de oro del cine clásico de Hollywood, 'Ave César' se perfila como la obra más fresca de los Coen desde 'Quemar después de leer' (2008).
Gulatek
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8
7 de julio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Superior a su antecesora, esta secuela aspira a convertirse en la poetización de un estilo; el refinamiento de un lirismo visual que James Wan emplea como herramienta vehicular para alcanzar la trascendencia.
La exquisita y pausada puesta en escena de los dos primeros actos, deviene en torrente de emociones y sobresaltos en un clímax que destapa el tarro de las esencias de lo fabulesco y transforma este filme en algo más que un simple carrusel de sustos, que por momentos evoca sutilmente el "terror mágico" de 'Poltergeist' (Tobe Hooper, 1982).
Wan, aún reincidiendo en la querencia neoclasicista del primer largometraje, esboza alguna que otra pincelada auto-paródica, tratando así de alejarse de la circunspección absoluta de 'Expediente Warren: The Conjuring (2013)'.
A la excelsa ejecución formal se le suma la interpretación de una Vera Farmiga más entregada que nunca, quien eclipsa al resto del elenco cada vez aparece en pantalla.

Lo mejor: La puesta en escena, Vera Farmiga, y "Marilyn Nun".

Lo peor: Que Wan no se atreva a subir la apuesta del todo.
Gulatek
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8
21 de agosto de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si yo hubiera dirigido una nueva adaptación de la novela "The Beguiled" de Thomas P Cullinan, hubiera optado con absoluta rotundidad por un estilo mucho más pulposo y carnal, sublimando así el largometraje de Don Siegel de 1971 y llevándolo hacia el terreno de películas como "Death Game" (Peter S. Traynor, 1977) o "Kill Bill" (Quentin Tarantino, 2011).
Como hombre, mi visión de la venganza contra el patriarcado estaría inevitablemente salpicada de testosterona, incluso tratando afanosamente de sintonizar con la psique femenina. Y es precisamente por esa "desventaja" que jamás se me hubiera ocurrido abordar esta historia desde la sutileza y la insinuación, partiendo de una meticulosa y estilizada construcción de personajes y un estilo fotográfico tan academicista que recuerda muchísimo al Stanley Kubrick de Barry Lyndon (1975) por el modo en que trata la luz y cuida los espacios.
No soy mujer, y por ende sería totalmente incapaz de reescribir este relato del modo tan personal, punzante y maravilloso con que lo ha hecho Sofia Coppola.
Aún sigo sin saber —y probablemente no lo sabré nunca— si la intención de Coppola era retratar el lado malvado y avieso de la mujer desde una perspectiva misógina, o si, por contra, su aspiración fue siempre la de hacer un remake feminista del filme de Siegel. Os aseguro que las impresiones sobre el mensaje que trata de comunicar esta revisión de la novela de Thomas P Cullinan son así de contradictorias. Por un lado tenemos las declaraciones de la directora, quien nos cuenta cómo mientras veía la película de Siegel le entraron ganas de contar esa historia desde una perspectiva feminista. Por otro, la impresión global que se le queda a uno tras ser testigo de las maquinaciones y argucias de un grupo de mujeres que subyugan a un hombre a su voluntad a raíz de una guerra de celos personal que nada tiene que ver con la maldad del género masculino, ya que el personaje de Colin Farrell parece ser el único realmente cabal y honesto (llega incluso a confesar su "delito", algo que ninguna de las mujeres se digna a hacer con sus "hermanas") de toda esta historia. Sea como fuere, me importan muchísimo más el tono, los personajes y la dirección que el mensaje real (me quedo con el que yo he captado) que Coppola me intenta transmitir con esta película.
Me alegro enormemente de que la inmensa Nicole Kidman haya vuelto para quedarse y reclamar el sitio que le corresponde, aunque por mucho que me gustaría seguir alabando su soberbio trabajo en esta película, la estrella de la cinta es sin lugar a dudas la siempre excelsa, majestuosa y lúbrica Elle Fanning, quien se lleva al mejor personaje del largometraje.
Kirsten Dunst y Colin Farrell están al nivel que se espera de ellos, mientras que las jóvenes Oona Laurence, Angourie Rice, Addison Riecke o Emma Howard bordan meticulosamente cada gesto y cada línea.
Todos alucinamos con "Las Vírgenes Suicidas" (1999), mientras que la crítica se dividió con "Lost in Translation" (2003) para luego defenestrar totalmente a la realizadora con "María Antonieta" (2006) y volver a considerar su obra con "Somewhere" (2010) y "The Bling Ring" (2013). Con este último trabajo, el universo de Coppola cobra más sentido que nunca (sus películas siempre han versado sobre personas que viven al margen de la sociedad), y la sitúa de nuevo donde siempre mereció estar: en lo más alto del podio directoral.
Gulatek
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9
4 de julio de 2016
8 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hilarante y lúcida como pocas, esta refrescante y cáustica rom-com deviene en brillante disección generacional de la mecánica pasional "milenial".
Norberto Ramos del Val entreteje un tapiz de emociones, adaptando con pulso firme la genial premisa desarrollada por Pablo Vázquez y Toni Junyent, al tiempo que Ann Perelló se perfila como la nueva y fulgurante "enfant terrible" del cine español.
Gulatek
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