Parece que los grandes personajes de nuestro cine se resisten a morir o, al menos, a morir con dignidad: actores como Sylvester Stallone, Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger o Kevin Costner apuran sus últimos días antes de decir adiós al siempre atractivo mundo de los focos y la fama. Sin embargo, muchos de ellos podrían plantearse el hecho de que una “retirada a tiempo es siempre una victoria.”

La película que me dispongo a comentar hoy no es sino una claro ejemplo de ello: “3 días para matar”, aunque realmente no hagan falta más de 3 minutos para darte cuenta de que el film no va a encandilar tus sentidos.

Lo más curioso de esta cinta es lo difícil que resulta encuadrarla dentro de un género concreto. Sin embargo, esta aparente diversidad, lejos de causar diversión, crea aún mayor confusión. En un primer momento, la escena inicial en algún lugar perdido de Serbia nos induce a pensar en una nueva trama protagonizada por la CIA y con una banda terrorista rusa como archienemiga. Posteriormente, la trama se traslada a París y un ambiente romántico y familiar parece adueñarse de toda la historia. En consonancia con todo ello, la seriedad inicial deja a paso a todo un entramado de bromas carentes de humor y diálogos desprovistos de cualquier tipo de sensación. En conclusión, cuesta imaginar ya a un deteriorado Kevin Costner tras los pasos de un “malísimo” mafioso ruso, el amor paterno filial que pretende recuperar resulta poco creíble y son pocas las bromas que consigues descifrar. Como si del resultado de un experimento fallido se tratara, esta película fracasa en su intento de aunar los géneros romántico, cómico y de acción.


P.D: Lo más desdeñable de esta cinta, por no decir lo único, es el rol de agente guarrilla reservado a Amber Heard, rol que, por cierto, asume con gran naturalidad.

Sinceramente, y, sin ánimo de ofender a los más eruditos "bloggers" de este país, no encuentro una forma ingeniosa de dar comienzo a este mi primer blog ni un clásico con el que poder estrenarme en condiciones. Así que, sin más preámbulos, procederé a comentar lo que, en mi opinión, ha sido un gran descubrimiento: "Tucker & Dale contra el mal".

Cierto que el título no augura un gran comienzo ni parece prometer un gran argumento, pero, aunque cueste recurrir al "topicazo" de siempre, "no hay que juzgar un libro por su portada".

Parece que esté de moda el cine canadiense, aunque esta película recurre por completo a la típica fórmula americana: grupo de estudiantes americanos viaja al lugar más recóndito de todo Estados Unidos en busca de lo que ellos consideran un fin de semana de diversión (cabaña junto al lago, historias de terror con la hoguera de fondo y como no, las siempre agraciadas y poco inteligentes "cheerleaders" americanas contribuyen en gran medida a ello). Sin embargo, algo parece diferente en esta película: el papel de héroe no lo asume el siempre fornido atleta americano sino que son dos campesinos del interior del país los que pasan de víctimas a verdugos y es, de hecho, una de esas "cheerleaders" mencionadas anteriormente la que consigue que mires mas allá de sus voluptuosos pechos en busca de una personalidad afligida y llena de compasión. En mi más honesta opinión, el director arriesga muchísimo a la hora de trasladar el protagonismo de toda la historia a lo que a primera vista no parecen dos personajes demasiado carismáticos. No obstante, el resultado es increíble.

Poco más cabe añadir. Es una película que cabe ser encuadrada dentro de lo que se considera cine gore y comedia negra. No recomendable para aquellos escépticos carentes de sentido del humor y que sólo parecen empatizar con el humor inteligente de Groucho Marx, humor que, por cierto, nunca han tenido la ocasión de analizar. La trama es entretenida y en ningún momento sobrepasa el límite de lo imaginable.

P.D: uno de los detalles que más me ha llamado la atención en esta película es el hecho de que el también típico "negro" de la película no sea el primero en morir.

Puede parecer que la quinta entrega de una saga de películas puede ser algo aburrido, cansino e incluso insultante para el espectador. Cabe añadir , además, que a partir de la segunda entrega una película tiene poco que ofrecer, poco que añadir.

Teniendo todo eto en cuenta, podemos considerar "a todo gas 5" la excepción a la regla. La película, de sorprendente larga duración, mantiene en todo momento la requerida base de acción que conforma este tipo de películas, aunque no se limita a reducir sus 132 minutos de rodaje a vanales carreras de conducción. Con un reparto espectacular(por lo que respecta a películas de acción al menos), consigue superar la previsibilidad con soltura y los coches dejan paso a excitantes escenas de acción pura, tiroteos, persecucciones,..

La película ofrece además una amplia panorámica de la capital brasileña y un escenario ideal en el que rodar peresecuciones.

Hago desde aquí un llamamiento a los cinéfilos para superar aquellas barreras que impiden distinguir buenas películas de acción de vulgares y mediocres films entretenidos