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Nueva Zelanda Nueva Zelanda · Wellington
Críticas de Wonka
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
1
29 de mayo de 2022
24 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Álex de la Iglesia va de mal en peor. Después del desliz de las 30 monedas, los tropezones de un guión mal escrito junto con unas interpretaciones de vergüenza ajena (de unos personajes cuya muerte se desea desde el momento de su aparición), dan como resultado una película absolutamente prescindible. Lo peor, para mi gusto:

-Cómo defrauda las decrecientes esperanzas del espectador de que en algún momento la trama dé un giro sorprendente que te haga recuperar el interés que perdiste a los diez minutos de comenzar la película.

-Los actores y actrices, de los que no salvo a ninguno, y que parece que están interpretando la función de fin de curso del insti. La química entre ellos, simplemente, no existe.

-Que se haya presentado como un slasher, un giallo, un festival de gore no apto para todos los estómagos, cuando hay especiales de Halloween de Los Simpson que dan más miedo.

-La forma que tiene la película de fracasar en el mensaje que pretende transmitir (sin éxito) sobre el turismo basura. Con esa idea, el Álex de la Iglesia de las navidades pasadas podría haber firmado una obra maestra, pero ahora ni la idea está bien desarrollada, ni tiene matices, ni sutilezas, ni nada de nada. Turismo es igual a caca, y poco más.

Si en vez de un churro al año, don Álex filmara una buena película cada tres años y pico, quizá los resultados mejorasen. Quizá. Qué sé yo.
Wonka
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3
1 de mayo de 2021
74 de 141 usuarios han encontrado esta crítica útil
No queda otra, entre tanta crítica positiva y tanta notaza unánime de la crítica solo puede pasar que no me dé cuenta de que mi niño interior es un cascarrabias o de que, como le pasaba a Chandler Bing, estoy muerto por dentro. Si no, no se entiende que el candor casi infantil con el que ayer me dispuse a disfrutar de las aventuras de los Mitchell acabara, casi dos horas más tarde, convertido en dolor de cabeza ante la sucesión vertiginosa de planos; de ojos por el uso estridente de los colores; y de corazón al ver que, el Cine, en manos del neocapitalismo, corre el riesgo de convertirse en un mero producto descerebrado de entretenimiento en el que pesan más el envoltorio y la propaganda que una buena historia.

A ver, resumiendo, la película sería algo así como si sus creadores se hubieran tragado "Los Increíbles", "Spider-man: Un nuevo universo", "Toy Story", "Scott Pilgrim contra el mundo" y cualquier película cómico-apocalíptica, la hubieran aderezado con corrección política y luz estroboscópica, y al rato hubiera vomitado todo el mejunje después de una noche mezclando anisete con LSD.

Vamos a empezar esta disección por el mensaje evidente (sin spoilers): el discurso sobre el uso que hacemos de las nuevas tecnologías o sobre el que ellas hacen de nosotros. Al estilo de cualquier capítulo de la irregular "Black Mirror" y con el toque romántico de "Her". Pero, a diferencia de ellas, sin llegar a ninguna parte. ¿Cuál es su propuesta? No se sabe. ¿Será que deja la interpretación abierta para que cada espectador llegue a sus propias conclusiones? No. Lo que ocurre es que la película es superficial, ya está, lo admitimos y no pasa nada. Comparadla con cualquiera de Pixar -por ser las que más próximas le quedan- y decidme.

Y seguimos con el mensaje no evidente (también sin spoilers): la familia, cuanto más imperfecta, mejor. El contrapunto repelente lo ponen los vecinos, que llevan una vida ridículamente impoluta. Pero los protagonistas son desastrosos. Físicamente no cumplen con ningún canon y las relaciones entre ellos pasan por el filtro azul de las pantallas. A nada de eso pondría objeción alguna si no fuera porque la disfuncionalidad de los Mitchell no es meramente imperfección, sino que se zambulle en el histrionismo desquiciado.

De otro lado, desde el minuto cero se nos deja claro que la película no falta a su cita con la diversidad, la inclusión y demás dogmas del wokismo Netflix. Con mención aparte para la figura del padre de familia, combinación ganadora entre Homer Simpson, Peter Griffin y el padre de Peppa Pig. Un completo estúpido, un macho alfa, un adorable cromañón descerebrado al que únicamente salvan el relativo sentido común de su mujer y el absoluto sentido común de su hija, la gurú de la familia.

Y llegamos así a la protagonista, a la hija mayor, a Katie. Yo no recuerdo a un personaje tan cargante y repelente en ninguna película de animación. Condescendiente, comprensiva, creativa, deliciosamente imperfecta. Es el personaje que recompone las relaciones y que aúna las voluntades, es el pegamento de la familia, la voz del sentido común, una simpática locuela cómplice de su hermano pequeño, apoyo de su madre y paternalista con su padre. ¿Dónde está la sátira a la que se somete a los demás personajes, de forma especialmente sangrante a Rick y a Aaron?

Sobre el guion podríamos hablar un buen rato. Desde luego, es previsible y superficial. Pero además contiene micro cambios de ritmo que, cuando se trata de una película -como esta-, que va demasiado rápida, la ralentizan de forma incómoda. Un ejemplo: las referencias a cierto proyecto vital que el padre tuvo en el pasado habrían podido construir una trama que, bien tratada, podría haber dado mucho más de sí y haber perfilado mejor al personaje de Rick, pero claro, lejos de nosotros humanizar al cromañón.

Me gustó de la película la técnica de animación. Lo que ocurre es que, como todo transcurre sin darnos el más mínimo respiro, el histrionismo de los Mitchell contagia al estilo con que se nos cuenta la historia, pero esas herramientas, en las manos adecuadas, pueden dar mucho de sí y me alegro de que vayan apareciendo nuevas opciones entre los extremos "animación tradicional-animación digital".

Salvaría de la quema también al perro, mascota-bufón simpático y deforme que ciertamente es el recurso más sobreexplotado por los guionistas (junto a la repelencia de Katie), pero que suele funcionar.

Decía alguien por aquí que llegaríamos a las lágrimas. De emoción, ninguna (aún recuerdo cómo lloré en el cine con el final de "Toy Story 3"); de lástima por la deriva simplonísima y efectista que va tomando el Cine, alguna pudo haber, de no ser porque tenía las retinas desprendidas por el atracón de multicolorismo chillón que me acababa de pegar. Siempre queda el consuelo de no haber pagado por verla en el cine.
Wonka
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3
28 de diciembre de 2020
23 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tiempo parece ir confirmando que el maridaje entre Brooker y Netflix produce un efecto desigual, tirando a pobre, como si el conspicuo padre de "Black Mirror" hubiera pasado de genio visionario a escritor de gags para cualquier late show.

La propuesta que nos ocupa recoge, desde el género del falso documental, una serie de testimonios de científicos, investigadores, políticos y ordinary people encarnados por actores bastante reconocibles, acerca del fatídico año 2020. Y pasa lo de siempre: lo que podría haber sido una idea para rularse de la risa, acaba resultando una desaguisada yuxtaposición de declaraciones a cámara, cada una de las cuales, supuestamente, encierra una dosis de humor.

El problema, a mi juicio, es precisamente que el humor no funciona, que los chistes no hacen gracia, y que, además de no ser graciosos, los hemos oído mil veces antes y mejor contados. Y ya, si de ahí pasamos a la sátira política, uno echa de menos el estilo de Ianucci o la agilidad de Armstrong, porque lo que muestra "Death to 2020" es más antitrumpismo, pero de trazo grueso, al nivel de presentar al ex presidente usando, directa, lisa y llanamente, insultos. ¿Se podía ser más descaradamente tendencioso que "Borat 2", con su mensaje explícito al final? Sí, pero con mucha menos gracia.

El humor británico ha quedado en esto, parece. O eso, o a Brooker se le da mejor trazar simpáticas semblanzas post apocalípticas que hacernos reír. Visto lo visto con las últimas temporadas de "Black Mirror" (¡sí, las de Netflix!), incluso lo primero parece discutible, aunque no le quitaremos el mérito de haber firmado sus tres primeras y su especial de Navidad. Pero bueno, ese es otro tema.

Si queréis pasar un rato insulso que salva, tal vez, quizá, quién sabe, remotamente, el personaje interpretado por Hugh Grant, allá vosotros, tal vez esta sea vuestra mejor opción. Si, por el contrario, queréis reíros a base de bien con sketches simpáticos y desquiciados o con falsos documentales, buscad el "Monty Python Flying Circus" o cualquier capítulo de La Hora Chanante. Funcionan mejor.
Wonka
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5
30 de diciembre de 2020
18 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Álex de la Iglesia me parece uno de los cineastas más interesantes con los que contamos ahora mismo por estas latitudes. Simpático, majete, transgresorcillo y un pelín sobrevalorado, pero sus propuestas al menos tienden a la originalidad y al disparate, cosa que yo agradezco en estos tiempos locos.

¿Y por qué le casco un 5 a 30 monedas? Porque, para ser de Álex y llevar su huella imborrable (que la lleva), la noto fofa, falta de tensión, y con un guion que no escatima en agujeros, prisas y elipsis. Entrar en ese lodazal exigiría meternos a tope en la zona spoiler, y el cuerpo no me pide desgranar capítulo a capítulo las muestras de que, algunas veces, tras los fuegos artificiales no hay más que humo y vacío.

Echo de menos más profundidad en el protagonista y en su némesis, interpretados yo creo que muy solventemente por Eduard Fernández y Manolo Soto. El resto ahí están, de comparsa, unos mejor y otros peor. Lo de Miguel Ángel Silvestre mostrando torso en 3 de cada 4 episodios no sé bien a qué se debe.

Y no obstante, la serie es entretenida. Uno a veces se pregunta: ¿cómo es posible que pueda estar viendo este mejunje que mezcla Lovecraft con El exorcista con Carpenter con Valle Inclán y con una chirigota de Cádiz? Pero ahí está, zampándose las aventuras del cura boxeador y sus coleguis en una propuesta que a veces se desliza demasiado hacia el efectismo vacuo de los códigos da vinci y petisoperías del estilo.

A ver cómo termina la cosa. Igual tengo que editar la crítica. Espero que para subirle la nota, porque, pese a todo, Álex me cae bien.
Wonka
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5
11 de diciembre de 2012
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acudí a ver "La vida de Pi" con la retina cansada ante tanto posmocinismo y muchas ganas de que me contaran una historia que me asombrara y me reconciliara con ese niño que todos hemos sido y por cuya supervivencia algunos aún batallamos. En mi caso, no es difícil: Pixar, pese a sus últimos resbalones, lo suele conseguir. O aquel memorable "Big Fish" tan denostado por algunos. O, a su manera, "El árbol de la vida". O tantas otras.

Y así predispuesto me enfrento con "La vida de Pi". Entre otras cosas, porque así la habían vendido: no hay más que echar una ojeada a los extractos de las críticas que aparecen en su sección correspondiente en esta web. Y tras una introducción de un sincretismo trasnochado en plan "to er mundo é güeno", lo que me encuentro es con un relato de un ritmo narrativo innecesariamente lento en el que la tridimensionalidad de la película se agota en el aspecto formal, pues el tratamiento de los personajes (de todos, secundarios y primarios, animales y vegetales) apenas llega a la segunda dimensión. Y esto resulta particularmente doloroso, por insuficiente, en la pretendida labor de introspección psicológica del protagonista. No es el personaje más desaprovechado, y presenta algunos aciertos en su tratamiento -sobre todo en la última parte del metraje-, pero no llega hasta donde debería.

Me da la impresión de que Ang Lee, al que achaco una irregularidad en la calidad de sus propuestas creo que sobradamente justificada, ha intentado con la adaptación de la novela de Yann Martel realizar una película que no dañe a nadie, contar un cuento inocuo, quizá con la vista puesta en las próximas candidaturas a los Oscar. En mi opinión, ha quedado en tierra de nadie (constato que mi opinión está bastante aislada), y sin negar algunos aciertos a la película, que los tiene, me parece que pasará a mi lista de producciones sobrevaloradas. Lástima.
Wonka
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