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Argentina Argentina · Ciudad autónoma de Buenos Aires
Críticas de Alesztejn
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Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
9
29 de julio de 2019
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante y sentido documental acerca de los Parchís. Aquel grupo musical infantil, o mas bien preadolescente, que fue furor en los años ochenta tanto en su país de origen (España) como en varios países de Latinoamérica, principalmente Argentina y México.

Si bien el auge de la banda en mi país coincidió con mi niñez, personalmente su éxito no había significado gran cosa para mi gusto de aquel entonces (salvo la muy agradable reversión del tema "en la armada" de Village People). Sin embargo, 30 años más tarde, qué es lo que hace que la visión de este documental relacionado con la etapa mas exitosa de ellos me impacte y hasta me emocione?
Pues creo, en principio, que es esa sensación de honestidad intelectual del realizador y los entrevistados en donde lo real de aquellos tiempos de frenesí se esboza tan íntimo como problemático.

La actitud reflexiva, sincera, celebratoria y hasta por momentos melancólica de los testimonios de los miembros de la banda dan prueba de ello. Protagonistas de un boom descomunal siendo niños reflexiona uno de ellos "creo que no sabíamos bien que era el éxito a los doce años, a esa edad sabes cosas más tangibles como la palabra piedra o rojo pero el concepto de éxito no lo entendíamos". Agregan que en medio de las giras y en los mejores hoteles "llamábamos por teléfono larga distancia un rato a la semana a un padre y este le contaba al resto lo que estaba sucediendo". O incluso resalta el carismático y talentoso Tino, algo así como el líder nato de la banda (hoy bastante cambiado con sus 50 años y con un brazo amputado luego de un accidente pero con la misma sonrisa) que a él se le acercaban intimamente las niñas, las no tan niñas y hasta algunas madres.

Pero aún hay más en este valioso documental además de testimonios de integrantes, managers, empresarios y algunos padres. Se hace un excelente uso de material de archivo. En este aspecto se insertan imágenes que asombran por su calidad de fragmentos de películas (especialmente las rodadas en Argentina), publicidades, videoclips, giras, canciones, artículos de diarios, discos y casi todo lo que la arqueología cultural pueda rescatar. Porque en este trabajo audiovisual el realizador entiende que todo suma a la hora de ilustrar el suceso retratado.

Que los integrantes o más bien sus padres no hayan ganado muchísimo dinero luego de todo el fenómeno musical es también una nota interesante acerca de la industria del entretenimiento. Discos Belter, la compañía discográfica que explotó los derechos de este fenómeno, obteniendo ventas millonarias de sus discos presentó la quiebra cuatro años después de la separación del grupo. Aún así se aclara que para esa máquina de facturar los empresarios habían invertido muchísimo dinero en la producción y en la mayoría de los caprichos de los niños como juguetes, anillos, lujosos hoteles y las comidas más caras.

Lo calificaría un ocho o hasta con un nueve a este lindo documental. No le pongo un diez porque creo que le falta desarrollar algo más acerca del proyecto estético y cultural que sostuvo al grupo como exponente de un fenómeno de masas. Una potente magia que los chicos lograron transmitir con lucimiento y eficacia. Mérito de los chicos sin duda, pero también un fascinante trabajo de coaching, entrenadores y creativos que asociaron a cada miembro con una ficha de color, pasitos de baile, canciones, juegos, merchandising y actores de cine que los hicieron archifamosos. La imperfección de lo perfecto que los hacia tan encantadores para ese inmenso público.

Sin caer en la mirada nostálgica, Parchís: el documental, se nutre de todo esto. En la inteligente complementareidad entre entretenimiento y buen cine.
Alesztejn
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8
6 de abril de 2020
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante documental sobre la guerra de Malvinas. Un trabajo audiovisual muy poco visto. Su difusión ha sido escasa debido seguramente a que está protagonizado por ex combatientes de la ciudad de Miramar y Mar del Sur. De hecho llegó a mis manos por casualidad un día de playa cuando estaba veraneando hace un par de años en esa ciudad balnearia.
Debo reconocer que el material documental es valioso. En este trabajo no vamos a encontrar ninguna pedagógica voz off que quiera evangelizar alguna idea determinada acerca de la guerra con Inglaterra. Porque en este documental toman la palabra un grupo de soldados que fueron protagonistas. Que padecieron la guerra. Que la pelearon con identificación pero también la sufrieron.
Son testigos bastantes diferentes entre si por más que vivan en una misma ciudad.
Hay testimonios que brillan por las historias que narran a causa de la maldita guerra y la infame conducta de los altos mandos como también aquellos que nos cuentan como era la situación de los pibes de la clase 63 que había sido reclutada sin tener la mínima idea de lo que es una guerra y yendo sin instruccion. "Yo no era Rambo, yo era un pibe rockero que quería tocar la guitarra, esos tipos estaban mal del bocho". Otro agrega "yo volvería nuevamente a la lucha porque es mí bandera la que estaba defendiendo", afirma convencido. Y el resto de los entrevistados también suman relatos acerca de sus vivencias que son también imperdibles.
Se nota sobre todo que los "chicos de la guerra" hoy ya no son chicos a los que durante mucho tiempo fueron ninguneados. Son sobrevivientes, héroes y personas maduras que tienen mucho para divulgar acerca de uno de los sucesos trágicos y memorables de la historia argentina
Alesztejn
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9
26 de enero de 2020
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadando por un sueño posee rasgos estilísticos de lo que desde hace algún tiempo se ha dado en llamar como "cine proletario europeo". Será por eso que se la asocia constantemente con la inglesa The Full Monty (1997) que también se la encasilla en ese subgénero. Pues bien, en mi opinión, también estas películas me recuerdan a otro film francés hoy un poco olvidado que se llamaba Disco (2007) de director Fabien Onteniente.

Creo que los tres largometrajes tienen ese tono común de entretenimiento y humor de gusto popular no exento de drama y de comentario social. Tanto Le gran Bain (nombre original del film), Full monty como Disco tienen como protagonistas a un grupo de personajes de clase media o proletaria ya entrados en los 40 años que se lanzan a practicar distintas actividades en la búsqueda de objetivos de recompensa o superación personal. Las ideas de concurso, exhibición o competencia serán motivos ficcionales claves para elevarlos y poder llegar a alcanzar sus sueños o un mejor pasar.

En Full monty se trataba de unos obreros un tanto entrado en años que intentaban brindar un espectáculo con gracia de streaptease masculino para lucirse y conseguir dinero; en Disco hay un grupo de amigos que regresan varios años mas tarde a las pistas de baile en un concurso de Disco Music y danzar a lo Travolta con el objetivo de ganarse un viaje a Australia; finalmente, en Nadando por un sueño, la idea que los motiva es la de formar el primer equipo de natación sincronizado masculino para representar a Francia en eventos nacionales e internacionales.

Y claro, en un deporte típicamente femenino de corta o mediana edad, todo parece resultar grotesco de antemano para unos cuarentones con físicos poco agraciados. Sin embargo, a medida que nuestros protagonistas van superando o haciendo caso omiso a las burlas o estereotipos, la película nos va metiendo de a poco en el mundo del nado sincronizado por medio de un guión que va ofreciendo distintas viñetas de una actividad no muy conocida.

El googleo por internet durante una escena reveladora en donde uno de los personajes investiga y descubre la existencia real de varios equipos europeos que presentan planteles competitivos masculinos adultos, o bien la captación de la convivencia dentro de un natatorio municipal frente a un grupo de musculosos waterpolistas que en más de una ocasión humillan al resto dan una idea de una cámara atenta, de un registro que por momentos linda con lo documental.

No sería justo comentar esta película sin mencionar la descomunal actuación de Leila Bekhti una joven actriz que hace de lisiada y que en su silla de ruedas cumple el rol de entrenadora de los muchachos. Una exigente y simpatiquísima coach que lejos de despertar pena parece como una especie de serpiente a punto de atacar cuando se la provoca o el grupo abandona los entrenamientos. Un personaje si se quiere como salida de films como Reto al destino (1982) o el Robert De Niro de Hombres de Honor (2000) y sobre todo muy motivadora.

Disfruté mucho este film que, si bien fue exitoso en Europa, en la Argentina paso muy rápidamente por muy pocas salas. Si bien es cierto que su argumento se centra en historias de gente común y en sus lazos familiares, también incursiona en ese lado B del deporte. En la actividad y el entrenamiento competitiva en edades adultas y a nivel amateur. Temática que si el cine se lo propone seguramente tiene bastante para contar. En le Grand Bain eso se puede ver. Bienvenido sea.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alesztejn
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Rompan todo: La historia del rock en América Latina (Miniserie de TV)
MiniserieDocumental
Argentina2020
6,5
757
Documental, Intervenciones de: Soda Stereo, Charly García, Molotov, Maná ...
8
14 de enero de 2021
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La expectativa era grande. Una serie documental sobre la historia del rock en Netflix daba que hablar en redes sociales. De movida hay que reconocer que el trabajo resultante logró ser bastante ambicioso. Tiene el mérito de querer abordar la historia del rock desde una perspectiva Latinoamericana y no tan localista. Y a lo largo de su narración se destaca por encima de todo lo ocurrido en Argentina y México; Colombia, Perú, Chile y Uruguay están como en segunda fila y aun así, por esas cosas de decisiones de la producción, deja afuera a un país importante como Brasil que sin dudas tuvo impacto en la historia del rock con grupos importantes como Os mutantes, Paralamas, Olodum. Incluso relevantes desde el punto de vista de las mixturas y esos cruces de géneros que tanto han influenciado a bandas como Los Fabulosos Cadillacs, Aterciopelados, Cuarteto de Nos o con el advenimiento de la samba reggae que se instaló hace tiempo.

Pero hay que reconocer algo que le juega muy a favor a este tipo de documentales cuando se trata de pensar la historia del rock. Y ese algo es que por lo general a los rockeros les gusta hablar y contar. Se disfruta escucharlos.
Aparte de opinar sobre música, con frecuencia no le escapan a la oportunidad de sentar posición acerca de temas sociales o mensajes políticos. De esto mismo surgiría el nombre del documental. Porque “rompan todo” (Billy Bond dixit) además de ser una frase con un inmenso anclaje en el imaginario rockero es también una suerte de declaración de principios. Y Netflix lo entendió muy bien, el gancho del título hace lo suyo también para que el documental, además de haber sido visto por buena cantidad de publico, haya generado múltiples comentarios y satisfactorios debates.

Es bastante obvio que la figura con más cámara y letra a lo largo de los capítulos es Gustavo Santaolalla. Productor de la serie, culto y sobre todo un gran protagonista en la industria, es quizá el que más veces aparece hablando. Pero también da gusto escuchar opiniones que resultan ser un muy buen hallazgo que aportan dignidad y gracia con sus comentarios. Tenemos el caso de Andrés Calamaro o Pedro Aznar, quien con su sensible inteligencia al analizar el rock primitivo, el impacto de los Beatles y la influencia del grupo Los Shakers nos dice cosas como estas: "yo creo que ellos lo que pudieron hacer es desentrañar la impronta musical que había ahí, decodificar el ADN de eso y replicarlo a la uruguaya". O quizá, con menos intelectualidad pero con mayor gracia, aparece de repente el zorrito Von Quintiero y refiriéndose a Soda nos cuenta: "un día termino de tocar, salgo a la vereda con un trago, y veo dos bichos raros, disfrazados, con los pelos raros, con bombacha de gaucho, y me encaran diciéndome somos de una banda Soda Stereo; yo pensé, olvidate con ese nombre no pueden llegar a ningún lado, un nombre muy raro,muy pop, muy que no combinaba.. y al tiempo yo entro a grabar el segundo disco con la característica de que Soda Stereo es elegido por la Sony como el grupo para sacar al rock argentino de Argentina y hacerla crecer en todo Latinoamérica"

De los cinco episodios el que más me gusta es el primer capítulo, con sus canciones finamente restauradas, su esfuerzo por rescatar ese archivo ya olvidado de una suerte de catálogo perdido frecuentemente por falta de interés o falsamente intrascendentes. Y lo mejor es que aquí suenan muy bien. Por supuesto, hay muchísimos artistas que en la operación de selección quedaron afuera pero honestamente este documental me hizo acceder a otros muchos que ni conocía.

Esta serie documental (además de que me hizo enganchar casi de un tirón los cinco capítulos que dura) es muy dinámica y su edición le añade mucho ritmo. Así como también hay que destacar que a través de sus imágenes posee una muy sutil exhibición del disco de vinilo. Y eso me parece buenísimo. A lo largo de los episodios se ven muchas tapas originales de esos álbumes emblemáticos, visualmente mejorados, reconociendo sin dudas un merecido homenaje a lo que fue este objeto para la historia del rock.
Alesztejn
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7
7 de setiembre de 2018
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que otra gente, al fin pude ver Perdida por Nétflix. De la misma manera que muchas películas argentinas, este film de Alejandro Montiel también tuvo su paso fugaz por las salas de cine y muchos no pudimos verla. Pero al ser incluida hace poco tiempo dentro del menú de la plataforma virtual mas popular del momento, la suerte de esta película en cuanto llegada al publico ha cambiado rotundamente. Tal vez por haber participado en un casting relacionado con esta película, me detuve a prestar atención a los créditos finales para tomar algo de conciencia de la cantidad de gente involucrada en este tipo de emprendimiento cinematográfico. Multiplicidad de oficios que conllevan para su realización, nuevos actores, músicos, publicistas, el aporte de distintos municipios y la posibilidad de integrar diferentes paisajes de nuestra geografía al servicio de esto que es cine en estado puro.


La historia esta basada en una novela de la periodista Florencia Etcheves. En ella se narra la búsqueda unos años mas tarde de una adolescente que desapareció durante un viaje de estudios por la Patagonia Argentina luego de conocer a un muchacho con el cual tuvo un encuentro tal vez romántico. Quien emprende esa búsqueda es una mujer policía que en su momento fue compañera de la chica desaparecida y mejor amiga.

Este rico material que bien puede estar inspirado en sucesos tomados de la vida real, tales como algún capitulo del tipo de Cámara del crimen o también de alguna de esas estupendas series nórdicas con misteriosos asesinatos, ambiguos detectives y maravillosos entornos naturales, en el caso de Perdida esta mas bien tratado como un thriller policial. En una elección de guión de sus productores, direccionaron la película sobre todo para el lucimiento personal de la actriz protagonista que es Luisana Lopilato y muchas acciones de pelea cuerpo a cuerpo entre hombres y mujeres, vidrios que estallan reiteradamente por doquier, chorros de sangre y violencia física.

Si bien el mismo desarrollo del film nos entrega varias referencias de lo que motiva a la detective protagonista a investigar acerca del esclarecimiento del crimen de su amiga de la adolescencia, nos sigue quedando para mi gusto una certera sensación que al relato le falta algo de emoción como para identificar más al espectador con la gravedad de lo que se esta contando.
Quizá hubiese faltado que la película aborde un poco mas en profundidad el universo de ese personaje desaparecido que se llamaba Cornelia, sus vivencias como adolescente durante su estadía en la Patagonia, su relación con las compañeras de viaje u otros aspectos dejados de lado como la falta de protección de los tutores que debían protegerla, o hasta saber algo mas quien era ese chico que se lo vio por única y ultima vez. De hecho, poco sabemos de quien es esa chica llamada Cornelia para identificar más al espectador con su desaparición.
Afortunadamente hay que destacar que el film nos ofrece una buena adaptación de una novela con un tema social potente, una oportuna captación de diferentes espacios de nuestra fotogénica Patagonia al servicio del relato, una suma de imágenes muy bellas y prolijamente filmadas donde la presencia del color suma interés y, por supuesto, mucho de los elementos que hacen disfrutar de un género policial bastante recurrente y entretenido en la exitosa plataforma Netflix.

Bienvenido entonces este cine de genero, con castings para nuevos actores, con desarrollo de nuestra industria cultural, para interesantes puesta en escena de novelas con temas vigentes contemporáneas y para integrar paisajes de nuestro país con el mismo gusto con lo que lo hacen exitosamente otras producciones europeas.
Alesztejn
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