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España España · BARCELONA
Críticas de DIEGO
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Críticas 95
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
8 de enero de 2022
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho mérito ha tenido Neus Ballús en abordar esta ficción escapando de la propia ficción actoral (no es la primera vez). Y pienso que para lograrlo ha valido la pena la ardua tarea empleada en dos años de casting y miles de pruebas. El resultado ha tenido premio. Ha rodado una satisfactoria película basada en un guion que se ha inclinado hacia una comedia que bordea la parodia. Me ha gustado. Sin embargo, encuentro que le ha faltado metraje para recrear los seis cortos que conforman el conjunto. Las situaciones reclamaban más desarrollo, a mi juicio, y los entrañables actores improvisados también, habrían podido con la apuesta.

He tenido la misma sensación que con la consabida y contrastada historia del primer trago de cerveza. Y Quizá tenga mucho que ver en ello la historia inicial que narra genialmente la creadora, la primera peripecia de estos tres lampistas tan reconocibles en casa del anciano. Y deja el listón tan alto con ese lunes o martes, no recuerdo ahora, que le pides más a cada situación que recrea después, de buena escritura, pero de realización no tan depurada. Qué pena que no haya estado tan acertada Neus Ballús como en la historia del centenario que tan bien se conserva a base de su dieta y su gimnasia tan particular. Qué prodigio de personaje. Y qué interpretación tan natural, realista y reconocible.

Quizá me ha pasado aquello de que te dan la mano y quieres cogerte el brazo. Pero no voy a quejarme, no, porque me lo he pasado francamente bien en mi butaca viendo una película que, además, como quien no quiere la cosa, te pone un montón de problemas sociales sobre la mesa, y quien quiera que los recoja; eso sí, sin pretender ahondar en la herida.

No es una película redonda ni una obra maestra, que conozco el patio, y cuando nos ponemos a exagerar... Pero le debemos mucho ingenio, atrevimiento y buen hacer a esta cineasta que tan buen trabajo a hecho, como aquel que dice, en seis días corrientes, como el de sus tres protagonistas, magníficos, Mohamed Mellali, Valero Escolar y Pep Sarrà.
DIEGO
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7
6 de enero de 2022
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve a ponerse tras la cámara Paul Schrader para dirigir de nuevo un guion suyo. Con éxito, diría yo, pues "El contador de cartas" me parece una buena e interesante película.

El cineasta se adentra en ambientes inhóspitos que golpean con fuerza en quien vive instalado en una rotunda soledad, al margen de una sociedad que ignora. Oscar Isaac es en este caso el actor encargado de dar vida a ese individuo, un exmilitar exconvicto que intenta purgar sus culpas con el juego. Como un hamster en la rueda de su jaula…, de su vida, va dando tumbos de casino en casino, de motel en motel, envuelto en un ritual muy extraño que se presta a múltiples interpretaciones. Es un personaje críptico si se quiere, pero descifrable en apariencia: estamos ante un rico vagabundo en busca de la redención, sencillamente. Él mismo dice algo así en una de las secuencias iniciales: "voy dando vueltas por ahí hasta que me sitúe y encuentre algo de sentido". Pagó con la cárcel su culpa, pero esta le persigue allí donde va, luchando contra la autoridad en el blackjack y contra los demás en el póquer, incluso contra el país que tiempo atrás tanto lo manipulara hasta convertirlo en un maltratador furibundo. Esa representación pienso que queda proyectada en el campeón mundial del juego de las escaleras y los full de ases que aparece una y otra vez en las partidas.

En su camino se va a cruzar un joven (Tye Sheridan) buscando una venganza que le resulta familiar al protagonista, y que para su equilibrio se convertirá en el instrumento de su redención personal ajena. Puede seguir en la rueda, pero acompañado por alguien, otro ser marginal, que bien podría alejarle de ella. También una mujer (Tiffany Haddish) se empecina en rescatarlo de su pasado para trasladarlo al presente; una vida de casinos, sí, pero con museos y ciudades de luz en la noche. En definitiva, abrirle la puerta de su perenne celda.

Una historia muy densa y perturbadora a la vez, sórdida en ocasiones, que llega a incomodarnos en la butaca, inmersos en lugares huérfanos y a veces escabrosos, donde casi no entra la luz del día.

Así es la atmósfera que desprende el magnífico guion de Schrader; que muestra una existencia incierta y penitente, solitaria y amarga, que traspasa con mucho oficio al espectador. Y así es también William Tell, el personaje que encarna Isaac, tan bien escrito y definido, que cuenta en off sus inquietudes, como ya lo hiciera Travis en "Taxi Driver". Me parecieron historias semejantes las de ambos fracasados en busca de su purificación, con muchos puntos en común a lo largo del guion; distintas redenciones, distintos caminos de perdición, mas conducentes a una común autodestrucción final. Schrader se mueve muy bien en esos ambientes y con esa clase de personajes a la deriva.

Po otra parte, la historia está muy bien narrada. Una dirección que en ocasiones evoca a Scorsese, tanto por su puesta en escena como por los constantes movimientos de cámara. No obstante, el ritmo aquí es muy distinto, y la cámara se acerca y se aleja de Tell de forma muy pausada, consiguiendo reforzar así su vivencia interna, a la vez que remueve e inquieta al espectador en su asiento. Por otra parte, la puesta en escena no precisa de la coralidad que suele acompañar al director de “Toro Salvaje”. La estrecha colaboración profesional y la amistad que han mantenido a lo largo de los años ambos cineastas, pienso que ha tendido un puente entre Scorsese y Schrader para que este último haya adquirido más destreza tras la cámara. Así lo percibí yo en esta ocasión. Puede que los casinos me influyeran en cierto modo.

Una notable película que merece estar en lo mejor de la cosecha de 2021.
DIEGO
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7
28 de diciembre de 2021
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tarde, pero por fin he podido ver la última película del cineasta japonés Hamaguchi, que se muestra ahora en la cresta de la ola. Y he de decir que me ha encantado. Nos cuenta el cineasta tres historias en las que el azar es el iniciador de ocurrentes experiencias humanas, profundamente humanas. Las protagonistas nos cuentan lo que generalmente callan, o a veces fantasean, y que, por pura casualidad -así es la vida en ocasiones- tienen oportunidad de exteriorizar ante una desconocida o en el devenir de una relación insólita.

Está rodada la película con una pausa sobria que te absorbe y te introduce en esas largas vivencias y experiencias que narran las protagonistas. Son tres historias de confesiones y de deseos contenidos. Los planos fijos son largos y el ritmo sosegado, como la acción que se sucede en la pantalla, atractiva y seductora, porque así son los personajes y su acontecer.

Una buena película que permite deleitarte con una cultura distinta a la nuestra, donde las relaciones humanas se experimentan con una delicadeza y un respeto que nos son ajenos, al menos en sus formas y formalidades; manteniendo esa distancia respetuosa y delicada, contemplativa y poética, que impregna la cultura japonesa.
DIEGO
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8
28 de noviembre de 2021
5 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disfruté mucho ayer, más que viendo, contemplando, la última película de Jane Campion "El poder del perro" (The Power of the Dog), preestrenada con éxito en los festivales de Venecia y San Sebastián. Distribuida por Netflix, se estrenará en esa plataforma el próximo 1 de diciembre, para echar más leña a la cada vez más competida rivalidad entre el cine y la televisión. Nada tienen que ver ambas experiencias, aunque tengan en común el mismo objeto visual. Cada cosa en su sitio, y que cada uno escoja lo que prefiera. El cine se vive en el cine, y las películas que se emiten en televisión donde se quiera menos en el cine, a no ser que te lleves un aparato a una sala comercial, lo enchufes allí y reproduzcas la película. La verás entonces en un cine, pero no la vivirás en ese mismo cine. Y dejo ya el tema, que para eso están los gustos, preferencias y simuladores. Yo mismo veo muchas películas en televisión, pero porque no me queda más remedio. Y, no obstante, le estoy muy agradecido a la pequeña pantalla, pues ahí he visto grandes películas de la historia que todavía no he podido vivir en una sala. Tantos clásicos... tantos descubrimientos le debo a lo largo de mi vida al cine de comedor...

Pero de cine estaba escribiendo a propósito de "El poder del perro". Una película deslumbrante por su contenido, por sus imágenes, sonido, fotografía, paisaje, reparto, localizaciones... Una magnífica historia muy bien narrada. Con guion de la propia Jane Campion basado en la novela homónima de Thomas Savage. Pero lo que más destacaría yo de esta obra es el trabajo de dirección y montaje. Una cinta clásica, narrada con una continuidad que resulta muy infrecuente ver en esta época. Utiliza las pequeñas o grandes elipsis temporales solo cuando lo pide el desarrollo de la narración. Y con esto no estoy diciendo que esté en contra de la fragmentación en el montaje, sino que alabo las decisiones coherentes que se mantienen como seña de identidad de una película a lo largo de todo su metraje. Cuando ves la minuciosidad y el rigor de la directora y el montador Peter Sciberras, solo encuentras agradecimiento. Y con todo ello la película fluye con el ritmo de un río de aguas tranquilas que resuenan frescas en el silencio del bosque. Sin embargo, esta película tiene exteriores muy abiertos, los de Montana, que con tanta belleza ha fotografiado Ari Wegner. Una espléndida fotografía contribuye a la hermosa composición de cada plano por parte de la directora, y a su brillante puesta en escena. Cada fotograma es sobresaliente.

Y en la pantalla vemos reflejada una historia de grandeza y miseria. De luces y sombras. Del ser y su contrario. Vivencias en soledad y en el recuerdo que vive el personaje que encarna Benedict Cumberbatch (quizá su mejor trabajo), que nos ofrece un suspense y un misterio por su pasado que intentamos descifrar, y que muestra en su presente con una rudeza que en ocasiones parece forzada. ¿De qué huye Phil?, el vaquero duro que interpreta Cumbertach. Su mundo interior saltará por los aires con la aparición de la que se convertirá en la mujer de su hermano (Jesse Plemons) -su contrario-, Rose, interpretada por una notable Kirsten Dunst, que llega llevando en brazos a su frágil y afeminado hijo Peter (Kodi Smit-McPhee) que pronto chocará con los machos vaqueros del rancho de ambos hermanos, y con Phil, naturalmente, con el que irá congeniando sorprendentemente poco a poco, para el disgusto de la madre.

Los descubrimientos y las relaciones que mantendrán Phil y Peter se convertirán pronto en el eje central de la trama. Y nos mostrarán encuentros, desencuentros y dudas... Y nos plantearán preguntas, quizá desnudas en todas sus acepciones. ¿Quién era el omnipresente Bronco?

Una excelente película, sin duda. Jane Campion y su equipo es la responsable.
DIEGO
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6
22 de noviembre de 2021
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta tarde he ido a ver una película de la que no sabía absolutamente nada. Bueno, sí, no exageremos. Que una de las protagonistas era Anya Taylor-Joy; que era obra de un director y de dos guionistas que desconocía; que la moda estaba presente en la historia; y que un personaje retrocedía en el tiempo para encontrarse con una cantante famosa de los 60. Pero nada de eso era aliciente suficiente para mí como para decantarme por ella, más aún quedándome algunas cosas por ver que me resultan interesantes a priori. Sí que estoy al tanto de los estrenos, por supuesto, pero me entero de lo elemental: quién la dirige; quién la escribe; si se trata de un guion adaptado; cuál es el reparto; la época en que transcurre la acción, que intuyes por los carteles y alguna fotografía que ves; el boca a boca del que siempre te enteras de cosas; y el expreso seguimiento de cineastas y actores que especialmente me interesan. Y claro, con todo lo dicho, al corriente sí que estoy; pero intento eludir cualquier tipo de comentario, crítica y opinión de los estrenos, más allá de lo estrictamente necesario. Es lo que quería expresar, en realidad: que no leo críticas por adelantado, ni revistas especializadas ni publicaciones ni programas de cine, antes del visionado. No sé a los demás, pero a mí me condicionan, y prefiero llegar a la proyección lo más virgen posible. Supongo que más o menos se me entiende. De ahí la rotundidad de mi primera afirmación, aunque algo inexacta si se quiere.

Sin embargo, como he dicho, de "Última noche en el Soho" no me había llegado la información suficiente como para hacerme una mínima idea -hasta aquí sí que llego siempre-, ni temática, género, en fin... que la he elegido bastante a ciegas. Pero algo me decía la nariz. Y, así como otras veces me pego la castañada, con este Soho me he llevado una sorpresa agradable. Más si se tiene en cuenta que, de haber sabido cuál era su argumento con un mínimo de detalle, no se me habría ocurrido acudir a la sala en cuestión. En principio, ni me atraen ni me gustan este tipo de historias. Y mira por dónde que, sin dar volteretas, he salido satisfecho del cine. Me ha gustado sobre todo, más que lo que cuenta, cómo lo cuenta el director. Subrayaría esa dirección y su puesta en escena, el ritmo narrativo, a pesar de tener un exceso de metraje, el montaje, la composición de los personajes, la interpretación de todo el reparto -bienvenida la reaparición de Terence Stamp en un corto papel-, la música de los 60 -algo de musical tiene la película-, la ambientación -muy buena- y la evolución del guion y de la historia, que siempre avanza.

Partes de un cuento de hadas para acabar en otro de terror; comienzas con un bonito sueño para que el desenlace sea de verdadera pesadilla; la fantasía se torna en delirio; la pura inocencia desemboca en violencia sangrienta; la abuelita en bruja; y la joven ilusión en paranoia desenfrenada. Como no soy muy partidario de etiquetar las películas por su género desde que quienes se cuidan de este menester se han trastocado; a veces se puede leer: "drama, documental, judicial, social, thriller". ¿No es para tirarle un cubo de agua bien helada ahora en invierno a quien elucubra tal disparate? Son normas de la administración y todo eso, ya lo sé, pero a mí me parece destornillante. Curiosamente, hace unos pocos meses me ofrecieron un trabajo para el departamento cultural encargado, que consistía en visionar dos películas diarias antes de su estreno con el fin de clasificarlas por edades y, en ocasiones, definir su género. Cuando me dijeron la última parte se me pusieron los pelos de punta. Al final todo quedó en nada. En cualquier caso, le estoy muy agradecido a quien pensó en mí para ello.

Decía que como no soy partidario de las etiquetas... pues eso, que, sin desvelar nada, solo comento lo hasta aquí expresado de la película, sin que me haya entretenido en su sinopsis, que está en todas partes. Y dejo las sorpresas para quienes no la hayan visto.

Quiero añadir también que la trama de esta bienintencionada paranoia está bien construida, y que logra crear una intriga eficaz y contundente. Tiene su mérito que yo encuentre la película tan interesante y atractiva con todas esas fantasías y fantasmas, pero no voy a mentir, así es. El guion, según mi opinión, podría ser mejor, más trabajado, y su desarrollo más corto. Le haría un favor al metraje y a la película. Pero, aun así, creo haber visto un buen trabajo que además me ha interesado.

Me ha salido un análisis un poco rarito, como la historia de la peli si lo pienso, un poco desconcertante. ¡Ah! Que se me olvidaba, me han venido unas terribles ganas de volver a Londres.
DIEGO
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