Juno es una la típica película que empieza a hacerse notar sin que te des cuenta por el pseudo boca a boca que supone perder horas por internet y no acordarte de lo que has leído. Misteriosamente acabas teniendo un buen concepto, hasta que llega el trailer y empiezas a dudar de si esa patochada es realmente la que tenías en mente.

El pastiche de referencias culturales y supuestas líneas de guión inteligente parece sacado del blog de una suicide girl llamada Diablo Cody, oh, espera...eso se parece mucho a la realidad.

La película está fundamentada en la maravillosa madurez, inteligencia y fuera de lo común que es la protagonista, tan cool ella, que se queda embarazada de un solo polvo y que, atención: moralina, en el momento decisivo decide no abortar y dar el hijo en adopción, una fiel muestra del nivel cultural e intelectual real del personaje. Los padres también ayudan mucho sin alterar un solo músculo ante la noticia del bombo ni del cambio de decisión.

El padre del engendro es el pánfilo personaje al que da vida Michael Cera, que para ser el mejor amigo "superguay" de Juno rara vez cruzan palabra en toda la película. El derroche de complicidad debe venir porque le llama brujita a ella. Claro que hablando de supuesta complicidad, el pre-padre adoptivo que es músico frustrado que compone músicas de anuncio con una mujer frustrada y estirada que no da rienda sueltas a su enrollada imaginación es casi más vomitivo.

Por lo demás, referencias cara a la galería: - Los stooges son mucho mejor, - Pues que sepas que me compré un disco de sonic youth y es todo ruido, - Oh!, es casi mejor que suspiria, que hasta conseguiran conseguir su objetivo ante cierto público en "conectar porque hablan de lo mismo que yo, o al menos de lo que se supone que mola hablar".

Con todo, hay que reconocer que resulta tan irritante, sobre todo por el revuelo que ha formado y unas críticas tan favorables que hacen que sea difícil no levantar un mínimo de expectativa. No obstante, el hecho de tanta felicidad con una niña de instituto embarazada, diviertiendose tanto, con su pipa, sus paseos nocturnos en coche y su mejor amiga (aún más) descerebrada, deja una sensación de querer romper alguna cabeza para que la pantalla recupere la cordura.

Resumiendo, si esta es la frescura y transgresión que tiene que aportar el cine, conmigo que no cuenten.