Enamorarse desde los sentidos, la historia cuenta acerca de una mujer y un monstruo que solo necesitan un par de señas para lograrse entender y tener química entre ellos, una mujer que no solo por sus limitaciones se fijó en un monstruo, si no por lo que en verdad la hizo sentir una persona que le hacia revivir su instinto humano a pesar de que el era un ser distinto.

Lo que mas me llamo la atención, fue la producción que, aunque se realizó en el año 2017, tuvo su contexto en lo clásico, como lo es la guerra fría y de igual manera el desarrollo del papel de las mujeres como trabajadoras de aseo en un laboratorio de alta seguridad, resaltando el echo a que independientemente de su trabajo ellas también se pueden enamorar y pueden vivir su propia historia.

Esta es una de las películas que muestra que el amor no tiene que ser centrado en lo físico si no en la conexión entre sí, aunque el monstruo de la película sea un anfibio, es casi una persona y nadie se tomo el tiempo en pensar en los sentimientos que tendría este monstruo, entonces hablamos de la lógica del amor sin tener la necesidad de usar dos personas comunes y corrientes.

Esta película que lidia con aspecto como la violencia, el sexismo, mostrando a la mujer como una simple trabajadora de la limpieza e incluso la discriminación racial. Además, se desenvuelve en el misterio, señalando como algunos secretos que oculta Estados unidos, como, por ejemplo, lo que se esconde en el área 51.
Además, los personajes, tienen unas características que los hace ser diferentes, sean defectos o que sean “raros”, entonces es un relato completamente fantástico que va nido a una historia de amor, que aun así cuando la mujer es frágil, termina siendo casi la heroína de la película, y el hombre en este caso, el machismo, pues no llega a ningún lado y la hace fortalecerse.

¿Existirá una división entre la fantasía y lo real?, tal vez el final se pensaba como si de un cuento se tratase en donde no se abarcaría un amor imposible, pero termino siendo ella, la protagonista parte de la naturaleza del monstruo abarcando de cierta manera un amor imposible entre dos especies diferentes.

Uno de los films más populares de su director, en el que propuso una fantasía tan descabellada como atractiva: la posibilidad de que un personaje de la ficción fílmica abandone la pantalla y se integre a la realidad.
Todos tenemos una forma de sobrellevar los tiempos difíciles. Hay quienes hacen ejercicio. Algunos prefieren aprender algo nuevo. Y otros, vemos una película.

El cine, al igual que sucede con otras disciplinas artísticas, sirve como vía escape de la realidad, en especial si se trata de tiempos de crisis. Esto, es justo sobre lo que habla La Rosa Purpura del Cairo.
Estamos hablando de una de las obras mayores del director neoyorkino Woody Allen. La historia está ubicada a finales de los años 20, época en la que los Estados Unidos atravesaban una de las peores crisis económicas de su historia, conocida como la Gran Depresión.

En esta película se narra la historia de Cecilia (Mia Farrow), una mujer que trabaja de mesera y que es esposa de un hombre al que en realidad no ama. Para ella, el único momento de felicidad en su vida es cuando va al cine.

A causa de la crisis, Cecilia pierde su trabajo, así que trata de encontrar en el cine un consuelo, donde ve una y otra vez una película llamada La Rosa Purpura del Cairo. De pronto, Tom Baxter (Jeff Daniels), uno de los personajes, intrigado por ver a esta mujer en tantas funciones, decide salir de la pantalla para hablar con ella.

Con esta cinta Woody Allen nos habla de muchas cosas. Una de ellas, ese gusto que tenemos los seres humanos por evadirnos, de buscar en la ficción algo que la realidad nos está negando.

De manera un tanto cruel, el director le presenta a Cecilia la oportunidad de experimentar un amor de ensueño, donde su vida parece más llevadera, pero que conforme lo acepta, la va alejando del mundo real.
Y en cierto momento, Allen dice: es tiempo de elegir.

Pero con La Rosa Purpura del Cairo, Allen también nos regala una de las cartas de amor más bellas que le han dedicado al cine.
Nos dice que una película puede tener el poder no sólo de darnos un respiro, también puede inspirarnos a ser mejores, e incluso a aspirar a una vida diferente.

El final de esta película muy agridulce. Es doloroso, pero al mismo tiempo es esperanzador, o eso queremos creer. Con La Rosa Purpura del Cairo, Allen nos recuerda que una película puede impactar de manera enorme en nuestra de vida es enorme. Lo que hagamos con eso, dependerá de nosotros.