Tarde de verano, domingo, escojo Badland y...¡acierto! He montado una yegua parda fiel que me ha trasladado al galope por unos parajes típicos del "oeste". He peleado y con mis propios puños he vencido a contrincantes mucho más fuertes que yo. Nadie dispara más rápido, pistolas y rifles. Ayudo a impartir justicia, persigo a criminales de guerra. Y me enamoro de una bellísima mujer madura Sarah (Mira Sorvino) que viste blusas blancas y roza mis manos invitándome sutilmente a ser querido y abrazado por los siglos de los siglos. Por si tenía algunas dudas cuando la vi disparando con un winchester se disiparon a la velocidad de sus balas. Y ¿quién es Matthias Breecher? (Kevin Makely) es un detective de la Compañía Pinkerton, fue soldado y nada más sabemos de el. Si queréis saber algo más preguntadme a mi porque Matthias Breecher soy yo ¿O tu?
Gracias al director Justin Lee por copiar de Ford, Peckinpah, Eastwood...fantástico eclecticismo de los más grandes con el que ha conseguido una buena película. Con buenos y malos, bien y mal y esta vez con perdón.

Pudiera parecer que la película es un alegato contra la violencia y la guerra pero creo que siendo verdad dicha afirmación no es completa ya que Sophie Scholl y el resto de sus compañeros contra quienes luchan de verdad es contra Hitler y el nazismo y lo hacen por medio del ejercicio del derecho a la libertad de expresión. La libertad de expresión es el arma más potente contra los dictadores por eso se preocupan de eliminarla en cuanto detectan su aparición y no escamitan esfuerzos para intentar que no surja bajo ningún concepto. Los himnos laudatorios del dictador y SU nación, los gestos unánimes, los uniformes civiles y militares, la educación unidreccional son, entre otros, instrumentos que abortan el nacimiento de la libertad de expresión. En la pelicula la profundidad de los diálogos, la preponderancia de la palabra, la austeridad del vestuario, la ausencia de exteriores y la profusión de primeros planos ayudan a encumbrar a la palabra como monumento contra el nazismo. La narración visual tiene ritmo gracias a la genial interpretación de la actriz Julia Jentsch y a la dirección de Marc Rothemund, ambos de nacionalidad alemana quienes aportan al film algo más que su trabajo y profesionalidad. Contra las dictaduras palabra contra su oscurantismo luz, la luz que da la libertad de expresión.