Lo único bueno de la película son Sophie Marceau y Jeremy Kapone. El resto de actores no tienen ni atractivo ni gancho.Una película sin una trama ni suceso importante. Llena de tópicos políticamente correctos.Vacía de contenido.
Ideal para quinceañeras alocadas que buscan sentirse identificadas con una película que refleja de manera superficial la sociedad basura de hoy en día.

De las mejores películas que he visto en mi vida.Un excepcional Tony Leblanc que sabe perfectamente interpretar los 2 roles de un mismo personaje.
Un crítica a la sociedad,a la democracia y al mundo en general.
Véase si se quiere disfrutar y reflexionar.

No llega a convencer la actuación entre ambos,falta de química. Hugh Grant cansa con el mismo papel siempre de tonto inocente que no sabe nunca qué decir y se pasa la vida con cara de bobo diciendo "mmmm eeeeee... buenooo...". Humor fácil y un guión nada interesante. Es un intento de hacer una comedia romántica pastelosa y se queda en un amago. Además, no creo que refleje en ningún momento el verdadero amor.
Lo mejor de la película, el amigo rubio que vive con Hugh Grant. Con eso ya se dice todo. La típica película que no volvería a ver

"Todo tiene belleza pero no todo el mundo sabe verla"
Quizás sea por eso que está película o te apasiona o no te llega. Hay que ser una persona extremadamente sensible para poder captar la belleza de cada una de las escenas. Es una película que se disfruta segundo a segundo,lo que para algunos podría resultar lenta o pesada.
No la recomendaría a personas que buscan ver una trama llena de sucesos ,pues esta película es en sí misma un cuadro, una contemplación de lo armonioso,en la que hay que escuchar más la banda sonora que los pocos diálogos que contiene.
Una película para personalidades bohemias, melancólicas, sensibles y enamoradas de la belleza.

Película pretenciosamente profunda que consiste en dos tipos hablando sobre “el no sé qué” que se supone que debe ser una visión profunda y existencialista de la vida. André no deja de ser un pedante que por pertenecer a una especie de grupo sectario polaco cree saberlo todo de la vida y habla desde una perspectiva supremacista de cualquier cosa que se le tercie. André cree tener una actitud metafísica y estar en posesión de la verdad, cuando en verdad no deja de ser un snob acostumbrado al lujo de restaurantes con platos como es su manera de hablar: pura cáscara y apariencia. No logro entender las caras de mosqueo del anciano camarero mientras sirve, aunque puedo imaginarme que se deban a su hartura vital de estar siempre sirviendo a tipos como André. Me atrevo a afirmar que muchísima gente le da una puntuación alta por mero papanatismo. Esta película bien podría haberse llamado “El cuñado”. Lo mejor: la BSO.