Si buscas una película donde se radiografíe el alma del traidor (la traidora en este caso), ésta no es tu película.

Es maniquea pero en torpe.

El personaje de Al Pacino parece rescatado de la versión años 40 de Saturday Night Live.

Todo es acartonado: los decorados, los diálogos, los nazis.

No he sentido en ningún momento empatía por Axis Sally. Se supone que en estas películas de bajo coste es el recurso más necesario: que conectes con el viaje del protagonista.

Le pongo un 4 porque la factura técnica es aceptable.

¿Hay una secuencia donde aparece un primer plano de los zapatos del protagonista caminando? ¿Otra donde podemos observar el movimiento del bolso de la partenaire del prota? ¿Acaba una escena y empieza otra con una elipsis absurda en el medio ? ¿El protagonista grita sin venir a cuento o te habla desde una voz en off en una escena donde solo sale él? ¿Los diálogos son pobres? No es un mal guión. Es que no hay guión: están improvisando. Pues en esta película hay de esto y cosas parecidas.

Creo que está inspirado por ese movimiento cinematográfico francés que se dio en llamar Nouvelle Vague. No me gustan mucho estos experimentos. Para disfrutarlos has de estar muy descansado.

Pero no todo son deméritos. Alguna cosa apreciable hay: algún toque de humor, la trama de la embajada israelí.

Si no tienes nada mejor que hacer o no quieres perder el francés de la escuela, ésta podría ser tu película.

El protegido me gustó. De repente, un super héroe no llevaba mallas y ni capas de colores chillones. Era un cuarentón ligón con un fuerte sentido de la ética y dispuesto al sacrificio. Había un código que regía el mundo de los super héroes, había una visión, había un proyecto.

Shyamalan luego nos decepcionó una película tras otra. Y vino Split. Y vimos algo de ese genio de Shyamalan que tanto amamos. Le costó 5 minutos. Al final de todo. ¿Lo recordáis? Un solo gesto y dos palabras. Había una narrativa entre dos películas aparentemente desconectadas. Eso es cine, amigos y amigas. Ese es el misterio que tanto anhelamos al entrar en una sala de cine.

La primera idea que me vino tras ver Glass fue: "las prisas nunca son buenas consejeras". El guión tiene fallos gordos, de esos que surgen porque no se repasa y no se ha dejado reposar en un cajón algún tiempo. Ahí está la maestría de Shyamalan, algo del suave misterio que domina, pero también está la precipitación, las transiciones chapuceras entre los tres segmentos en que podemos dividir la película: confrontación-manicomio-confrontación. Su entrañable falta de control en las escenas de acción. Él, Shyamalan que es más de sugerir, que lo explícito le resulta vulgar, que te enseña las cartas y luego te cambia la baraja. Y solo lo descubres, luego, en casa, pensando en la película. Pero no en ésta, que se queda a medio camino entre película motivacional y de engendro de la Marvel.

Uno esperaba una conclusión de esta trilogía inesperada que cambiara nuestras vidas para siempre. Pero no, nuestras vidas no han cambiado. Y desde que se murió Kubrick, dudo mucho que eso pueda ocurrir. Venga, no perdamos la esperanza.

A pesar de todo, me ha gustado pero no me ha entusiasmado como esperaba. Solo la veré siete veces.

Amo el trabajo que hacen los Coen en el cine. Hablan de temas interesantes de una forma interesante. Incluso cuando se trata de un encargo, siempre le dan un toque personal: ese amor por el detalle, ese cariño por los personajes incluso los más monstruosos. Los Coen encarnan la concepción que yo y mis circunstancias tenemos de lo que es el cine, o más concretamente, disfrutar del cine. Por tanto, no creo ser objetivo en esta crítica. Ni falta que hace porque esto es una opinión.

Esta película está dirigida con el pulso habitual por los hermanos. Hay diálogos restallantes como latigazos: la conversación de la inocente niñita con el tratante de algodón. Hay personajes sólidos: el alguacil, la propia adolescente (la actriz muy bien elegida) el ranger, el jefe de Josh Brolin muy bien caracterizado por Brian Pepper. Hay momentos emocionantes y también, tengo que decirlo, algunos tramos aburridos, sobre todo al final, donde da la sensación de que no saben muy bien qué dirección argumental tomar: parece modificado sobre la marcha. En cualquier caso, el sabor tras el final de la película es a fresas salvajes con un toque de vainilla.

La vi en la versión en alta definición y la experiencia es espectacular. Este debería ser el objetivo del negocio del cine, proyectar solo películas en HD, y no el 3D.

Es una película con una puesta en escena espectacular, unos actores magníficos, con una violencia primigenia y visceral derramada con generosidad a través de todo el metraje.

Y, sin embargo, es aburrida.

Todos los puntos positivos que parecía tener durante la obertura de la película son lastrados por una teatralización impostada que no se sabe muy bien qué aporta al ritmo de la historia, por unos diálogos plúmbeos deudores de la tragedia shakespeariana de la que pretende ser origen: ¿príncipe Amleth?

Como espectador considero que todo ese presupuesto suntuoso no se ha gastado bien.