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Argentina Argentina · Ciudad autónoma de Buenos Aires
Críticas de Alesztejn
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Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
8
2 de mayo de 2020
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me hace recordar mucho a otro film europeo. Me refiero a Chocolate (2000) del director sueco Lasse hallstrom, de la cual seguramente Isabel Coixet debe recoger no pocas influencias. En aquel film, la protagonista Julette Binoche se proponía reciclar una vivienda abandonada para instalar una chocolatería en un pueblo de campiña francés, despertando una actitud reaccionaria de ciertos personajes que consideran algo negativo el supuesto valor afrodisíaco de sus atractivos bombones.
En el caso de "La librería", ocurre algo similar cuando nuestra heroína Emily Mortimer se propone reutilizar una vieja casona de un pueblo inglés para conseguir lograr la apertura de un local de libros. La temprana aceptación y cierto éxito en el público hará que ciertos vecinos del pueblo desleales y recalcitrantes boicoteen todo intento de su asentamiento y prosperidad. .


Me gustaría afirmar que los dos filmes me resultaron sumamente interesantes. Si bien los vestuarios son notables, la fotografía y el color en ambos es directamente espectacular. A tal punto que entras en el film como en una especie de cuento, que te captura por esas bellas imágenes de escenarios naturales, como por esa mixtura de paisajes urbano rurales de callejuelas y arquitectura europea casi de postal. En el caso de La librería, si bien la historia transcurre en un pueblo de Inglaterra hay un uso y aprovechamiento rotundo de las locaciones del norte de Irlanda que lo hace más verosímil al relato.

Además, el film también logra transmitir efectos donde los objetos se aprecian mucho más. En el caso de Chocolate, eran esos consistentes dulces de atractivo y brillante envoltorio que te incitaban a contemplarlos y desear degustarlos. En el caso de La librería, son esas cuidadas y profusas ediciones de libros de unas décadas atrás con títulos novedosos y populares como podían ser "Lolita", "Antologia de poesía" , "manual ilustrado para el nado" "Crónicas marcianas" o "Farenheit 451". En tanto, lo que se ve no solo produce impacto visual sino que se llega hasta una sensación casi táctil y aromática por medio de la magistral puesta en escena.

Seguramente también la novela de base de la película es otro de los puntos altos porque sin duda ofrece una buena historia con personajes de valioso espesor sentimental y antagonistas conflictivos..
Creo, eso sí, que el casting de actores no es el punto mas fuerte de la película que hasta por momentos pueden tornarse algo morosos o sobreabundando en ademanes. Pero este film logra influenciarte y capta los sentidos gracias al muy buen uso de los planos, el color, los paisajes y una impecable prolijidad visual. En fin, no es nada poco para pasarla bien porque para esto también esta el cine.
Alesztejn
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10
2 de febrero de 2020
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La melodías suenan y sonarán por el resto de nuestras vidas para muchos de los que nacieron a fines de los 60 o principios de los 70. Una película de culto y a la vez maldita para quien no la haya visto en la oscuridad de una sala cinematográfica o para aquel que no la haya rescatado en los viejos VHS o en ediciones de DVD piratas. El romance de estos preadolescentes resultó creíble y hermosamente melodramático al servicio del cine en el cine de un triangulo de personajes inolvidables. Una Londres de postal que tomó mucho de las lecciones de la Nouvelle Vague a la hora de salir a realizar tomas en las calles de esta bella ciudad europea. Podría ponerme a tararear cada canción de este film que se integra increíblemente eficaz al relato. Pero creo que ya pasó el momento. Solo escribo para decirle que la sigo queriendo, la olvidada pero adorada: la fugaz Melody.
Alesztejn
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La gran noche del pop
Documental
Estados Unidos2024
7,4
1.287
Documental, Intervenciones de: Lionel Richie, Quincy Jones, Bruce Springsteen, Stevie Wonder ...
8
14 de febrero de 2024
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con los detalles y la narración de Lionel Ritchie, La gran noche del pop se luce dando a conocer la trastienda de la grabación de la inolvidable canción “We are the world”. El tema, escrito por Michael Jackson y Lionel Ritchie, que convocó en 1985 a más de 45 estrellas de la música reunidos en una sala para grabar el himno solidario con la intencion de mitigar el hambre en África, más específicamente en Etiopia.

El trabajo audiovisual recientemente estrenado en Netflix, se disfruta por revelar nuevos aspectos y anécdotas algo olvidadas acerca del backstage de aquella larguísima noche. Una maratónica sesión en la que aparece un cartel escrito con marcador por Quincy jones que decía que a partir del momento de entrar a sala y comenzar con la grabación “los egos quedan afuera”.

Bob Geldorf (autor del exitoso "I dont like Mondays") fue el encargado de pregonar un punzante discurso introductorio sobre el hambre en el mundo y sobre las urgentes necesidades de África, palabras recibidas con atención y creando un clima de trabajo y de respeto por todos. El objetivo era grabar en pocas horas una canción solidaria escrita por un muy visiblemente inspirado Michael Jackson y Lionel Richie. Pero para llegar a eso, previamente hay una primera parte que está dedicada a los preparativos, con Quincy Jones enviando cintas de casete a cada uno de los artistas en forma secreta con los fragmentos asignados para cada cantante.

Hay varios detalles fascinantes y curiosos que muestra el documental, como cuando centra su atención en un Bob Dylan algo perdido, claramente fuera de su zona de confort, y luego gracias a la ayuda de Steve Wonder -que se sienta al piano y lo separa del resto- logra superar la falta de inspiración inicial para agregar el inolvidable puente “just you and meee”; o el caso de Bruce Springsteen que se lo ve haciendo un esfuerzo descomunal por llegar a la armonía requerida por más de tener la voz semi destruida luego de su larga gira de presentación del disco "Born in the Usa".

Incluso a medida que avanza la noche, las cosas se vuelven un poco más complicadas: los ingenieros se enfrentan a un Al Jarreau ya de madrugada cada vez más borracho intentando dignamente cantar su fragmento. Resulta curioso (y a la vez gracioso) ver a todas esas figuras compartiendo espacios con otras de igual tamaño y poder observar como muchos de ellos actuaban casi como fans de los otro. A tal punto fue así que en un momento la sesión incluyó una serie cruzada de firmas de autógrafos entre los propios cantantes sorprendiendo incluso al Sr. Belafonte con una interpretación coral y espontánea de su éxito de mediados de los años 50 "The Banana Boat Song (Day-O)".

Sabían que querían una canción que fuera fácil de cantar y memorable, un himno, y lo lograron. Las primeras líneas del coro repetitivo proclaman: «We are the world, we are the children, we are the ones who make a brighter day, so let's start giving» —«Somos el mundo, somos los niños, somos los que hacemos un día más brillante, así que comienza a dar» Una canción que está prácticamente instalada en la memoria colectiva.

Luego del espectacular Concierto para Bangladesh (1972), convocados por George Harrison para conseguir fondos destinados a combatir la pobreza en África, considerado como el primer concierto benéfico de la historia, y poco antes del Live Aid (1985) organizado en simultaneo en el estadio Wembley y en el Kennedy Stadium de Filadelfia, la plana mayor de las estrellas del rock de los 80 acudieron a la cita promovida por el músico y activista social Harry Belafonte.

Este lindo documental es como entrar en un túnel del tiempo para revivir ese espacio y ese preciso momento que reunió al colectivo de artistas con fines benéficos que se denominó Usa for Africa. (United Support of Artists for Africa).
Alesztejn
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6
2 de diciembre de 2021
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta el cine de Ana Katz. En cuanto apareció un nuevo estreno de esta directora y guionista argentina no dude en ir al cine a verlo. Pero esta vez voy a decir una impertinencia en nombre del espectador medio, o quizá de alguno de ellos. Este film puede aburrir. No era del todo lo que me esperaba. Me parece que es una película sin una historia fuerte, lo cual no esta mal de antemano, pero si no te enganchas con los personajes o con el débil argumento te podes quedar algo afuera de la propuesta como un outsider.

Sin embargo, puedo rescatar algunos pasajes en donde brilla la espontaneidad y la comicidad de algunos personajes. Una marca registrada de la realizadora, que ya desde sus películas anteriores conseguía lograr un singular humor. Esa gracia muy efectiva que se veía, a modo de ejemplo, en los diálogos y la actuación del casero brasilero Marco de "Sueño Florianópolis" (2018) o en ese bizarro grupo de madres cómplices y primerizas de "mi amiga del parque". En el caso de El perro que no calla hay también momentos bastante divertidos como por ejemplo cuando la mamá del protagonista nos cuenta en detalle como se enamoró de su actual pareja en el momento que se detuvo inesperadamente el subte entre dos estaciones. Así como también en la escena en donde la jefa "fashion" del protagonista lo cita en su oficina para comunicarle que lo va a despedir, pero que mejor pida el la renuncia porque "no da que lleve todos los días a su perra al trabajo" mientras la cámara nos enfoca unos primeros planos del rostro distendido de la mascota mirando la ventana como un personaje más haciéndose la distraída de la incómoda situación.

Film filmado en blanco y negro y varias veces aggiornado con un conjunto de dibujos o viñetas que se suman al relato de la película. Ciertos estados emocionales de los personajes o episodios trascendentales (muerte de la perra luego de ser atropellada) son sustituidas por una serie de piezas gráficas que a la vez funcionan como elegantes elipsis o puentes entre el registro realista y la representación fantástica. Una tendencia que, cabe destacar, resulta cada vez más frecuente e interesante en el género documental, sobre todo televisivo.

En definitiva, el perro que no calla me resulta una obra difícil de catalogar dentro de un género y me parece también una película algo morosa. Hay algo de serena mirada hacia ciertas comunidades de ambientes "under" con códigos de vida distintos al costumbrismo de la sociedad burguesa que la puede tornar atractiva para algunos. Y evidentemente es una propuesta que puede gustar a cierto público, honestamente a mi no me termino de conformar, tampoco me sorprendió.
Alesztejn
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10
17 de abril de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantástico melodrama de un director extraordinariamente talentoso. Después de obras maestras del género como Jezabel (1938), La carta (1940), La loba (1941), o La heredera (1949), el director William Wyler (a no confundir con Billy Wilder) nos regala este milagro cinematográfico que es una remake de la versión que ya había llevado al cine en 1936.

El argumento trata acerca del derrotero de dos emprendedoras jóvenes que crean una escuela para niñas para la cual inicialmente trabajan con abnegación tanto en la enseñanza como en la restauración de una antigua casona. Al poco tiempo, y luego de un período de progreso y estabilidad, una alumna caprichosa y maliciosa difunde infundados rumores de actos lésbicos por parte de sus maestras. Y lo que comienza siendo una mentira (en realidad el relato lo deja en el terreno de la ambiguedad) de una niña, culmina en poco tiempo en una infamia que se lleva puestos a compañeras de curso, escuela y al desmoronamiento de todo un entorno social de una comunidad puritana.

Sin duda, se trata de una historia poderosa donde todos los personajes poseen una fuerte carga dramática, mérito de un guion fuertemente narrativo y de un enorme director que emplea magistralmente a sus actores. Porque en esta película hasta los niños lucen actuando estupendamente. Esta protagonizada principalmente por
una inolvidable dupla constituida entre Audrey Hepburn y Shirley Maclane, muy contenidas en sus pasiones amorosas, pero a la vez muy dotadas de la sensibilidad suficiente para hacerlas, además de hermosas, realmente empáticas e inolvidables para los espectadores.

Un film en el que la mayoría de los personajes hablan en sordina y los diálogos suman suspenso a medida que avanza el relato. En donde abundan las confesiones, los llantos y los sentimientos desmesurados muy típicos del género. En el que además la iluminación contribuye a enfocar con claridad la expresión de los rostros que siempre significan algo, al menos una mirada ya sea realista o engañosa sobre el mundo.

Y al igual que las magistrales ambientaciones que se pueden apreciar en las películas de otro maestro del melodrama como es Douglas sirk, este tipo de películas nos remontan a lo mejor de Hollywood, en versiones en blanco y negro de excelente calidad gracias a la proliferación de las nuevas plataformas de streaming.

En definitiva, para quienes se fascinan y admiran a esos directores y actores que saben y exaltan el lenguaje del melo cinematográfico, la incursión en las películas de William Wyler es una de esas opciónes imbatibles que se sienten y te atrapan hasta el final.
Alesztejn
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