Simpática sin llegar a ser divertida, sorprende por varias cosas:

1. Actores hoy consagrados aparecen muy pero que muy jóvenes (¿Eric Stoltz?).

2. Jennifer Jason Leigh era toda una lolita antes de empezar a hacer de perturbada y adquirir ese aire de "a veces me gusta autolesionarme". Aquí incluso tiene alguna escena de desnudo.

3. También aparece desnuda Phoebe Cates, que no llegó a reina de los ochenta (se le adelantó Molly Ringwald) pero tenía cualidades.

4. En el 82 lo guay entre las chicas era vestir como Pat Benatar, cantante a la que hoy en día apenas se recuerda aunque su canción "We Belong Together" suena a diario en la radiofórmula nostálgica tipo Kiss FM.

5. Suenan un montón de canciones de sonido ochentero pero ninguna de ellas es demasiado conocida hoy en día, al menos para alguien con conocimientos medios (hay una versión de "So Much in Love" pero no es una canción de los ochenta). [Me informa otro usuario que suenan canciones de Jackson Browne y de los Eagles bastante populares en la época.]

6. El guión es de Cameron Crowe y la verdad es que en mi opinión no ha cambiado mucho desde entonces como guionista. Siempre me ha parecido que hace guiones dispersos y con desarrollos que no acaban de llegar a ninguna parte a pesar de que nunca dejan de pasar cosas. Eso sí, siempre introduce detalles "monos" de culturilla pop que se agradecen y los personajes femeninos parecen algo menos ñoños en sus manos que en otras películas similares.

7. En esta peli los chavales hablan mucho de sexo y también lo practican mucho, incluso hay una escena en la que dos chicas comentan cómo practicar sexo oral (¿esa escena no es un claro precedente de la escena de "Cuando Harry encontró a Sally"?) y en ningún momento se cae en la sordidez ni en la chabacanería (no, esto no es "Porky's") ni en el moralismo.

Por la nota y las críticas que tiene la película se podría pensar que merece la pena verla y descrubrir en qué consiste su supuesta originalidad pero la verdad es que está mal contada, es dispersa, lenta, lírica sin venir a cuento, pomposa, aburrida...

Me recuerda a esas novelas que escriben los principiantes en las que se le quiere dar a todo un aire muy profundo y sentido pero no se consigue que ni un ápice de esa profundidad y de esa emoción traspase al lector.

Se queda uno con la sensación de que es una película en la que se han desaprovechado las dosis de talento que asoman en algunos aspectos como la fotografía o las interpretaciones.

A Brian De Palma le encantan los ejercicios de estilo, películas en las que la verosimilitud es lo de menos y lo realmente importante es cómo están construidas las escenas y qué recursos formales emplea. Esta película pertenece a ese grupo y aunque no es de las mejores de su autor se puede disfrutar si no se toma muy en serio.
Aquí lo importante no son las complicadas motivaciones psicológicas del malo sino cómo usa De Palma la cámara lenta, la cámara subjetiva, cómo nos sorprende con esas escenas oníricas,...
Da la sensación de que De Palma nos ha querido dejar él mismo la parodia de su estilo en vez de esperar a que la haga Mel Brooks.

La verdad es que no es una peli para darle muchas vueltas aunque se base precisamente en eso, en el movimiento constante, pero hay una incoherencia en el guión que no puedo dejar de señalar: (ver spoiler)

Tiene un planteamiento original, estimulante y lleno de posibilidades,
pero el desarrollo es muy modesto, opta por el camino menos distinguido, el de la comedia romántica.

Sin ser reflexiva ni intelectual, suscita múltiples reflexiones acerca de cómo y por qué nos enamoramos,
pero no arriesga, se queda en la esfera del romanticismo tirando a ñoño.

Tiene un aire de película independiente, con actores desconocidos (o poco vistos), que le favorece,
pero visualmente es bastante sosita y plana.

Deja la sensación de que no se le ha sacado todo el jugo a la idea de partida,
pero es entretenida de principio a fin y la falta de pretensiones hasta la hace simpática.