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Críticas de CitizenCorleone
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
La historia del cine: Una odisea (Serie de TV)
SerieDocumental
Reino Unido2011
8,2
3.613
Documental, Intervenciones de: Aleksandr Sokúrov, Norman Lloyd, Lars von Trier, Paul Schrader ...
7
4 de abril de 2016
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie documental producida, escrita y narrada por el crítico norirlandés Mark Cousins es un proyecto ambicioso a medio camino entre lo didáctico y lo dogmático, porque Cousins por una parte enseña al espectador a valorar al Séptimo Arte en todo su esplendor, pero por otra pretende reescribir la historia del cine dejando de lado su propia tradición histórica. En este intento de revisión cinematográfica el autor intenta que el espectador lo acompañe a su personal perspectiva, y si queremos acompañarle compartamos o no esta visión, es interesante entender las tres premisas básicas de la obra documental, las cuales son:

1. Enfrentar el “verdadero cine clásico” con el “cine romántico” como él lo llama.
2. Hacer del cine un fenómeno global que abarca los cinco continentes y no solo a las grandes producciones.
3. Difundir el concepto de que la innovación y la pasión y no el dinero o el espectáculo son lo que ha movido al cine.

El proyecto comprende desde los origines mudos hasta la época digital y dejará abierta una pregunta muy interesante al espectador sobre cuál será el futuro del cine. Los primeros capítulos asistiremos a los comienzos del celuloide de una manera apasionante, no sólo recorreremos las obras principales de diferentes etapas, sino que seremos invitados a aprender las técnicas más sutiles de este arte plástico. En la obra comprenderemos los contextos históricos y artísticos que dieron lugar a estilos como el Expresionismo Alemán, el Cine Negro, el Neorrealismo Italiano o la Nouvelle Vague para luego desgranar su significado plano a plano y toma a toma, conoceremos historias personales de los grandes maestros y pequeñas y grandes anécdotas de las grandes estrellas y haremos un recorrido apasionante por el cine de los cinco continentes.
Tanto es así que se agradece el intento constante de desmarcarse de las grandes producciones para hacer un repaso por el “World Cinema” como por el cine de Mali, de la India o de Egipto, o incluso por la tan desconocida etapa muda de China, además de por géneros a menudo olvidados como el de las artes marciales, pero como contrapunto descompensa la obra dejándola incompleta al olvidarse escandalosamente y casi por completo del cine de habla hispana, apenas mención de unas pocas obras españolas y prácticamente nada de la época dorada del cine argentino o mexicano de los años 50 y 60 que tantas grandes películas, icónicas escenas y mediáticas estrellas dio a conocer. Son sólo trece capítulos y no da tiempo de todo, cierto, pero dejar de lado una región cinematográfica tan rica en historia como cualquier otra cuando ha acertado de pleno al mostrarnos otros cines “rebeldes” es un fallo imperdonable..

Cousins peca de algunos vicios y de algunos errores, ya no es solo que su monótona voz en versión original se haga más tediosa de ver sino que entra en algunas contradicciones. No es partidario del cine “romántico” pero no duda en aprovechar la intervención de Stanley Donen, director de Cantando bajo la lluvia, para beneficio de la propia obra documental. Hace un repaso exhaustivo por films que rozan la mediocridad como Starship Troopers o La mujer sin cabeza para pasar de largo o ni siquiera nombrar algunas de las joyas que elevaron al cine a la categoría de Arte como El Padrino, Doce hombres sin piedad, El crepúsculo de los Dioses o Barry Lyndon por poner sólo unos pocos ejemplos. Comparto su visión descentralizadora del cine, y seguro que Amitabh Bachechan tiene grandes dotes de actor y en su país es conocido por millones de espectadores, ¿pero llamarlo el actor más famoso del mundo es acertado? Además, valorar la filmografía de un maestro como Yasujiro Ozu tan poco conocido en occidente por las nuevas generaciones demuestra sabiduría cinematográfica, pero una vez más afirmar en lugar de sugerir que uno de sus filmes es probablemente el mejor rodado en la historia no sólo es presuntuoso y totalmente subjetivo sino que además es oportunista porque aprovecha otra vez la participación de la actriz protagonista para quizás darse más magnificencia a sí mismo y a la obra documental. O al menos eso es lo que parece. En definitiva Cousins acierta en enseñarnos a apreciar y no sólo a mirar un film pero yerra en su intento de reescribir la historia, y aunque no lo hace de manera arrogante o prepotente sí que sus opiniones distan de ser objetivas. La obra es un proyecto ambicioso que cumple y que podría haber sido una fuente documental definitiva para los cinéfilos, pero como he dicho, no se puede reescribir la historia del cine olvidando su propia historia.
CitizenCorleone
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9
31 de marzo de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Cine Argentino cuenta con una buena y larga tradición y sin embargo ha permanecido casi desconocido para el resto del mundo hasta épocas recientes. Los años 80 sin duda alguna deben considerarse como la época dorada del cine del país de la pampa y puede que Darse Cuenta sea una de sus obras cumbres.

Como en muchos otros filmes del país, el entorno juega un importante papel en el que reina una atmosfera enrarecida y un ambiente pesimista, propio de la situación de Argentina en tiempo de dictadura y crisis política y económica. Bajo este terrible telón los personajes sobreviven tristemente y el protagonista (genial Luis Brandoni en el papel de médico) parece buscar su propia redención o sentido de la vida al intentar salvar a un paciente al que todo el mundo daba por perdido tras un trágico accidente de coche. Muchos de los personajes parecen deprimidos y cansados porque simplemente la vida les ha podido derrumbar, carecen de sueños o perspectivas, la supervivencia diaria se hace harto difícil, tanto es así que apenas se ve una sonrisa en la película o palabras de esperanzas. Aún así se ve un ansia por luchar, como definía una de las propias protagonistas al afirmar que "a mi me gusta la vida".

Los decorados pobres y los colores grises y fríos del hospital donde se desarrolla la mayor parte de la trama ayudan a crear tal atmosfera en una historia desoladora. A pesar de tanto pesimismo la obra esconde grandes esperanzas, esperanzas que van transcurriendo paralelamente con la historia del joven atropellado que va mejorando contra todo pronóstico gracias al empeño del médico que aún así logra deteriorar la relación entre el médico y el paciente, ya que según este último lo somete a sesiones de torturas sólo por orgullo personal. Todo finaliza con un paso que simboliza de una vez por todas, el deseo de libertad y de progreso, probablemente para toda una nación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
CitizenCorleone
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8
26 de noviembre de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine japonés de la época estaba de gala. Eso es indudable. Durante los años 50 y 60 directores como Kenji Mizoguchi, Akira Kurosawa, Yasujiro Ozu o Hiroshi Inagaki pusieron a Japón en primera línea cinematográficamente hablando y demostraron que el país nipón tenía mucho que ofrecer. 47 ronin es una muestra de ello.

Cuenta la historia de honor y venganza de un grupo se samuráis que a raíz de un injusto altercado con un alto funcionario del Shogun se han quedado sin señor y planean vengarse. Entre la ejecución del noble y su posterior venganza asistimos a un argumento que va desenmascarando la trama y a los propios personajes que siendo víctimas de las pasiones de otros se ven obligados a cometer actos terribles para salvar su propio honor y el del clan humillado y desposeído de su líder. Es posible que el espectador tenga la sensación de que la obra se atasca y no sepa bien a donde lleva la trama exactamente pero una vez empieza a desenlazarse no queda cabo sin atar. Entre tanto asistimos a muchas referencias de la cultura y folklore japonés pocas veces visto antes en tantísimas películas de samuráis (para mi, a pesar de la falta de suspense en buena parte del film, es lo que la caracteriza del resto de películas de la época) teatro Kabuki, poesía nipona, geishas, luchadores de sumo, guiños a las incursiones Ninja, la presencia europea en el lejano país, el reflejo de la belleza de la naturaleza y el paisaje japonés aportando poesía a la propia historia...todo enmarcado en una historia verdaderamente apasionante y de gran belleza tanto visual como argumental.

La obra dura mas de tres horas pero créanme que no tiene desperdicio y que está a la altura de las grandes obras épicas americanas e inglesas de la época, aparte del añadido de saber que fue una historia real que ocurrió en el Japón feudal de principios del siglo XVIII.
CitizenCorleone
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7
10 de abril de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las 36 cámaras Shaolin, producida por la fábrica de sueños del cine de artes marciales, la Shaw Brothers, es una de las películas mas simbólicas, entretenidas y representativas del cine de Kung Fu y uno de los mejores productos de la prestigiosa productora hongkonesa. Dirigido por el coreógrafo Chia-Liang e interpretado por su hermano, la estrella Gordon Liu. El argumento es bien sencillo y la película está dividida en tres partes claramente diferenciadas.


En la primera, una organización anti Manchú es la encargada en Cantón de dirigir las operaciones secretas contra los invasores mongoles, pero éstos últimos son muy fuertes y están muy bien organizados por lo que descubren a la sociedad secreta que trata de derrotarlos y por consiguiente se realizan una serie de ejecuciones para dar ejemplo en la que matan al padre del que será el protagonista de la cinta. Este huye malherido con la intención de entrar en el templo Shaolin del que ha oído que se enseñan artes marciales por lo que piensa que podría volver convertido en un experto y así ejecutar su venganza personal contra los crueles invasores. Con su complicada entrada en el templo y la aceptación del abad para que se convierta en monje comienza la segunda parte de la película, la mas entretenida y la que mas merece atención. En ella nuestro protagonista se somete a un duro entrenamiento en el que tiene que pasar por varias pruebas a lo largo de 35 cámaras diferentes, aprendiendo a utilizar, manos piernas, armas...trabajando y endureciendo el cuerpo y la mente, alternándolas con las enseñanzas del budismo. Contra todo pronóstico nuestro protagonista con una enorme fuerza de voluntad, tiene una habilidad espectacular para aprender Kung Fu, por lo que su aprendizaje se realiza de manera vertiginosa. Tras superar todas las pruebas, la intención de San Te es volver a su pueblo y crear la cámara 36 (con el consentimiento no declarado del abad) para enseñar Kung Fu a sus habitantes y que se puedan defender y echar a los tiranos. En la tercera y última parte, San Te tiene la ocasión de poner en práctica lo aprendido en las 35 cámaras en una serie de espectaculares luchas, venciendo incluso a los lugartenientes mongoles, adquiriendo así el film, la distinción de sencillo western oriental.


El encanto de la película reside en ver el estimulante sistema de entrenamiento de San Te en secuencias como en la que transporta cubos de agua con los brazos extendidos, golpea sacos de arena con la cabeza o aprende a utilizar la espada, la lanza o las piernas en duras pruebas en las que nuestro protagonista nos mostrara sus habilidades acompañado de una genial banda sonora. Puños y patadas, voces de golpe y movimientos que cortan el aire, están en perfecta armonía, juntos suman unas secuencias coreográficas perfectas, con un ritmo y un compás casi musical ayudado por rápidos acercamientos de zoom y una cámara frenética, que juntos llegan a alcanzar el grado de arte visual, a pesar de su sencillo guión.
CitizenCorleone
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8
25 de noviembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como primer votante de esta desconocidísima película me veo obligado también a realizar su primera crítica y así inaugurar por completo el "bautizo" de esta notable cinta africana en filmaffinity que debería tener un gran valor para los cinéfilos amantes del cine del tercer mundo.

Como si de un neorrealismo africano se tratara cuenta la odisea de un pequeño pueblo africano y de sus vivencias alrededor del molino (objeto de lujo y del que depende un núcleo de personas, como ocurría en el cine italiano de post-guerra) que ha comprado Sogo -antiguo ex-combatiente pendiente de cobrar su pensión- para las mujeres de su pueblo. Exactamente se centra en las dificultades que encuentra el ex-soldado para pagar su deuda que ha contraído a crédito y todo lo que conlleva pues Sogo no puede hacer otra cosa hasta que cobre su pensión y así liquidar su deuda contraída con un comerciante que presumiblemente es libanés.

Como otras películas africanas el espectador puede apreciar la dura lucha diaria por la supervivencia (eso sí, con la ingenua alegría de los personajes siempre) así como sus costumbres, su atuendo, su filosofía y manera de afrontar los problemas...Como en la cinta senegalesa Moolaadé, las mujeres son las heroínas dispuestas a rebelarse contra la autoridad del hombre y superar las barreras de la ignorancia aunque éstas sean también portadoras de esta desgracia, y así romper los cánones establecidos y llegar a la esperanza de poder cambiar situaciones que aparentemente parecen inmutables.

Espero que esta crítica sirva para que futuros visitantes o interesados en el cine africano se interesen en ella y en muchas otras....
CitizenCorleone
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