Que el realismo mágico requiere en gran medida de la complicidad del espectador puede parecer una obviedad, pero conviene recordarlo para entender que esta película tenga un 7,1 de media. Dicho de otra forma, para llegar hasta aquí hay que venir con ganas. Ver a Alice mezclar agua con jabón y glicerina y soplar por el agujerito durante 2 horas no es para todo el mundo.

Con una premisa ya de por sí sospechosa, intenta compensar la falta de trama con una serie de metáforas forzadas que no hacen más que acercarte a los brazos de Morfeo. Su ritmo lento se vuelve rápidamente insoportable y los elementos mágicos acaban dándote el golpe de gracia.

Alice está más interesada en impresionar con su estilo que en construir personajes o historias convincentes. Otra película hecha a medida para críticos y festivales, que a estas alturas ya están dando palmas con las orejas.

Película hecha para el lucimiento de Andrea, que se llevará unos cuantos premios merecidamente, aunque solo sea por la calidad de sus muecas. En gran medida es como ver un accidente a cámara lenta, sabes que se va a estrellar, pero no puedes apartar la mirada.

Otro drama made in USA sobre superación, sobre cómo resurgir de las cenizas, al parecer basado en hechos reales, aunque adaptado al gusto del consumidor.

Sin llegar a la indiferencia boyerista, hay que decir que hay cierta impostura en esa tristeza, cierto exhibicionismo, y algo que no cuadra, pero bueno, esto es Hollywood y aquí hemos venido a ganar Oscars!

A pesar de contar con un reparto de lujo y una trama que prometía, la ejecución del argumento es bastante irregular y deja un regusto amargo en la boca.

Uno de los principales problemas es su ritmo, excesivamente lento y que hace que se haga bastante pesada (especialmente la primera hora). Aunque hay algunos momentos de tensión, la mayor parte del tiempo se dedica a diálogos interminables y escenas de relleno que aportan muy poco a la trama.

La falta de profundidad y credibilidad de los personajes hace que la película pierda interés a medida que avanza.

Tras casi dos horas el único misterio es por qué seguimos viendo estas mega producciones de Netflix.

La película comienza de forma ilusionante con la voz en off de Morgan Freeman narrando las ventajas de ser maquinista de salón comparado con la vida real “in life of course nothing is nearly as neat and tidy”. Sin embargo, el desarrollo de la trama es bastante irregular, dejando una sensación de potencial desaprovechado.

La irregularidad viene sobre todo por la protagonista, quien parece estar mucho más cómoda interpretando el papel de adicta (con su madre, en el bar, o con su antigua amiga) que el de arrepentida en recuperación (cualquier escena con la familia de Nathan).

La obra busca impactar en exceso, a veces de manera ridícula, y se sustenta principalmente en la actuación de Morgan Freeman, que se luce de principio a fin. Esperaba algo más pero merece la pena.

Buen debut de Celine Song en este drama romántico poco convencional con una clara inspiración autobiográfica. Vidas Pasadas es una historia relativamente sencilla pero maravillosamente contada e interpretada, una de esas películas que no sabes muy bien a donde te va a llevar pero que acaba dejando poso.

Consigue reflejar con inteligencia las diferentes edades y perspectivas del amor, revelando cómo el ideal romántico no siempre casa con las vueltas que da la vida (sobre todo cuando eres inmigrante). Todo esto acrecentado por una contención coreana a prueba de bomba, donde cada gesto y cada palabra están calculados al milímetro.