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España España · barcelona
Críticas de dovith
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Críticas 97
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
24 de febrero de 2014
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Regresamos a los 80', concretamente a EEUU durante la era Reagan y la de la Guerra Fría. La serie tiene dos interesantes tramas que se van intercalando. Por un lado, las misiones de dos oficiales soviéticos de la KGB, que resulta que son matrimonio. Y, por otro lado, su vida conyugal y cómo pueden compaginar ambas cosas para llevar una vida "normal".

Al parecer, Weisberg se quedó fascinado por las historias que escuchó de algunos agentes que trabajaron junto a él, los cuales habían ejercido como espías durante la Guerra Fría y sobre todo por cómo tenían que arreglárselas para compaginar eso con su vida familiar. De ahí surgió la idea de crear una serie de televisión basándose en esta premisa. Además es cierto que actualmente había un hueco en la apretada parrilla televisiva para una serie de espionaje y además ambientada en los años 80', menos explotados televisivamente. Básicamente, la serie gira entorno al matrimonio Jennings (Philip y Elizabeth), dos agentes de la KGB que se hacen pasar por un matrimonio de estadounidense mientras realizan operaciones encubiertas para su patria llevando a cabo misiones totalmente TOP SECRET.

La serie tiene muchos aspectos interesantes. Para empezar resulta súper entrañable ver la tecnología retro que usaban estos espías de los años ochenta, con sus grabadoras de carrete, sus primitivos micrófonos ocultos y sus radios de onda corta con las que, como por arte de magia, recibían órdenes a través del código Morse. Nada de microchips, ni teléfonos móviles, ni internet; a Jack Bauer se lo hubieran cargado en el primer episodio con una tecnología tan rudimientaria... Otro elemento que me encanta, por su toque retro-kitsch, son las pelucas, éstas para nada tienen el nivel de sofisticación que llegaron a tener las de Sydney Bristow en "Alias", no... aquí son auténticas piezas de museo. Sus disfraces y sus pelucas crepadas son horribles, pero, una vez más, tenemos que recordar que nos encontramos en los años ochenta, por lo que todo esto está totalmente justificado. Aunque tengo que decir que yo me encuentro a alguien con una de las pelucas que lucen Rhys o Russell en la serie e inmediatamente llamo a la CIA, a la poli o a quien haga falta...

Otro elemento interesante es el hecho de abordar un período más o menos virgen en el territorio televisivo como es la Guerra Fría, esa época de inestabilidad total, en la que nunca llegó a haber propiamente una guerra, pero sí una tensión mundial en el ambiente, que podía cortarse con un cuchillo. Un período que se caracterizó por bombas nucleares almacenadas, que afortunadamente no llegaron a estallar y sleeper agents soviéticos, es decir, agentes espías que llevaban una vida "normal", pero que vivían con el temor de que sus actos pudieran llegar a desencadenar una guerra nuclear. De esta manera, la serie intercala momentos de ficción con hechos históricos reales que sucedieron durante el mencionado período.

La historia de amor entre Philip y Elizabeth es otro aspecto muy sugerente de la serie. Se trata de un matrimonio concertado, en el que además cometer adulterio forma parte de las obligaciones laborales de su día a día como espías encubiertos, pero aún así han conseguido establecer unos vínculos afectivos entre ellos mucho más estrechos que los de algunas parejas que se hayan unido en matrimonio totalmente enamorados. Quizás la intensidad de sus vidas, siempre al límite, que siempre incluyen decisiones de vida o muerte, han hecho que se forje un matrimonio mucho más sólido de lo normal. Han hecho ver durante tanto tiempo que son un matrimonio normal, fingiendo que se quieren, incluso teniendo hijos, que han conseguido serlo. Resulta interesante cómo una familia postiza termina siendo incluso más real que una familia de verdad. También hay que decir que la fórmula química entre Rhys y Russell tiene las cantidades exactas. De hecho, este matrimonio es uno de los motivos principales por los que ver la serie: todos sabemos cómo termina la Guerra Fría, pero nadie sabe cómo terminará esta pareja... Una vez más, como viene siendo costumbre en las series recientes, nos encontramos ante dos personajes con los que empatizamos a pesar de tratarse de un par de antihéroes, que hacen cosas terribles y moralmente cuestionables para proteger sus ideales. Los espías nos son presentados como un grupo de gente buena que se ve obligada a mentir todo el tiempo e icluso a cometer actos condenables.

Otro logro ha sido situar esta "idílica familia postiza" como vecinos de otra familia, cuyo patriarca es un agente de la FBI en activo (Stan Beeman interpretado por Noah Emmerich). El hecho de establecer al enemigo en la casa de al lado ha dado lugar a situaciones emocionantes. Nos pasamos la serie temiendo que la tapadera de los Jennings pueda ser desmantelada por Stan en cualquier momento. Y obviamente están los hijos de los Jennings, especialmente su hija adolescente (Paige), que al final de la temporada comienza a sospechar sobre la verdadera identidad de sus progenitores.

En mi opinión, la serie también tiene algunos aspectos que, como mínimo en la primera temporada, no terminan de funcionar. A veces, como también sucedía en "Alias" las misiones de los protagonistas son confusas, incluso incomprensibles o una mera excusa para ver cómo se van desarrollando las relaciones entre los distintos personajes. Algunos flashbacks sí que sirven para que entendamos aspectos del comportamiento de los personajes protagonistas o elementos importantes de su pasado que pueden ayudarnos a entender los motivos por los que están actuando como están actuando, pero otras veces parecen meros rellenos, que no aportan demasiado a la trama y que lo único que hacen es alargar la serie para que pueda tener los 13 episodios de rigor. Aún así, creo que estos aspectos pueden pulirse en su segunda temporada, ahora que ya han asentado el tono que quieren que tenga la serie y ahora que sus personajes protagonistas ya han sido presentados.
dovith
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7
20 de febrero de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno recuerda su adolescencia con una cierta distancia es que ya se está haciendo mayor... Yo pasé ese complicado pero estupendo momento de la vida durante los años 90', esos años en los que todos queríamos vestir y peinarnos como Brenda y Brandon, bebíamos latas de Seven Up con Fido Dido dibujado en su superfície, conocíamos a un Barney Stinson que aún no era un mujeriego empedernido, sino sólo "un médico precoz", considerábamos a Telecinco nuestra "pantalla amiga" y todos escuchábamos Blur, Suede, Oasis o Nirvana. Por todo ello, resulta interesante regresar a ese pasado no tan lejano, que son los años 90'.

El año pasado se estrenó esta una serie ambientada a mediados de los años 90', que sigue a Rae Earl, una chica de 16 años con problemas de sobrepeso y autoestima. En esa época, cuando tenías problemas escribías un diario, ahora para todo eso ya tenemos Twitter y Facebook y nuestro grado de satisfacción sobre lo que hemos escrito o sobre la foto que hemos colgado se mide por el número de "me gustas" que recibes.

La serie toma como punto de partida el momento en que Rae Earl sale de una institución mental en la que ha estado encerrada durante unos meses, tras haber intentado autolesionarse debido a sus problemas de baja autoestima y depresión. De esta manera, Rae tiene que enfrentarse al mundo real reencontrándose con sus amigos, a los que les ha dicho que viene de pasar una temporada en el extranjero. Aún así, no rompe del todo el vínculo con la institución mental, puesto que sigue viéndose con un psiquiatra (el Dr. Kester) y mantiene el contacto con su amiga Tix, que sigue ingresada en la institución mental y que a veces parece poder ayudarla mucho mejor que sus amigos del "mundo exterior".

Rae Earl entra a formar parte de una pandilla formada por Finn (el guapete), Archie (el gay en el armario), Chop (el animal alocado), Chloe (la chica popular y guapa que a veces hace sentir francamenta mal a Rae) y Izzy (una chica guapilla, pero un poco pava, eso sí, sin la maldad de Chloe). Rae consigue un privilegiado lugar en el grupo, gracias a su atractiva personalidad, no es tonta, ni superficial, tiene opiniones, conoce de música y encaja a la perfección, especialmente entre los chicos, que de manera cariñosa la llaman "Raemundo" y eso despierta inmeditamente los celos de Chloe. Ellos la aceptan por lo que es, no por su aspecto.

La serie se centra principalmente en las relaciones entre Rae Earl y los otros personajes. Por un lado, tenemos la relación de Rae con su peculiar madre (Linda), la cual sabe perfectamente por todo lo que ha pasado su hija, pero aún así cuando Rae sale de la institución mental, está más concentrada en otro tema, ya que durante el ingreso de su hija se ha echado un novio, pero no un novio cualquiera, un hombre sin papeles (Karim), que se esconde en su casa para que los de inmigración no lo retornen a su país. Rae tiene un montón de problemas con su a veces poco comprensiva madre, y el hecho de que se haya echado un novio con el que apenas puede comunicarse, tampoco ayuda a que se lleven mucho mejor. Linda siempre está haciendo dietas absurdas, una que me pareció genial fue la dieta alfabética (en la que cada día sólo podia comer alimentos que comenzaran por una letra en cuestión), yo no soy dietista, pero vamos...

Tenemos también su relación con el Dr. Kester, relación que no comienza con muy buen pie, porque Rae prefería a su antiguo psiquiatra, básicamente porque lo encontraba muy atractivo y del que estaba un poco pillada, pero Kester luego se convierte en una pieza de apoyo clave para Rae, mostrando siempre una absoluta fe ciega en su capacidad de recuperación. De alguna manera, el Dr. Kester acaba ejerciendo de padre y madre de Rae, dos figuras imprescindibles en la vida de cualquier adolescente y que para ella no están del todo disponibles.Y luego llega mi favorita, la relación entre Rae y Finn, un URST en toda regla. Chico guapo que sabe que Rae es mucho más guapa de lo que los estereotipos de la sociedad quieren hacernos creer. Son dos fanáticos de Oasis, hay química entre ellos, están ahí el uno para el otro cuando más lo necesitan.

A priori, puede parecer una comedia más sobre adolescentes, pero en mi opinión MMFD es mucho más que eso, trata temas muy dolorosos como son la autolesión, el suicidio, la falta de autoestima, la soledad que se puede sentir estando rodeado de gente, el bullying, la falta de autoestima, etc. de manera muy honesta, sin artificios, y sin ningún tipo de edulcorante que endulce la crudeza de ello; eso la convierte en una serie única en su género. El acertado reparto ayuda a dar verosimilitud a todos estos temas a veces delicados y a veces algo peliagudos.

En todo momento, la serie viene acompañada de unas graciosas animaciones que aparecen en pantalla y que dibujan de manera muy gráfica y divertida lo que nuestra protagonista siente en todo momento, sea vergüenza, sea excitación, sea dolor, sea emoción, sea lo que cree que los demás están pensando de ella en ese momento... Recordemos que toda la serie está narrada como si fuera el diario íntimo de Rae, un diario que comienza a escribir tras su salida de la institución mental por recomendación del Dr. Kester, como recurso terapéutico. La narración de Rae ofrece siempre su interesante punto de vista sobre todo lo que está viviendo o sobre todo lo que le está sucediendo.

Todo esto con un buen guión, poco típico en las comedias sobre adoelscentes y el atractivo lazo final que se consigue a través de la estética y la música de los noventa, dan a la serie un aire fresco, nuevo, entrañable, en el que encuentras, risas, lágrimas, URST, relaciones reales, honestidad y personajes bien dibujados. Por todos estos motivos estamos contentos de volver a tener entre nosotros a Rae and the Gang durante las próximas siete semanas.
dovith
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8
17 de febrero de 2014
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la primera temporada, pudimos comenzar a ver cómo el matrimonio Underwood (Frank y Claire, Spacey y Wright, respectivamente) iban hurdiendo un maquiavélico entramado para ascender en la Casa Blanca. Para ello, son necesarios todo tipo de recursos: la extorsión, el chantaje, la manipulación e incluso el asesinato. El matrimonio Underwood es el mal en estado puro y no se parará ante nada ni ante nadie, no tiene ningún tipo de escrúpulos, ningún tipo de principios, pasan por encima de cualquier obstáculo que se les ponga delante, y poco a poco van colocando milimétricamente todas las piezas de su complicado castillo de naipes, con el fin de llegar a la carta más alta sin que su obra se desmorone por el camino hacia su implacable ascenso. Lo más inquietante de todo ello es que, como espectadores, vamos asistiendo a este imparable proceso como si estuviéramos viendo un documental del National Geographic, en el que observáramos a cámara lenta cómo una Boa constrictor, con su atractiva coloración, siempre en solitario y siempre por la noche, prepara una emboscada a su presa para luego acabar matándola por constricción hasta estrangularla completamente.

El rostro del mal en esta serie tiene dos caras. Por un lado, la de un "sospechoso habitual", Kevin Spacey, interpretando a Frank Underwood (o Francis, como sólo le llama su esposa, con un tono de los más escalofriante). En mi opinión, éste es el personaje más terrorífico de la carrera de Spacey, mucho más que su Keyser Söze de "Sospechosos habituales" o que su John Doe de "Se7en". Spacey nos lo sirve con una elegancia, una mirada y una voz inquietantemente irónicas, como de alguien que se ha estudiado el manual del arte de la manipulación página por página, convirtiéndose en un ser que podría convencernos de que nos voláramos la tapa de los sesos con sólo unas pocas palabras. Es una persona ambiciosa, culta, experimentada, que conoce todos los mecanismos de la personalidad humana a la perfección y que por ello puede conseguir lo que quiera de las personas, siempre en beneficio propio, parece que no sea capaz de sentir empatía o compasión por nadie. Su arma más letal es su inteligencia. Me encanta cada vez Frank rompe la cuarta pared de la pantalla y se gira hacia la cámara para comentarnos con sorna y sarcasmo lo fácil que es manipular a la gente, a veces nos comenta que lo que acaba de decirle a alguien es todo una sarta de mentiras o simplemente se nos queda mirando, intentando que los espectadores nos convirtamos en cómplices de su maquiavélico plan. De hecho, es sólo en estos momentos en los que se dirige a la cámara cuando vemos al verdadero Frank, sus verdaderas intenciones, pero también su vulnerabilidad.


Pero, Frank no sería el que es sin su esposa, Claire Underwood (maravillosamente interpretada por Robin Wright, quien recientemente ha ganado el Golden Globe a Mejor Actriz Dramática por este papel). Claire es como una gata depredadora, se mueve elegantemente, sale a correr por las noches, largos paseos durante los cuales planea, hurde, trama. Al principio de la serie, parece un personaje más inocente, más vulnerable, que vive a la sombra de su marido, pero Claire es mucho más que todo eso, Claire es la otra cara del miedo, de una belleza abrumadora y una elegancia deslumbrante, pero igualmente voraz, despiadada, infalible, la gran mujer que hay detrás de todo gran hombre. Digamos que la princesa Buttercup de "La princesa prometida" se ha convertido en una reina malvada que hace que Cersei Lannister parezca Bambi a su lado.

Juntos son como Glenn Close y John Malkovich en "Las amistades peligrosas", una pareja de nobles, cuyo mayor poder no es su estatus social, sino unas mentes pensantes que son capaces de cualquier cosa, más allá de lo que un ser humano corriente sería capaz de imaginar. Sus escenas cuando se reencuentran a altas horas de la madrugada en su casa junto a la ventana, compartiendo un cigarrillo, cruzándose pocas pero punzantes palabras, forjando nuevos planes para conquistar el poder, resultan totalmente perturbadoras. Forman un tándem perfecto, sabiendo qué pieza del tablero de ajedrez han de mover en cada momento para terminar tumbando al Rey. Es un matrimonio peligroso, con una relación casi enfermiza, a veces tienes las sensación de que se quieren, otras de que se detestan, pero siempre te das cuenta de que se comprenden a la perfección, porque ambos comparten un mismo propósito: llegar a conquistar el trono del poder. Está claro que Frank quiere llegar a ser el Presidente de los Estados Unidos y Claire su Primera Dama y para ello destruirán a quien haga falta, sin ningún tipo de remordimiento, sin mirar atrás, sin contemplar las vidas que han destruído durante ese cruel camino hacia el poder absoluto.

Se trata pues de una compleja intriga política con constantes giros de guión y con muchos personajes (es de esas series que te hacen preguntarte constantemente ¿Y este quién era?). Sus diálogos tienen la mala leche que es de esperar de un drama de estas características, parecen diálogos escritos por Aaron Sorkin, aunque en este caso no lo son, pero está claro que beben de su influencia, porque son rápidos, concisos y están repletos de inteligentes dobles intenciones. Está claro que Sorkin ha comenzado a crear escuela.

Let the butchery begin!
dovith
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7
10 de febrero de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que las series sobre hospitales gustan. Y ¿cuál es la clave del éxito de estas series? Quizás sea que los hospitales son lugares donde a diario se viven situaciones de vida o muerte, donde se toman decisiones que pueden cambiar de manera permanente la vida de las personas, donde los sentimientos están a flor de piel, donde hay gente que dice su último adiós a un ser querido, donde verdaderos superhéroes sin superpoderes salvan las vidas de personas en situaciones críticas. Todos estos son ingredientes perfectos para situar una serie de televisión.

Entonces entre tantas series sobre hospitales ¿qué ha convertido a "Grey's Anatomy" en un éxito? ¿qué la distingue del resto? ¿qué ha hecho que sus audicencias sigan rondando los 10 millones de espectadores tras diez temporadas? En mi opinión, todo esto ha sido gracias a sus atractivos personajes, con unas personalidades muy bien dibujadas, con unos tics reincidentes que los humanizan y los hacen únicos, a lo que hay que sumarle la enorme química que hay entre ellos. Un elenco de actores y actrices en estado de gracia que ha sabido captar en todo momento el tono y que han conseguido que sus sentimientos traspasen la pantalla, haciéndonos reír, llorar, sufrir, disfrutar, que nos sintamos como un residente más caminando por los pasillos con enormes ventanales salpicados de lluvia del Seattle Grace.

A continuación apuntaré los motivos por los que creo que deberíais ver esta serie, si no lo estáis haciendo ya:

1) LOS ASCENSORES: ¡Madre mía si los ascensores de esta serie hablaran! Los ascensores han tenido siempre una importancia crucial en esta serie. Han sido un lugar donde las tensiones sexuales entre los personajes han llegado a cotas inimaginables (podríamos ver perfectamente toda la evolución de la historia de amor Derek-Meredith si juntamos todas las secuencias que estos dos personajes han compartido en los ascensores del Seattle Grace), por supuesto cuando él le pidió para casarse, como no podía ser de otra forma, lo hizo dentro del ascensor. Un lugar de situaciones de vida o muerte: George O'Malley realizó una operación a corazón abierto dentro de un ascensor, cuando sólo era un interno. Un lugar de confesiones: Arizona pidió para salir a Callie por primera vez en un ascensor y Callie le dijo que estaba embarazada de Sofia también en un ascensor. Un lugar de grandes escenas: Izzie saliendo con su precioso vestido rosa para ir a ver a su paciente Denny Duquette y decirle que sí que quiere casarse con él.

2) LA MÁS GRANDE HISTORIA DE AMOR: Cristina Yang y Meredith Grey llegaron juntas al hospital Seattle Grace, ambas comparten una fuerte ambición, quieren ser la mejor interna, luego residente, luego especialista, pero eso no las convierte en rivales, sino en las mejores aliadas, porque se apoyan en todo momento, incluso cuando no tienen razón, están allí la una para la otra, en sus abortos, sus separaciones amorosas, las muertes de familiares. Ellas mismas se autodenominan "The Twisted Sisters" (las hermanas retorcidas"), porque a veces son totalmente insensibles e incapaces de mostrar y sentir como las personas normales, están como deshumanizadas, lo cual las convierte en perfectas profesionales, ya que rara vez dejan que sus sentimientos se crucen con sus decisiones médicas. Ambas son sarcásticas y algo oscuras.
Vamos viendo como las relaciones de amor entre los personajes vienen y van, pero esta relación sigue ahí intocable. Rara vez vemos que afloren los sentimientos entre ellas, pero no hace falta que las veamos abrazarse o decirse que se quieren, porque el amor que estas dos se profesan traspasa cualquier pantalla de televisión. La química entre ellas es increíble, es como si fueran amigas, amantes y hermanas, se trata de una relación única. Muchas veces las vemos hablando la una al lado de la otra, pero cada una del tema que le preocupa, sin responderse, pero aún así y de manera inexplicable, consiguen ayudarse como ningún otro personaje las puede ayudar, porque no hace falta que hablen, pueden comunicarse con una cara, con una mirada, con una sonrisa y decirse mucho más de lo que las palabras pueden llegar a decir. Su lema "You are my person", se ha convertido en una de las grandes señas de identidad de la serie. Yo creo que esta relación es uno de los ingredientes que hacen actualmente de "Grey's Anatomy" una de las series de mayor éxito, por ese motivo tengo miedo por lo que ocurrirá en la siguiente temporada (que aún no está confirmada) cuando desaparezca el personaje de Cristina Yang...

3) EL SENTIDO DEL HUMOR: Otra de las señas de identidad de esta serie y una de sus grandes constantes ha sido su sentido del humor. No es que sea un "Scrubs", pero sus creadores han sabido inyectarle la medida justa de humor en determinados momentos para que podamos relajarnos y dejar de sufrir con sus protagonistas, lo cual siempre es un golpe de aire fresco, totalmente necesario para paliar la gran intensidad dramática de algunas de sus historias.

4) LA MÚSICA: Si hablábamos del sentido del humor como una seña de identidad de la serie, no podemos dejar escapar la ocasión de mencionar su música como otro gran elemento distintivo (a veces escuchas una canción en la radio y piensas: mira esta canción es del estilillo de "Grey's Anatomy"). Algunas de estas canciones se han convertido en verdaderos hits: How To Save a Live, Chasing Cars, 9 Crimes, Breathe (2AM), Nowhere Warm, entre muchas otras. Curiosamente, cada episodio tiene por nombre el título de una canción. Y tampoco es de extrañar que los creadores de la serie no dejaran escapar la ocasión de hacer un episodio musical, donde destaco especialmente el papel de Sara Ramírez, que como he dicho antes, jugaba con ventaja, puesto que venía del mundo de los musicales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
dovith
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8
4 de febrero de 2014
18 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión, Murphy no nos ha decepcionado y nos ha ofrecido imágenes interesantes, frases de esas para la posteridad, unos decorados escalofriantes, un toque kitsch súper petardo, finas dosis de humor inteligente, un delicioso elenco femenino en estado de gracia, un vestuario y unos looks estupendos, sean o no de Balenciaga, y mucho, mucho glamour.

Hay que decir que su premisa resulta altamente atractiva. Una academia de brujas, a lo Hogwarts, pero situada en una magnífica y blanquísima casa Victoriana de New Orleans, con escaleras glamourosas, lámparas de araña, y con una grandiosa Jessica Lange (aka Fiona Goode) como Suprema de este Aquelarre. La serie arranca con la llegada de Zoe Benson, interpretada por Taissa Farmiga (la chica del "coño asesino" ¿se puede decir "coño" en un blog para todos los públicos?, bueno ya lo pensaré mañana cuando el post esté irremediablemente publicado...). Allí entra en contacto con otras alumnas aventajadas con superpoderes bastante originales. Madison Montgomery (interpretada por Emma Roberts), una deslenguada y superficial ex-niña prodigio del cine echada a perder con poderes telequinéticos, Queenie (interpretada por Gabourey Sidibe), una especie de vudú humano y Nan (interpretada por Jamie Brewer), una chica con Síndrome de Down que posee poderes clarividentes. En la casa también vive la hija de Fiona, Cordelia (interpretada por Sarah Paulson), que viene a ser una especie de protectora de las alumnas, adoptando un papel casi maternal. Se dice que cuando una nueva Suprema comienza a florecer, la vieja Suprema empieza a desvanecerse y este es precisamente el elemento detonante de toda la trama: Fiona se está debilitando, su trono se está desmoronando, y eso sólo puede significar una cosa, que ha llegado una nueva bruja para ocupar su lugar. Pero la Suprema no se lo pondrá tan fácil a esa perra e intentará matar a todas aquellas brujas listillas que se le crucen por delante cuando sospeche que ésta haya venido a intentar arrebatarle el trono.

Ni hace falta decir que Jessica Lange está descomunal y que sólo perdono que no haya ganado el Golden Globe este año porque se lo llevó Elisabeth Moss, que me cae muy simpática. Lange es la Suprema, su cara angulosa, esa mirada felina, esa voz algo carajillera pero sumamente sensual, esa elegancia innata (como fuma, como se desliza por la pantalla como si se tratara de una serpiente venenosa, que lo es...), todo, todo en ella es puro talento y virtuosismo de la interpretación. Por favor, que instauren una nueva categoría en los Oscar a Mejor Actriz de Televisión, sólo para que la Lange pueda subir al escenario del Academy's Samuel Goldwyn Theater a recoger la dorada estatuilla mientras nos lanza unas de sus fulminantes miradas. Obviamente el equipo de guionistas de Murphy no ha querido desaprovechar la ocasión de tener una artistaza de este tamaño para dejarle soltar verdaderas joyas con su lengua viperina.

Pero también quiero destacar a Frances Conroy interpretando a Myrtle Snow, la jefa del Consejo de Brujas, enemiga desde la infancia de Fiona, ya que ambas luchaban por ocupar el lugar de la Suprema, pero Fiona con sus malas artes consiguió el preciado trono. El look de Myrtle, con su peluca crespada de color rojo Pipi Langstrump y su colección de gafas asimétricas no tiene parangón. La Conroy es un animal todoterreno, puede interpretar lo que le echen, en SFU ya mostró que funcionaba tanto en la tesitura dramática como en la cómica, pero AHS está siendo la plataforma de lucimiento ideal para ella, porque puede interpretar a los personajes más variopintos. Hay que decir que en esta temporada se ha llevado la palma: esa amplia gama de cambios y modulaciones de la voz (sonidos guturales, casi animales, inhumanos), su abanico de acentos, todo. Esta actriz es un verdadero camaleón de la interpretación y espero que su talento sea reconocido porque en AHS está que se sale interprete lo que interprete.

Para finalizar, quiero hacer incapié en la maravillosa estética de la serie. Esas imágenes grabadas con perspectivas angulosas o distorsionadas a través de cámaras con lentes de ojo de pez, han dado un tono onírico, deformado, surrealista, casi expresionista a la serie. Y también cabe destacar su vestuario, que va alternando elegantes trajes chicle de color negro para la Lange, enormes gafas de sol, una interesante colección de sombreros, ropas africanas, trajes de época del siglo XIX, vestimentas hippies, y los extremados conjuntitos de Myrtel con combinaciones de colores a lo Ágatha Ruiz de la Prada. Era un gozo ver la serie por sus elementos visuales y sonoros: la incómoda intro, la música, los dos vídeos musicales que se pegaron en la serie con la cantante Stevie Nicks, en el último episodio cantando su tema "Seven Wonders", muy apropiado para la trama, ya que las aspirantes a Suprema tienen que poseer y dominar siete poderes para reunir los requisitos necesarios para ser la nueva Suprema.
dovith
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