La película cuenta la historia de un hombre que pierde a su familia durante un robo en el que tanto su mujer como su hija son asesinadas. El fiscal y el abogado de los criminales llegan a un acuerdo cuando los capturan y la setencia de uno de ellos queda atenuada tras delatar a su compañero. Al padre no le hace ninguna gracia y dedica diez años de su vida a preparar la venganza, con el fin de demostrar que el sistema judicial hace aguas por todos lados.

A pesar de lo inverosímil de su argumento se deja ver esta entretenida película de acción y suspense disparatada pero efectiva. Si uno no se la toma demasiado en serio se puede disfrutar viéndola. Quizá lo más absurdo se encuentre al final, pero mantiene el interés aunque algunos de los planteamientos bordeen lo imposible.

En la línea de películas como Los cañones de Navarone o Doce del patíbulo, El desafío de las águilas es una entretenida producción bélica ambientada en la Segunda Guerra Mundial, en la que un comando británico debe liberar a un importante general americano retenido en un castillo custodiado por los alemanes. Es decir, estamos ante un film de misiones, de hecho, su guionista es el autor de la novela de Los cañones de Navarone.

Tiroteos, explosiones y caos es lo que provoca este comando de aguerridos soldados liderados por el gran Richard Burton y acompañado por el mortífero Clint Eastwood. Destruyen puentes, carreteras, fortalezas, teleféricos, soldados y vehículos alemanes por doquier, en una espectacular huída en la que, de paso, tendrán que desenmascarar a un traidor que está saboteando la misión.

Este es uno de los primeros trabajos de relevancia de Clint Eastwood, tras la trilogía de spaguetti-western que protagonizó en España. El desafío de las águilas es un film de calidad, ameno, aunque algo largo con casi dos horas y media de duración. Que en algunos tramos puede resultar un tanto pesado, además de confuso a la hora de explicar la resolución de la trama. Pero esto no quita para que estemos ante un gran film.

Una de las muchas gamberradas que dirigió y protagonizó Clint Eastwood en los setenta. Ruta suicida se disfruta si no te la tomas muy en serio porque el argumento es de lo más descabellado. Ben Shockley un policía de Phoenix recibe el encargo de trasladar una prostituta desde Las Vegas a Phoenix para testificar en un juicio. Sin embargo, las cosas se complican en el momento en que ambos son objeto de un atentado nada más salir de la comisaría. Pronto Shockley descubre que le han tendido una trampa y que la prostituta es realidad un testigo clave en un juicio a un pez gordo que hará lo que sea con tal de impedir que declare.

El film es entretenido, tiene ritmo y se ve con agrado, pero hay que reconocer que algunas escenas de acción son exageradas y disparatadas. Por ejemplo cuando la policía rodea la casa en la que se han escondido los protagonistas y la derriban a balazos literalmente. O la escena final, en la que un sin fin de policías reciben con una lluvia de balas a Eastwood y Locke en el autobús.

Solido thriller de suspense dirigido por el veterano Roman Polanski que recupera crédito después del fracaso artístico y comercial que supuso Oliver Twist. Un conjuntado reparto interpreta un film que se eleva por encima de la media en cuanto a calidad se refiere. Polanski nos regala dos horas de intriga y suspense que se pasan en un suspiro y que en ningún momento llegan a aburrir.

La película cuenta la historia de un "negro" que es contratado por el ex-primer ministro británico para que escriba sus memorias tras la misteriosa desaparición del anterior "negro". A lo largo de la investigación que McGregor lleva a cabo recopilando datos y realizando entrevistas, se irá dando cuenta de que su predecesor no murió en condiciones normales sino que fue asesinado por descubrir comprometidos datos a cerca del oscuro pasado del ex-presidente.

Las comparaciones con la vida real son inevitables. La película es ficción pero parece estar contando la vida del ex-primer ministro Tony Blair. Cambiando datos y nombres la historia y el argumento coinciden en muchos aspectos con la vida de Blair.

Me pareció un coñazo insufrible. Dos horas de amargo sufrimiento. Un film lisérgico que aburre al más pintado. La cinta en ningún momento me atrapó. Una historia lenta con un desarrollo plomizo que provoca el insomnio. Hay que verla con anfetaminas cerca y tomarse una cada cuarto de hora. No se nos cuenta nada nuevo, nada que no hayamos visto ya una y mil veces. Policías corruptos, traficantes de droga y la lealtad familiar ante todo. Un nuevo fracaso conjunto de Colin Farrell y Edward Norton que necesitan como el comer un éxito taquillero o al menos una película que sea buena porque llevan años dando tumbos.