No podía evitar hacer una crítica sobre la película en la que más discrepa mi opinión con la de todo el mundo. No sé muy bien por qué. Mis gustos, normalmente, no son muy raros: suelo coincidir con buena parte de la crítica, y las películas que tradicionalmente se consideran obras maestras a mí también me lo parecen. Gladiator es la excepción más notable: no entiendo por qué es una película tan alabada y a mí me parece tan mediocre. Soy consciente de que estoy solísimo con esta opinión, pero no puedo evitarlo, de verdad que no la encuentro buena. O sea, como película histórica, un 0, porque se inventa la historia de Roma. En cuanto a guión, un argumento previsible, pero lo que es previsible con ganas, vaya, que desde el minuto 20, cuando ya ha sido planteado el tema, sabes casi exactamente cómo va a acabar. Personajes, sin duda los más planos que he visto nunca en una peli considerada tan buena: buenos muy buenos y valientes, malos muy malos y cobardes, héroes muy héroes, mujeres florero muy mujeres florero, no hay ni un matiz interesante en los personajes, son planos cual tabla de planchar. No entiendo nada, lo siento. Tiene actores guays, una recreación decente y una parte de la banda sonora bien elegida. La dirección tampoco está nada mal, con buenos planos, buenas escenas de acción... así que, vaya: tampoco es ni de lejos lo peor que haya visto. Pero buena... no, la verdad es que no.

Jodorowsky me genera muchos sentimientos encontrados: la mayor parte de sus ideas me parecen magufadas contraproducentes, sinceramente. La psicomagia, las ideas de pensamiento mágico de que puedes cambiar toda tu persona ignorando las condiciones materiales que te rodean… no veo por dónde cogerlas. El tipo además parece pedante y que tiene la verdad absoluta (que no, no la tiene). Pero también tengo que admitir que muchas de sus obras, pese a ser un vehículo para estas ideas, están muy bien hechas y son muy interesantes. El mejor ejemplo precisamente me parece El Topo, creo que es lo más interesante que ha hecho. Partiendo de una ambientación de western bien lograda y que le da un toque especial, se despliega una serie de alegorías que dan lugar a planos realmente bellos y a un viaje interesante y simbólico. El simbolismo es a veces un poco íntimo, lo que le puede restar puntos e interés a la película (¿qué sentido tendría ver una película que sólo entiende su director?), pero lo cierto es que, en la mayor parte de escenas, es bastante accesible: referencias a la cultura oriental, al psicoanálisis y juraría que a la Cábala son las que componen la mayor parte de estas metáforas, así que muchas de ellas sí son comprensibles. El resultado es un western surrealista que, a mi juicio, no llega a un sobresaliente, pero se queda cerca.

Esta película de Lars von Trier probablemente sea conocida, sobre todo, por su curiosa escenografía, por la idea de obviar todos los decorados y sustituirlos por líneas blancas pintadas en el suelo. Es un recurso interesante, porque ayuda a centrarse en los personajes y a localizar a varios de ellos a la vez y ver lo que están haciendo aunque cada uno esté en una casa distinta, pero para mí no es lo más notable del film ni mucho menos –ni para bien ni para mal, digo-. Es un desgarrador relato psicosocial sobre lo que puede llegar a hacer un pueblo de personas “normales”, de personas “decentes”, cuando encuentran a una persona –Grace, que para mi gusto es excelentemente interpretada por Nicole Kidman, aunque cabe destacar que muchas críticas la acusan de ser demasiado fría- totalmente vulnerable ante ellos, en un ambiente aislado. La forma en que la actitud de los habitantes del pueblo hacia Grace va cambiando es absolutamente realista, responde a comportamientos que efectivamente se han visto en experimentos (la cárcel de Stanford, por ejemplo), y eso es lo que hace de Dogville una de las películas más crueles que he visto. Transmite muchísimo, realmente llegas a sufrir con lo que se ve. A mí me parece una obra maestra, un retrato pesimista del comportamiento humano en sociedad que conviene digerir y conocer a modo de catarsis.

A medio camino entre el terror y la parodia, La cabaña en el bosque se propone el ambicioso objetivo de rendir un homenaje a todo el cine de terror. Para hacerlo, parte de reunir topicazos como cinco adolescentes estereotipados que marchan a pasar un fin de semana a una cabaña aislada en mitad del bosque, con un sótano que esconde un buen número de misterios. Por supuesto, los tópicos del cine de terror son tan poco realistas que necesitan cierta ayuda para funcionar; y de eso se encarga un equipo de técnicos que manipulan las condiciones de la cabaña con un misterioso objetivo. Seh, nadie propondría separarse en una situación terrorífica si no fuera por la intervención de esos técnicos, desde luego. Conforme pasa la mitad de la película, el número de easter eggs y homenajes al género empieza a dispararse de forma desenfrenada, hasta un apoteósico y, me atrevería a decir, inesperado final. Esta película quizá no sea del gusto de quien espera un cine más “serio” y sobrio… pero para el resto del público, y especialmente para los fans del terror, muy recomendable.

Además de una dirección brillante, de una gran caracterización y de ser un thriller emocionante, con un buen uso del sonido –recién aparecido en el cine- y un buen manejo de las metáforas visuales para no mostrar escenas violentas demasiado explícitas, este film destaca por plantear tres facciones interesantísimas cuyo enfrentamiento da lugar a profundas reflexiones acerca de la moral. Cuando el mundo criminal de la ciudad se organiza para capturar a un asesino pederasta y así dejar de sufrir el hostigamiento de la policía y tranquilizar a la ciudadanía, ¿quién es preferible que lo atrape primero? ¿Cuál debe ser su pena? ¿Es peor persona alguien que comete delitos leves por capricho, o alguien que comete delitos graves porque no puede evitarlo? La vigencia de estas cuestiones hace que M, el vampiro de Düsseldorf haya envejecido mucho mejor que un buen puñado de sus contemporáneas (bueno, la ausencia de una necesidad de efectos especiales, etc, también ha ayudado, sin duda, tampoco vamos a negarlo). La cuestión es que es una película imprescindible por su importancia en la historia del cine y por su influencia; pero incluso si le quitáramos esto, si la viéramos sin tener en cuenta lo que supuso, sigue siendo una obra maestra a día de hoy.