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Voto de Chagolate con churros:
10
Drama. Romance Vittoria (Monica Vitti), tras una acalorada discusión, decide romper con su novio Riccardo (Francisco Rabal). Mientras disfruta de su libertad en compañía de su madre, conoce a Piero (Alain Delon), un joven y atractivo corredor de bolsa, un seductor arrogante con el que mantiene un apasionado romance. (FILMAFFINITY)
22 de octubre de 2010
57 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
La noche termina. Emociones eclipsadas embriagan la casa de Riccardo (Mastroianni/Rabal). Un ventilador agita la corbata, algunos papeles y el pelo de la pareja; pero no notamos que refresque. Mueve aire cargado. Paredes abarrotadas de pinturas (abstractas todas), suelos llenos de esculturas y muebles. Vittoria (Moreau/Vitti) no encuentra espacio para respirar. El plano es estático. Los silencios son intensos, las miradas... vacías. Vittoria abre la cortina y aparecen campos abiertos. Abre la puerta e intenta desaparecer.

Sin Riccardo el plano se agranda y aparecen los travellings. El aire mueve las hojas y el agua fluye con fuerza. Todo es natural.

En el edificio de la Bolsa el plano deja de ser sereno. Culebrea, se llena de energía y estrépito. El montaje es trepidante y los sentimientos (generados por el dinero) se muestran con claridad:

“Un minuto aquí vale millones” -dice Piero (Delon) en relación con el minuto de silencio por la muerte de un compañero. Un minuto a tiempo real donde la cámara se impacienta igual que Piero.

El gesto cobra su importancia (la compraventa) y los sonidos generan agitación (teléfonos, el movimiento del precio de los valores en el parqué). Lo material enmudece los sentimientos fuera de la Bolsa. Vittoria, que acaba de salir de una relación asfixiante, tiene dudas sobre Piero. Él no esconde la importancia que tiene en su vida el dinero:

- Cuando Vittoria y Piero concretan una cita, él la lleva a la casa de sus padres porque es más grande. El primer beso... tras el cristal.

- Cuando aparece su coche robado, se preocupa más por el precio de la reparación que por el muerto que hay aún en el interior de su automóvil.

Antes hay diez minutos inanes sobre la colonización. Está el director mostrando un vacío de valores, una sociedad burguesa condenada al ostracismo sentimental y la frivolidad existencial. No existen metáforas. Entonces,... ¿a cuento de qué vienen estos minutos de crítica burguesa colonialista? Buscando la ejemplificación innecesaria casi rompe la película.

Buscando el helado sentimiento entre los labios de Piero y Vittoria llegamos al final. Un último abrazo. Intenso. El gesto más apasionado que se ha visto durante el ejercicio seguido de las promesas de volver a verse al día siguiente, y al siguiente, y al otro... ¿Demasiado expuestos?

Secuencia final creada por planos cortos, casi todos estáticos o de movimientos panorámicos. Llegó el momento. Destapemos el percal. Antonioni cuya narrativa decimonónica la relegó al fondo del armario termina por contar esta historia con elementos puramente cinematográficos consiguiendo uno de los finales más hermosos del séptimo arte:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chagolate con churros
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