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España España · Barcelona
Voto de alex:
6
Drama El 2 de marzo de 1974, el joven anarquista Salvador Antich, militante del Movimiento Ibérico de Liberación, se convirtió en el último preso político ejecutado en España mediante "garrote vil". Ésta es su historia y la de los intentos desesperados de su familia, compañeros y abogados por evitar su ejecución. (FILMAFFINITY)
7 de febrero de 2007
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Ante una película como “Salvador” tiene uno la sensación de que la valoración de sus méritos cinematográficos debe pasar inevitablemente a un segundo término frente a la magnitud y el horror de los hechos reales que esta película trata de representar, y en cierta manera de conjurar.

Y me hago la siguiente pregunta: ¿Qué criterio debemos utilizar para juzgar una película que nos lo ha hecho pasar tremendamente mal, hasta el punto de que al salir del cine (o al acabar de visionar el DVD como en mi caso) parece que lo veas todo negro? Porque una de las razones por las cuales disfrutamos de las buenas películas de terror, por ejemplo, es que a través de ellas podemos sublimar nuestros más íntimos miedos. En el caso que nos ocupa sin embargo, que además nos toca tan de cerca, no hay sublimación que valga; solo nos queda el recurso de secarnos las lágrimas, aclararnos la garganta y exclamar: ¡Qué perra vida y qué jodido era el franquismo!

Dicho esto, y yendo al grano, diré que toda la primera parte de la película flaquea un poco en el idílico retrato de esos terroristas-ladronzuelos retratados con demasiada simpleza como ingenuos Robin Hoods. Todo ello queda un poco superficial; en mi opinión se podría haber ahondado más en la psicología del personaje, tanto en sus defectos como en sus verdaderas motivaciones.

La segunda parte en cambio es conmovedora y realmente impactante en su parte final. El protagonista debe ser sacrificado en aras de una perversa maquinaria que lo ha elegido como chivo expiatorio. A este respecto, es curioso que el nombre del condenado y a la vez del título de la película, nos remita al arquetipo del mártir, pues “El Salvador” es, como todo el mundo sabe, uno de los apelativos con los que se conoce al mesías y mártir del cristianismo.

Aunque en mi opinión también esta conmovedora parte final hubiera podido mejorarse. Por ejemplo, acentuando los rasgos kafkianos de la situación. Y me viene a la mente la estética utilizada por Orson Wells en “El Proceso”; es decir: se podría haber puesto más énfasis –a través de una puesta en escena más estilizada- en la tremenda soledad e indefensión del personaje, desamparado en medio de esa cárcel inmensa repleta de militares uniformados que solo esperaban verlo morir como quien va ver un espectáculo que debe representarse hasta su fin.

Para acabar, un apunte sobre la música y la fotografía. No sé si Lluis Llach hizo toda la banda sonora (en todo caso, figura en los créditos), pero muy ducho en estas lides no debe estar porque la música "canta" un rato en muchos momentos, con ese aire demasiado evidentemente rockero-setetentero-con un toque a lo Cuentame como pasó. La fotografía en cambio da el pego, aunque a veces peque de excesivo esteticismo a lo Ridley Scott, hasta el punto que a veces resulta artificiosa, como si fuera un spot publicitario.
alex
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