Parece que Cronenberg se haya hartado de hacer películas raras y minoritarias (pero que a mi me encantan como Existenz o Spider), y ahora se ha pasado al cine negro con una vocación claramente comercial, aunque sin renunciar a su personalidad como autor. Y así, nos encontramos una vez más con una película oscura, inquietante, violenta, y muy carnal (en el sentido amplio del término), aunque despojada de cualquier elemento fantástico o "extraño".
A pesar de este cambio de registro, la película me ha gustado bastante, aunque con ella me suceda lo mismo que me sucedía con las de "El Padrino", y otras similares, y es que al caerme tan antipáticos todos esos personajillos egoicos, crueles, y fundamentalmente estúpidos, desearía verlos retratados como hacía Kubrick en "Teléfono rojo, volamos hacia Moscu", es decir, enfatizando la faceta grotesca, estúpida, e insana que anida detras de esa autoimportancia llena de maldad que tanto nos fascina y atemoriza (en los degollamientos no sabía donde mirar del asco que me daba).