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Argentina Argentina · Santa Fe
Voto de Lauti633:
9
Drama Después de una cena en la mansión de los Nóbile, los invitados descubren que, por razones inexplicables, no pueden salir del lugar. Al prolongarse la situación durante varios días, la cortesía en el trato deja paso al más primitivo y brutal instinto de supervivencia. Una parábola sobre la descomposición de una clase social encerrada en sí misma. (FILMAFFINITY)
25 de setiembre de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carrera cinematográfica de Luis Buñuel empezó en 1929 con el cortometraje “Un perro andaluz”. En dicho corto trabajó con Salvador Dalí y exploró los límites y los inicios del cine surrealista. Buñuel tuvo reuniones con surrealistas de otras disciplinas artísticas como Max Ernst, André Breton, Paul Éluard, Magritte. En 1930 se estrenó el largometraje “La edad de oro” nuevamente trabajando en el guion con Dalí. La película retoma el estilo crudamente surrealista y experimental de “Un perro andaluz”. Años más tarde, tuvo que exiliarse a México producto de la Guerra civil española. De su larga etapa en México se destacan fundamentalmente las películas “Los olvidados” (1950) y “El ángel exterminador” (1962). A lo largo de su extensa trayectoria, Buñuel hizo proyectos en España, México y Francia, como “Nazarín” (1959), “Viridiana” (1961) y “El discreto encanto de la burguesía” (1972).
“El ángel exterminador”, tiene como premisa a un grupo de invitados adinerados que inexplicablemente se quedan encerrados dentro de una mansión. Este sencillo argumento inicial, le permite a Buñuel hacer una crítica social bastante potente. Los protagonistas están obligados a permanecer en la casa, y a medida que el tiempo pasa, la sátira empieza a manifestarse en las escenas. Estas situaciones terminan por desesperar a los personajes. En el fondo estas circunstancias, llenas de incertidumbre, terminan reflejándose en la naturaleza misma del ser humano. El hecho que los protagonistas se encuentren arrojados a una irracional experiencia, puede relacionarse con el Dasein de Heidegger, o con ciertos pensamientos desarrollados en el existencialismo en torno a la condición humana.
Las ficciones en donde un grupo de personas se encuentran forzosamente en un mismo escenario, se dieron en obras con temáticas heterogéneas. En las novelas “Ensayo sobre la ceguera” de Saramago, “La niebla” de Stephen King y en “El señor de las moscas” de Golding se pueden ver situaciones semejantes. Asimismo, en el cine, este recurso fue mayormente usado en películas de terror y ciencia ficción como: “El cubo”(1997), “El juego del miedo” (2004), “Coherence” (2013).
Los planos de corte teatral, van incrementando en tensión, tal como ocurre en varias películas de un solo escenario: “Un dios salvaje” (2011), “La soga” (1948) o “12 hombre en pugna” (1957). El miedo de a poco se apodera de los personajes, que vuelven a un estado salvaje más primitivo. Los burgueses pierden sus refinadas costumbres. La sofisticación se transforma sutilmente en sofoco. Donde antes había prestigio y distinción social, ahora solo hay personas que no tienen certezas sobre nada. La fachada se termina cayendo, y la sincera actitud de cada uno de a poco se manifiesta en cada acción. Como en gran parte del arte surrealista, lo que se explora son aquellos sentimientos que conscientemente no vemos. La mansión solo sirve como un escenario en donde se explora la verdadera condición humana. Todo lo que pasa funciona como una gran metáfora simbólica de la realidad que vivimos de forma camuflada. Los elementos orwellianos están presentes, pero los protagonistas se encuentran en una situación indeterminada entre la vigilancia y la soledad. Nadie sabe quién está detrás de todo, y ni siquiera se sabe si realmente existe ese alguien.
Al estar aislados, el poder social empieza a perder valor, y toda esa pantalla aristocrática termina cayendo frente a un contexto ligeramente apocalíptico. Todo el lujo se derrite rápidamente, y queda el desconcierto como un gran sentimiento compartido. Frente a este ambiente simbólico, nos damos cuenta que la fabricación del sentido que día a día nos encasilla, no es tan estable como pensamos.
Nosotros como espectadores vemos todo esto desde el afuera, pero aun así nos interpela, porque en el fondo, todos estamos arrojados en un contexto de alguna manera delimitado. Somos un gran ojo que observa la película como si fuese un experimento social. Pero lo que percibimos a través de la metafórica ventana, también lo vemos como un reflejo del espejo, que nos muestra nuestra realidad. Y este ejercicio, nos invita a reflexionar sobre las costumbres humanas, que de tan repetitivas, tendemos a naturalizar.
Lauti633
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