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Voto de jaly:
10.025
Drama
Crónica de la vida en la Maze Prison, una cárcel de máxima seguridad de Irlanda del Norte, a través de los emotivos acontecimientos que tuvieron lugar en 1981 con motivo de la huelga de hambre del IRA, liderada por Bobby Sands. La película describe lo que ocurre cuando se obliga al cuerpo y a la mente a ir más allá de sus límites. Celebrada ópera prima del director y guionista Steve McQueen. Obtuvo el Premio Cámara de Oro en el certamen ... [+]
7 de octubre de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hunger no es una película que cualquiera pueda disfrutar, ni tampoco es una obra maestra, pero hay en ella diversos motivos por los que no se le puede negar el calificativo de buena película e incluso de algo más.
Es sorprendente para empezar que un director debutante sepa manejar de manera tan prodigiosa los recursos cinematográficos, para aplicarlos tanto a la narrativa de la historia como a la composición formal de los planos; muchos de ellos son verdaderas obras de arte de la fotografía, por cómo usa la luz, los colores y los encuadres para transmitir las sensaciones de sus personajes, y por extensión, provocárselas a los espectadores.
Después, está el riesgo cinematográfico de su propuesta narrativa: una primera parte repleta de violencia, torturas, sin un protagonista definido con el que identificarse, y sin apenas diálogo; una segunda parte que se compone de un único diálogo sin apenas movimientos de cámara (ni siquiera contraplanos), y que desde luego no es en absoluto fácil de recibir, pues apela y desarrolla hechos que no se suceden ni explican en toda la cinta; y una tercera parte que vuelve a la parquedad de palabras y que apuesta por la interpretación física, sensorial y al límite de su extraordinario protagonista, Michael Fassbender (visto en 300 y en Malditos Bastardos entre otras).
Por eso es importante plantearse por qué el director, contando una historia basada en un hecho real (la huelga de hambre de varios presos políticos del IRA, que acabó con la vida de varios presos y funcionarios de prisiones), ha apostado tan fervientemente por el estilo más que por el realismo, por qué no ha contado los sucesos históricos para dar una clase de historia, posicionado desde cualquiera de los dos puntos de vista.
Y yo encuentro la respuesta en que el cineasta precisamente no quería hacer eso, sino que quería hacer un estudio más elevado, sensorial y gráfico sobre hasta donde puede llegar cualquier hombre por defender su sistema de valores, los ideales y los principios que cree justos, sin importar si estos son los correctos o no.
Es sorprendente para empezar que un director debutante sepa manejar de manera tan prodigiosa los recursos cinematográficos, para aplicarlos tanto a la narrativa de la historia como a la composición formal de los planos; muchos de ellos son verdaderas obras de arte de la fotografía, por cómo usa la luz, los colores y los encuadres para transmitir las sensaciones de sus personajes, y por extensión, provocárselas a los espectadores.
Después, está el riesgo cinematográfico de su propuesta narrativa: una primera parte repleta de violencia, torturas, sin un protagonista definido con el que identificarse, y sin apenas diálogo; una segunda parte que se compone de un único diálogo sin apenas movimientos de cámara (ni siquiera contraplanos), y que desde luego no es en absoluto fácil de recibir, pues apela y desarrolla hechos que no se suceden ni explican en toda la cinta; y una tercera parte que vuelve a la parquedad de palabras y que apuesta por la interpretación física, sensorial y al límite de su extraordinario protagonista, Michael Fassbender (visto en 300 y en Malditos Bastardos entre otras).
Por eso es importante plantearse por qué el director, contando una historia basada en un hecho real (la huelga de hambre de varios presos políticos del IRA, que acabó con la vida de varios presos y funcionarios de prisiones), ha apostado tan fervientemente por el estilo más que por el realismo, por qué no ha contado los sucesos históricos para dar una clase de historia, posicionado desde cualquiera de los dos puntos de vista.
Y yo encuentro la respuesta en que el cineasta precisamente no quería hacer eso, sino que quería hacer un estudio más elevado, sensorial y gráfico sobre hasta donde puede llegar cualquier hombre por defender su sistema de valores, los ideales y los principios que cree justos, sin importar si estos son los correctos o no.
