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Voto de theo56:
8
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6,6
511
Fantástico. Drama
Es una casa muy lejos de la realidad que conocemos, un hombre recluido realiza entrevistas a posibles candidatos, personificaciones de almas humanas, para recuperar los privilegios que una vez tuvieron: volver a nacer. (FILMAFFINITY)
12 de noviembre de 2021
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Edson Oda se presenta en este debut como un director más que competente en la dirección y bastante original en el guion. Ambas maestrías vienen directas de su puño y letra, y crea un políptico humanista con mensajes marcados y profundamente políticos. Sí, políticos, porque en un mundo donde no se aprecia la vida, donde se premia lo salvaje, donde siempre gana quién se subordina a la ley de la selva, aquel que defienda los valores humanos, empáticos o solidarios es alguien político.
Nine Days cuenta un relato metafísico, que no divino, ni mágico. Nueve días es lo que tienen varios candidatos para cumplir ciertas pruebas y ser elegidos. El personaje que elige quién supera estas pruebas no es un dios, ni ninguna fuerza mayor del universo: es una pieza más del entramado que dirige Oda. Este personaje, Winston Duke, elegirá cuál de estos candidatos va a tener la oportunidad para vivir. Pues éstos no son almas, sino meras visiones que buscan vivir, y todavía no lo han experimentado. Mientras este personaje interpretado por Duke, Will, intenta elegir al más adecuado para la tarea de vivir, él mismo tiene que lidiar con algo que le ha afectado. Su tarea es vigilar, además de elegir a candidatos para la vida, las vidas que ha elegido con anterioridad y ver su desarrollo. Una inesperada muerte en una de ellas afecta su rutina y su modo de entender las cosas. Aquí es donde aparecen estas visiones: unas empáticas, otras enamoradas, algunas frívolas y racionales. Todas válidas para la prueba, pero solo una será elegida por Will.
No busquen significados divinos, esto va más allá de las creaciones terrenales que los humanos hemos llevado a cabo para no sentirnos solos o aprovecharnos de los vulnerables: no va de religiones. Es una experiencia que sirve para reflejar la vida, para hablar de nosotras mismas, para abordar un complejo y más que necesario debate sobre el camino hacia dónde estamos dirigiendo nuestra humanidad. La película es un reflejo y una advertencia.
Edson Oda, al igual que Mario Benedetti, dibuja esa necesidad de cantar, de cuestionar, de no responder, de no ceder, de pensar. Benedetti hablaba de los militantes de la vida, aquellos y aquellas que cantaban para no dejar que la canción se hiciera ceniza, que cantaban porque el grito no era bastante y creían en la gente; sabían que vencerían la derrota. Edson Oda es un militante de la vida porque canta para vencer en un mundo frío, alejado de las emociones y cercano a la nada.
Nine Days cuenta un relato metafísico, que no divino, ni mágico. Nueve días es lo que tienen varios candidatos para cumplir ciertas pruebas y ser elegidos. El personaje que elige quién supera estas pruebas no es un dios, ni ninguna fuerza mayor del universo: es una pieza más del entramado que dirige Oda. Este personaje, Winston Duke, elegirá cuál de estos candidatos va a tener la oportunidad para vivir. Pues éstos no son almas, sino meras visiones que buscan vivir, y todavía no lo han experimentado. Mientras este personaje interpretado por Duke, Will, intenta elegir al más adecuado para la tarea de vivir, él mismo tiene que lidiar con algo que le ha afectado. Su tarea es vigilar, además de elegir a candidatos para la vida, las vidas que ha elegido con anterioridad y ver su desarrollo. Una inesperada muerte en una de ellas afecta su rutina y su modo de entender las cosas. Aquí es donde aparecen estas visiones: unas empáticas, otras enamoradas, algunas frívolas y racionales. Todas válidas para la prueba, pero solo una será elegida por Will.
No busquen significados divinos, esto va más allá de las creaciones terrenales que los humanos hemos llevado a cabo para no sentirnos solos o aprovecharnos de los vulnerables: no va de religiones. Es una experiencia que sirve para reflejar la vida, para hablar de nosotras mismas, para abordar un complejo y más que necesario debate sobre el camino hacia dónde estamos dirigiendo nuestra humanidad. La película es un reflejo y una advertencia.
Edson Oda, al igual que Mario Benedetti, dibuja esa necesidad de cantar, de cuestionar, de no responder, de no ceder, de pensar. Benedetti hablaba de los militantes de la vida, aquellos y aquellas que cantaban para no dejar que la canción se hiciera ceniza, que cantaban porque el grito no era bastante y creían en la gente; sabían que vencerían la derrota. Edson Oda es un militante de la vida porque canta para vencer en un mundo frío, alejado de las emociones y cercano a la nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Mejor dicho, mientras que Benedetti hablaba de cantar, Edson Oda escribe sobre recitar. El recital del final es una carta de amor a la vida (Recita un poema de Walt Whitman, si mal no me equivoco). La película es una oda a los pequeños detalles, ya sea un paseo en bicicleta de una visión que llega a su fin (Basada esta escena en un cortometraje del director, disponible en FilmAffinity) o sentir la brisa marina y la playa antes de desaparecer.