La película con el paso de los años se ha convertido en un clásico, en un punto de referencia de películas de terror psicológico. El que Hitchcock llegó sólo unas horas más tarde a comprar los derechos le otorga un interés añadido y necesario para compreder que típo de película es.
¿Qué hubiera sido de ella si el Inglés se hubiera hecho con ellos? ¿Hubiera sido aún mejor película?

Tenemos a Las diabólicas de Clouzot y eso nos basta. Su perfecta puesta en escena es abrumadora. El juego de las dos personajes protagonistas funciona a la perfección porque en la mentira y la culpa se crean unos lazos casi inexpugnables entre ellas. La tensión va sumando poco a poco, con un pulso magnífico, un admirable uso del tempo y un giro final muy a tener en cuenta atendiendo que fue rodada en el 1955. Toda una buena demostración del "savoir faire" del cine francés.

Las localizaciones y el constumbrismo con el que se enfocan algunas escenas hacen de la idea de nombrar el lugar donde se desarrolla la historia un elemento fundamental, en este caso muy complementario y necesario a la historia que se nos cuenta.