Se queda uno traspuesto viendo a este pedazo de mujer de cuarenta y pocos. Qué belleza, qué ángulos de cara y qué clavículas perturbadoras, qué manera de pisar el suelo, qué contundencia y qué elegancia. Suranne Jonnes en esta serie le da cien patadas al prototipo de mujer de espíritu lánguido tan de moda ( Hola Keira , is that you?). Tan cautivadora y magnética me resulta su presencia que casi me destroza la premisa de la serie. Pero , vamos a ver, ¿ qué idiota cambiaría a esta señora por un sucedáneo juvenil ? , ¿ de verdad hay hombres así que no sean toreros?
La serie es un tour de force, sobre todo la primera temporada. La segunda es un apéndice que se puede obviar si se quiere, pero la primera temporada es un auténtico torbellino narrativo , un relato preciso sobre el significado de la confianza y la traición. Porque la traición y la deslealtad existen, amigos, no lo olvidemos. Aunque lleven ya tiempo convenientemente educándonos desde los medios para que todos seamos unos pichaflojas, lo cierto es es que nuestro valor como humanos procede esencialmente de nuestras promesas, de aquellas que una vez nos hicimos y juramos mantener. Y no existe promesa más alta que la del amor.

Gran interpretación de Suranne, veraz e inquietante en todo momento, mujer dura que no acaba de encajar en la comunidad y , precisamente por ello, apasionante.