Nada que objetar a los que se hacen lenguas de la película: dirección de actores, puesta en escena, belleza del blanco y negro etc., etc, impecables. Pero uno se pregunta si para mostrar el egoismo, la hipocresía y la bestialidad de la condición humana se hace necesario un bucle tan prolongado. Para un servidor, dejando de lado los indudables méritos de la película, se trata de un caso más del insoportable solipsismo a que nos tiene acostumbrados el arte contemporáneo, tan abstruso en ocasiones que se hace necesaria toda un cáfila de hermeneutas que nos hagan reparar donde secorta el buen paño, con un lenguaje engolado y una jerga que le distancie de la plebe. Y así nos va. Por otro lado, ¿no les parece que la película ha envejecido muy mal?, ¿no resulta un tanto burda y primaria una crítica antiburguesa que no se para en matices?, ¿no era Buñuel un miembro bastante apacible de esa clase a la que dice denostar? La verdad, me quedo con Viridiana.