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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
2
Fantástico. Acción. Ciencia ficción Inglaterra, siglo XIX. En plena Era Victoriana, el gobierno inglés vive dominado por el pánico porque no sabe cómo frenar un diabólico plan, cuyo objetivo es conseguir el dominio del mundo. La única solución para desmantelar el maquiavélico proyecto es contratar a los más grandes aventureros: Allan Quatermain, el doctor Henry Jekyll, el Capitán Nemo y Dorian Gray. Basada en una serie de cómics fantásticos de Alan Moore. (FILMAFFINITY)
6 de mayo de 2007
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aparentemente, una apuesta original. En realidad, una tomadura de pelo.
Ya que los héroes normales, los de carne y hueso, parece ser que han desaparecido (qué tiempos aquéllos los de Errol Flynn o Indiana Jones), que los proyectos se pierden en medio de una vorágine de incesantes horas de montaje, y que no se puede llevar a cabo una empresa de entretenimiento sin inundarla de efectos especiales, sólo queda echar mano de la cultura del cómic, el videojuego y el cyberpunk. A esto se le añaden unas gotas literarias de la mejor especie de aventureros para combatir el posible aburrimiento del personal, en medio de un nihilismo temático que ya debería estar azuzando algunas de las mentes de cinéfilos más exigentes y críticos con el panorama actual. El cine, el bueno, atraviesa una cruda fase de extinción, porque nunca antes se había distanciado tanto de sus connotaciones artísticas, y nunca antes había sido tan impersonal. Alan Moore, inestimable creador de apologías futuras tan psicodélicas como V de Vendetta, Watchmen, o la novela gráfica sobre la que basó sus fotogramas la estéticamente decadente Desde el infierno, son los culpables de reunir en un mismo elenco las vicisitudes de unos personajes deliberadamente literarios, extremadamente entregados a la movida crepuscular, y con un halo de interacción muy provechoso, a la par que aventurero: el Dr. Jekyll y Mr. Hyde (Robert L. Stevenson); Dorian Gray (Oscar Wilde), perverso y eternamente joven gracias a su retrato; el Capitán Nemo, el héroe por antonomasia de Julio Verne en sus 20.000 leguas de viaje submarino y La isla misteriosa; el Allan Quaterman (H.Rider Haggard) de Las minas del rey Salomón; la mordida y vampirizada Mina Harker de Drácula (Bram Stoker); El hombre invisible (H.G.Wells); y como no podía ser de otra forma, no vayan a sentirse discriminados los norteamericanos ante tanta invasión europea, las dosis incoherentes del aventurero del Mississippi, Tom Sawyer. La transgresión radica en la conjunción curiosa de tales caracteres, pero se antojan innecesarios si el filme de veras persigue otras pretensiones. Meros peones al servicio de una empresa mayor, en realidad vista en multitud de ocasiones: el malo quiere deshacerse del mundo, y los buenos se reúnen para combatirlo. La única variante se halla en lo peculiar de estos héroes, que luchan, desde su forzada soledad, contra la opresión del que, sabiéndose humano, aprovecha para sacar a relucir su lado más cruel, el de un cinismo totalitario. No hay más fábula que la da respetar al distinto, y tratar de comprenderlo con sus debilidades y defectos, antes que convertirlo en chico expiatorio o instrumento manipulable. Una peli en favor de las minorías que acaba deslucida por completo a causa de una invasión extrema de FX, una mala planificación de las escenas de acción, y el miedo a no seguir atontando al espectador felizmente atontable.
La Maga
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