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Voto de Ismael Alzola:
6
Cine negro. Intriga. Drama Un buscavidas manipulador (Bradley Cooper) se alía con una psiquiatra tan embaucadora como él (Cate Blanchett) para timar a los ricos de la sociedad neoyorquina de los años 40. Nueva adaptación de la novela de William Lindsay Gresham, llevado al cine con anterioridad por Edmund Goulding en 1947.
29 de enero de 2022
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El último trabajo de Del Toro después de su oscarizada "Shape of The Water" (2017) es el remake homónimo de la que dirigió Edmund Golding en 1947, basado en la novela de William Lindsay Greshman. Su premisa fundamental es bastante intimista con respecto al epicentro de su esencialidad, puesto que la película se centra primordialmente en su protagonista principal, quien vive su propia odisea personal en un marco social marcado por la Segunda Guerra Mundial y el nacimiento del psicoanálisis freudiano.

Lejos de toda comparativa entre magia y ciencia o terapia vs espiritismo, su pretensión por escenificar las consecuencias existencialistas de producir el mal ajeno, la codicia y la ambición fatal en un mundo decadente forma parte de ese tratamiento básico hacia temas universales ya vistos en la historia de la ficción. A partir de aquí comienza el cuerpo del filme, se sustenta en esta idea para conceptualizar una historia sórdida, conflictiva y derrotista, pero su desarrollo narrativo no concuerda bien con esa rima perfecta que elabora Del Toro en su clímax.

Los giros bruscos que definen el camino hacia el desenlace de actitudes y capítulos de su narración no se sienten como identificados de forma natural con el ritmo de la película, el espectador se sitúa entre la espada y la pared en esa lucha por buscar la armonía entre el hilo conductor y la estética del argumento. Los personajes están atrapados en ese continuo trazo funesto y determinante, ese aura de peligrosidad en el que se proyecta de principio a fin la interpretación protagónica de un Bradley Cooper que no entra en sintonía total con el peso de su argumento.

Su principal fallo es la poca chispa y la inarticulada dinámica que posee su guion, ya que no hay una mera sensación de estar en pleno deleite o empatía real con los sucesos que pasan, sino que van sucediéndose las páginas de esta novela negrísima con el entretenimiento de que llegará tarde o temprano su final, reconociendo el subtexto de sus intenciones temáticas y la semiótica empleada con respecto a los clichés sobre el bien y el mal y la reconceptualización cínica e interiorizada del pecador contemporáneo.

Del Toro deja una recepción desafiante en lo que concierne a cómo enjuiciar su trabajo, maravillado por diferentes adjetivos pero ninguno en donde haya una lógica disfrutable del filme, debido a que, si bien es cierto que no es una mala película, lo cierto es que no se le puede decir que sea buena; lo peor de todo es que parece indiferente, probablemente esta sea la estafa más mortífera después de sus desubicados 150 minutos.
Ismael Alzola
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