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Voto de Tony Montana:
9
Musical. Thriller Basada en un famoso musical de Broadway, narra la historia de Benjamin Barker, también conocido como "Sweeney Todd" (Johnny Depp), un siniestro personaje que tiene una barbería en Londres y cuya navaja de afeitar apura demasiado... (FILMAFFINITY)
15 de febrero de 2008
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es el género musical el estilo cinematográfico en el que me encuentre más cómodo, nunca he sido capaz de aceptar esos elementos básicos genéricos de este tipo de cine que tanto gusta, especialmente el clásico de Hollywood. No soy más que un enemigo absoluto de las coreografías imposibles y la falsa pompa del musical, de su insoportable manierismo y de su inexistente trama en torno a la que se articulan sus aburridísimos y eternos números. Quizás me siento más cómodo con aquellas historias que no necesitan del clásico glamour del sistema de estudios para funcionar, especialmente la maravillosa Paint your wagon, donde los números musicales no eran un lastre narrativo y la historia avanzaba con ellos en lugar de ser un corte en el flujo narrativo. Esa es, probablemente, la gran ventaja de Sweeney Todd, probablemente la historia terrorífica que habría escrito Charles Dickens en esas calles del Londres victoriano donde se movía Jack el destripador, y en las que Tim Burton se mueve como pez en el agua, componiendo un pálido retrato de la obsesión por la venganza de una manera malsana de ese genio de la interpretación llamado Johnny Depp, que hace suya la película hasta convertirla en su lucimiento, cantando, actuando... y matando.

Sin embargo, no es agradable de ver, puesto que en ella no hay elementos tópicos del género, como en esa cosa llamada Chicago. Es la película más oscura del director, y ya es decir, es una violenta y trágica ascensión que, como si de un Sófocles moderno, lleva a todos los personajes a un catártico e inevitable final que es el clímax más inimaginable y amargo posible. Pero, a pesar de la temática, está el clásico humor negro a raudales de Burton que irrumpe entre tanta violencia, ese en el que, de forma cínica como tierna, se ríe de sus personajes y es capaz de ponerles en ridículo para relajar la tensión. Es un director con una visión tan particular de su oficio que hace que en cada película nunca hay nada inservible, utilizando hasta el más pequeño rincón del encuadre para contar la historia, y demostrando que es de los directores que mejor juegan con la escenografía de sus películas.

Pero esla película de Johnny Depp. Rodeado de robaescenas que tienen papeles bombón, no se deja intimidar y compone una mirada y una forma de moverse tan peculiar como la que tenía Henry Fonda. En una evolución malévola y enfermiza de su Edward Scissorhands, da un auténtico recital, y demuestra que, si bien es un actor maravilloso, cuando se junta con su alter ego, logra alcanzar cotas de genialidad a las que muy pocos en el cine actual llegan. Sin embargo, sí hay fallos en el guión, que, aunque bien escrito, sí tiene pequeños errores, especialmente los antagonistas. Alan Rickman tiene menos peso en la historia del que le debería corresponder como antagonista del diabólico barbero, y Timothy Spall se pasea por ahí.
Tony Montana
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